QUIZ RAPTILIANO #51: BAUHASAURUS

Quiz >  Cuestionario raptiliano para indagar en figuras de la cultura desde una óptica diferente.
Diez preguntas universales sobre el tiempo que habitamos + un puñado de interrogantes extras sobre su campo de acción.
Ilustraciones > Sebastián Sala

 

Alejandro Csome, popularmente conocido como Bauhasaurus, es arquitecto, divulgador y streamer.
Estudió en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de Buenos Aires. 
A través de diferentes plataformas logró crear una comunidad alrededor del diseño y la arquitectura.
Con una base de gran magnitud en Twitter, YouTube y Twitch tiene una misión: sacar la arquitectura del ambiente académico.


¿Cuál es tu humor por las mañanas?

Por lo general es bueno, pero las mañanas según los años van cambiando mucho. No son iguales las mañanas de soltero, que las de casado. Tampoco son iguales las mañanas de pareja sin hijos, a cuando tenés que levantarte con alguien pidiéndote a los gritos una galletita y su chocolatada matutina. Por lo general son buenos los humores mañaneros, pero a medida que pasa el tiempo se van catalogando más y más versiones de “Humores de mañana”

¿Cuál fue tu primer trabajo? ¿Aprendiste algo valioso?

Mi primer trabajo fue en un taller de Stands. Arquitectura comercial. Estaba encargado de la ejecución de los planos de fabricación, es decir, materializar el diseño del arquitecto a cargo del estudio de diseño. Eso me permitió ejercitarme en variadísimas ramas del rubro, pero en una escala más pequeña: electricidad, carpintería, herrería y también gestión de obra y cómputos y presupuestos. Aprendí además mucho sobre el trato con operarios y los desafíos de materializar rápidamente ideas desde el papel, a la realidad, en semanas. Estresante, pero muy nutritivo educacional, ente.

¿Quién es tu héroe/heroína? ¿Por qué?

Mi abuela. La perdí este año y entendí la dimensión de su entrega para con nosotros. Cobraron vida todas las anécdotas contando todas y cada una de las cosas que tuvo que soportar por los tiempos, por la sociedad, por las miradas ajenas, por los cánones que había que respetar. Amo hasta con lo que no tenía a todos por igual y eso la transformó en mi heroína.

¿Qué experiencia fue fundamental para que decidieras dedicarte a la arquitectura?

Creo que en el que en mi casa hubiese mucha presencia de arquitectura u obra. Mi bisabuelo fue ingeniero civil, mi abuelo maestro constructor y mi padre se dedicó a la obra un tiempo. Siempre vivimos en reformas y las dudas y los porqué.

¿En alguna ocasión te sentiste abrumado por las redes sociales? ¿Por qué?

Al principio eso no se siente, pero a medida que tenés que estar más y más metido en redes sociales para mejorar tu actividad, o lo que hacer, te comienza a abrumar.

¿Qué te preocupa acerca del futuro inmediato?

En lo individual, sobrevivir. Y en lo colectivo, sobrevivir. Parecen estar pasando muchas cosas al unísono que gritan que nos la vamos a dar en la pera en varios aspectos. Y ante esos gritos no parecemos reaccionar como conjunto social humano. Algo diario, una rutina justamente de la supervivencia nos distrae de sobrevivir. ¿Por qué me contradigo? Porque una supervivencia es a corto plazo mientras que la otra es a largo. Hoy parecen estar pisándose, y deberían estar en sobre el mismo vector de acción. Por eso me preocupa estar sobreviviendo para no pensar como vamos a sobrevivir ese futuro que siempre viene.

¿Qué tipo de placer culposo disfrutás a escondidas?

Algunas compras compulsivas llenan vacíos que no quiero ponerme a investigar por qué se dan. Mayoritariamente son libros, pero algunas veces es hardware, o alguna cosa para la casa. Pequeñas dosis, caras, de dopamina. Pero no deja de ser un placer culposo, porque seguramente detrás de eso hay algo más. Es un mecanismo de camuflaje.

¿Cuán importante es el ocio en tu vida cotidiana? ¿Es imprescindible?

