EL HOMBRE QUE ALCANZÓ SU SUEÑO: DOCUMENTAL SOBRE FABIÁN SHOW REVELA A LA PERSONA DETRÁS DEL MITO

Daro Ceballos dirige y produce el documental que captura los miedos y los sueños que hicieron a la persona detrás del célebre personaje cordobés. Apelando a lo afectivo, el largometraje resulta en un retrato íntimo de Fabián Show y en una postal idiosincrática de la comunidad que lo abrazó. 

Por Lucas Canalda

 

El estreno en YouTube de Que no se acabe el show. Crónica del hombre que alcanzó su sueño revitaliza la estela de Fabián Show, artista surgido desde las entrañas de Córdoba y héroe carismático construido sobre las bases del cuarteto.
Con casi 100.000 reproducciones en seis días, la producción independiente vuelve sobre el rastro de un ídolo popular que tuvo un derrotero de ribetes fabulosos, con la celebridad vernácula de un laburante detrás de un sueño, seguida del reconocimiento nacional y, más tarde, un colofón post-mortem con la exposición global mediante la viralización en TikTok.
Que no se acabe el show es una película documental realizada por el director Daro Ceballos que se vale de testimonios de personas cercanas (madre y hermanas, periodistas, colegas) al artista y recopilados de manera minuciosa durante varios años. 
La producción recorre la historia del músico desde sus comienzos en un programa de televisión local de su querida Bell Ville a principios de los 2000 hasta la notable popularidad televisiva y posterior viralización global mediante redes sociales. 
El proyecto del documental empezó en 2017, y logró recopilar los testimonios de la familia y amigos más cercanos del artista. Fue un trabajo impulsado por la energía DIY que llevó cinco años para terminarlo y que ahora cosecha excelente feedback del público. 
El largometraje, que tiene una duración de noventa minutos, se puede ver de manera libre en el canal de YouTube de la productora Changuita Films. 

Marcelo Fabián Pereyra, cuyo nombre artístico era Fabián Show fue un cantante de cuarteto argentino. Intentar definirlo en pocas palabras redunda en un ejercicio reduccionista: Fabián Show era músico, performer, animador, entretenedor. Un hombre que transmitía ante su audiencia, capturando alegría y contagiando, superando sus limitaciones musicales hasta lograr una experiencia diferente. Ni pirotecnia, ni aditivos: calor humano, sencillez popular y sinceridad en su entrega.
Pereyra nació en 1966 en Pozo del Molle, una localidad de la provincia de Córdoba perteneciente al departamento de Río Segundo. Más tarde, cuando todavía faltaba mucho para ser Fabián Show, se radicó en Bell Ville, la ciudad que quedaría atada a su leyenda definitiva.  Pozo del Molle, sin embargo, hoy se anuncia orgullosa como la cuna de Fabián Show, tanto en la voz de sus vecinos como en su entrada enciclopédica de Wikipedia.
Cuando era apenas un niño, todavía en Pozo del Molle, luego de mirar en la televisión la historia fantástica de un hombre alado que volaba, Marcelo subió a la terraza de la casa familiar, observó la distancia, y se lanzó al vacío. Afortunadamente, salió ileso de la aventura, siendo apañado por sus hermanas y su madre.
Décadas más tarde, ya un adulto laburante en Bell Ville, Fabián seguía con fantasías en su cabeza. Pero había una diferencia sustancial: la fantasía de cantar era palpable, algo cercano, como un sueño alcanzable por el que había que lanzarse. Saltó otravez. Ahora con el apoyo de todas sus hermanas y su mamá, en una presentación debut organizada para cantar ante toda la familia y amistades cercanas.
A mediados del 2000 comenzó su carrera en el mundo del cuarteto. Rincón de Amigos, un programa local de Canal 2, fue el espacio televisivo local que le dio lugar hasta convertirse en un segundo hogar, donde asomarse hacia el público e ir probando todo: su manera de hablar, movimientos de baile, su vestuario y hasta los peinados. 
La decisión de dedicarse a la música le llegó tras un periodo introspectivo causado por un accidente automovilístico que casi le cuesta la vida. Desde entonces, entregado a su meta de ser cantante, mantuvo un trabajo cotidiano como bicicletero y jardinero, para dedicarse a la música durante los fines de semana, presentándose por decenas de localidades cordobesas. Casamientos, cumpleaños, aniversarios, bailes, peñas, festivales, boliches: Fabián tomaba la ruta, llevando música y entrega a cada ocasión.
Siempre fue por más, sosteniendo su identidad natural. Show. Entrega. Disfrute.
La demanda creció con el paso de los años. Grabó canciones, compartió escenarios con sus héroes, llegó al corazón de la gente. 
En diciembre de 2016 murió en un accidente de tránsito ocurrido cuando regresaba de una presentación en la localidad cordobesa de Ucacha y se dirigía hacia su casa.
El hecho ocurrió sobre la ruta nacional 9, entre las localidades de Morrison y Bell Ville, a unos 200 kilómetros al sudeste de la ciudad de Córdoba, con Pereyra al volante, manejando cansado luego de una jornada de viaje + show. Pereyra perdió el control de la camioneta Peugeot Partner que conducía, y tras dar varios tumbos, chocó contra una columna. 