Es realmente muy poco el ocio en mi vida y debería ser más. Inclusive hoy el ocio es un engranaje más de alguna industria, de alguna empresa. Lo que más entiendo como ocio hoy es hacer nada sin sentir culpa por estar haciendo nada. Somos esa generación (los treinta alguito) que está tironeándose entre los centenials y los boomers, entre el pensar constante en un futuro o el porvenir, y en el goce del presente que produce ese futuro. Ese tironeo es agotador, y transforma al ocio en culpa. Por eso hoy entiendo al ocio como meramente poder hacer nada, tranquilo y en paz con ese hacer nada. Es de lo más difícil que me tocó hacer en la vida.

¿Cuál es tu límite con el consumo irónico?

No hay límite porque no creo en el consumo irónico. Lo que no me gusta, o lo considero nocivo, no lo consumo. Punto. Ni para “pertenecer”. El tiempo es lo más valioso que tenemos, mirá si voy a consumir algo solamente porque mucha gente lo consume. Allá ellos/as con eso, nos quedaremos afuera de otro fenómeno quizás intrascendente para mi persona y que seguramente muera en algunos meses. Prefiero consumir cosas más lentas, menos vertiginosas, mirando al lago plazo. El consumo irónico es una excusa para no reconocer que consumimos algo sin mucho sentido, aunque en muchas oportunidades ese sin sentido esconde solo hacerlo por moda o pertenecer a la coyuntura aplastante que todo lo engulle. Decirle no a eso es bastante liberador.

¿En algún momento sentiste paranoia sobre los algoritmos?

Todo el tiempo. No paranoia, pero es una herramienta de extorsión muy subliminal, que arranca con “Bueno, entenderlo para que tu contenido llegue a más lugares” y termina por deformar tu forma de pensar ese contenido y tus ideas. Cuando lo reconocés y te bajás, los crecimientos pierden tracción, pero ganás veracidad. Ese debate te desgarra, porque en el medio hay muchísimo tiempo y trabajo, pero siempre va a depender de tus ideas de fondo y de la dirección o metas de tus proyectos. Los algoritmos siempre van a estar ahí, vos también. O te le parás de mano e intentás hacer un poco la tuya negociando, o te arrebata sin que te dieras cuenta.

El arte de la divulgación exige un equilibrio muy preciso con partes iguales de conocimiento, pedagogía y comunicación.
¿Cómo fuiste puliendo tu faceta de divulgador en estos años? Lograste una dinámica progresiva donde te fuiste animando cada vez más.

Básicamente fui aprendiendo viendo como lo hacían otros, y un poco con la prueba y el error. La validación de las lecturas y el éxito de las intenciones (de a poco) van haciendo que te animes más y encuentres algo así como seguridad a la hora de expresar tus ideas, pero también la responsabilidad crece a la par en el mismo palo tutor. Eso hace que pierdas velocidad, pero ganes veracidad. (Como antes) Es casi un sistema autorregulatorio que retroalimenta el sistema que produce esa divulgación. Sí soy consciente de que en algún momento debería quizás estudiar algo relacionado, pero también entiendo que hay mucho de lo primero, el oficio de la prueba y el error.

La arquitectura influye y determina muchos aspectos y hábitos de nuestra cotidianidad. Sin embargo, por mucho tiempo estuvo alejada de la gente. Quizás algunas décadas atrás esa relación era diferente. Eso, creo, está cambiando.
¿Qué sucedió para que se diera esa distancia? ¿Hubo demasiada endogamia?

Es en gran medida por la endogamia académica, pero también cuando se sale de esa academia quedamos a la deriva en el intento por tender un puente por esa entelequia no académica: la gente. Nos metemos en antros y claustros cerrados a prepararnos, sin ver a la gente que va a habitar nuestros edificios, sean clientes o sean solo personas con necesidades de habitar. Es como pensar Arquitectura en vacío. Y cuando nos encontramos en la calle, estamos un poco desnudos ante esos futuros moradores de edificios. Nos preparamos para “una idea de persona” y no para las personas. Eso fue provocando (y no es de ahora, estimo que es de hace décadas) que se pensara en la arquitectura, no solo como algo lejano e innecesario, sino también reservado para una clase social. Nos autosegregamos. Pero la culpa es nuestra, no de esa “gente” a la que deberíamos interpretar cada vez más desde nuestros edificios, ideas y práctica. Esto fue uno de los motivos por los cuales también sentí que salir a comunicar arquitectura para un espectro más amplío de personas, era necesario. Y está funcionando.

La arquitectura siempre estuvo a pasos milimétricos de actividades artísticas como la ilustración y la historieta, entre otras. ¿En algún momento sentiste interés de usar la arquitectura como un puente a otro oficio artístico?

No como puente, porque es lo suficientemente compleja y demandante como para ocupar todos los órdenes de tu vida profesional (y la no tanto). Pero si lo que, no solo me sucede a mi sino a varios allegados que se dedican a lo mismo, es que en el medio de la carrera o cuando la terminás o en su práctica, se van desarrollando más o menos algunas aristas que componen al pensar arquitectura, y muchas veces terminás desviando esa actividad principal, a esa secundaria que te interesó (devenida de la arquitectura) y te volcás por completo si es que te llena más. Es decir, funcionaria al revés la pregunta: ¿A dónde te llevo la arquitectura? Porque muchas veces no es a la arquitectura formalmente dicho… y eso también está bien.

El optimismo fue un factor importante para imaginar nuevas formas de arquitectura.
¿De qué forma dialogan esos períodos de optimismo con etapas quizás algo más oscuras, por ejemplo, periodos de posguerra o de mala racha económica?

No sé si es el optimismo el que genera nuevas formas de arquitectura. Creo que es más amplio y variado. Cuando la Bauhaus plantea algunos de los problemas que veía en la Europa de posguerra no lo hacía necesariamente desde el optimismo, sino en la de la necesidad imperiosa por transformar esa realidad. Algunos iban mucho más allá, como los futuristas cuasifascistas italianos, que tomaban al hombre industrial y la máquina como los agentes definitivos de transformación, y pensaban morfologías, programas y ocupaciones urbanas en consonancia con eso. Quizás el optimismo puede ser uno de los puntapiés para comenzar a pensar “nuevas arquitecturas” (lo pongo entre comillas porque cito tus palabras, pero no creo en que haya nuevas, sino reinterpretaciones de la primera cueva con su fuego adentro y la lluvia cayendo afuera), pero creo que se trata más de pensar futuros, desde donde estamos, contemplar actores, preveer o ficcionar escenarios y algo va saliendo. En síntesis, podés tomar un poco de tu contexto, algo del pasado, mirar un poco hacia el futuro, siendo permeable al optimismo o pesimismo propio o de tus tiempos…pero no creo que haya disociaciones entre los periodos “de bonanza o de tempestad” sino que es como un tornado, que todo lo mezcla, y estas ahí en el medio pensando arquitectura.

A través de la historia muchos arquitectos notables remarcaron la importancia de la relación con sus tutores. Por ejemplo, Oscar Niemeyer decía que conocer a Le Corbusier cambió su vida.
¿Ese tipo de relaciones pertenecen a épocas pasadas? ¿Esas vinculaciones son más distantes en la actualidad?

Sigue habiendo relaciones e impactos desde lo personal, pero está cada vez más diluido. Básicamente por la oferta que hay de imaginería arquitectónica. La velocidad y cantidad de las comunicaciones un poco diluye esa relación y las cuestiones son “más meta” y no tan específicas. Antes Amancio Williams le mandaba una carta a Lecorbusier mostrándole trabajos, este le contestaba, y le marcaba la vida, todo en el lapso de 9 meses. Hoy pueden ser 5 días por mail. Esas vinculaciones son más distantes, por una cuestión de que tecnología intercede y que valor tiene con respecto al tiempo quemado para que esa interacción suceda,y a la vez no, porque permite que haya más y te nutras cada vez más en pos de mejorar o seguir incorporando referencias, ideas, arquitectura. No es algo solo del campo de la arquitectura, creo que es el desafío del cambio analógico/digital que todavía estamos, de alguna forma… entender.

¿El urbanismo y la arquitectura pueden mantener una perspectiva de futuro en un mundo que cambia de manera veloz?

No pueden: deben.

 

 

 

Si te gusta lo que hacemos RE DA invitarnos un cafecito
para poder seguir produciendo ☕

comentarios