Que no se acabe el show comienza con una polifonía de voces que introducen al relato de un personaje que es persona; a un hijo del pueblo que hoy es leyenda y héroe; a un vecino trabajador poseedor de un sueño. De igual forma, la narrativa también puede pertenecer a un antihéroe, un protagonista que se inventa a sí mismo y resulta victorioso gracias a su carisma y constancia, eludiendo sus limitaciones naturales para superarse hasta lograr lo soñado (y mucho más).
El documental de Ceballos acierta en su aproximación genuina del hombre detrás del personaje. Volviendo sobre el rastro humano de Fabián -ahí donde tanto las virtudes como los defectos son valores honestos que marcan el camino- el director construye con una sensibilidad que comprende la idiosincrasia de las calles que lo vieron enfocarse en su meta, logrando volver y (re)descubrir aquellos gestos y acciones que lo hicieron un distinto.
Otro punto a favor del realizador es su tono afectivo, aunque sobrio, que se aleja de cualquiera perspectiva posmoderna, descartando todo consumo irónico o bizarro desde una mirada sobradora o una exposición en clave explotativa. 
Ceballos es coherente con la idiosincrasia donde se gestó la figura de Fabián Show -que también es la suya-, enmarcando la narrativa en los cánones estéticos del interior de Córdoba, sin pretender validaciones ni guiños capitalinos. El documental es tanto sobre Fabián Show como sobre la cultura donde se gestó hasta volverse leyenda.
Hay una nobleza en la mirada del productor y director. Ceballos no necesita falsear nada para reconstruir al personaje protagónico y retratar a todo su entorno más íntimo, como sus hermanas, su madre o sus compinches artísticos como Rosalía o su diseñadora de vestuario.

Daro Ceballos Scoponi nació en 1989 en Bell Ville y es Licenciado en Diseño y Producción Audiovisual. Actualmente reside en Villa María.
Realizador de cine independiente fantástico, tiene aproximadamente sesenta obras realizadas (entre cortometrajes, video danzas y videoclips) dirigidas y guionadas por su persona. En 2021 publicó un libro de cuentos de terror titulado El infierno no fue suficiente.
Es responsable del largometraje Errantes (2023), además de uno de los realizadores de Fiction Crew (2018) estrenado en la Selección Oficial del festival Buenos Aires Rojo Sangre de 2019.
Ha trabajado con artistas musicales como Madre Chicha, Rayos Laser, Flor de Cumbia, Prima Limón y Sol Giordano, entre otros.
Ceballos viene sosteniendo una actividad intensa desde hace varios años, entre películas, cortometrajes y videoclips. Converso del género, es un militante del Hazlo Tu Mismo y del cine guerrilla, con una misión concreta: hacer, hacer y hacer. Si los recursos están disponibles, maravilloso. Cuando escasean, resuelve, encontrando la vuelta para que los proyectos salgan adelante.
Que no se acabe el show está ideado, desarrollado y producido desde ese mismo espíritu. Ahora, mientras la documental gira por la Internet multiplicando sus reproducciones mediante el boca a boca, Ceballos toma la oportunidad para destacar la importancia del cine y toda la expresión audiovisual en este contexto complejo para la cultura nacional. De esa forma, en lugar de aprovechar para inflar su nombre, prefiere resaltar el trabajo que sostienen las productoras independientes como Otro Plan films y Bad Mantra Films, responsables del documental.
La relación del director con Fabián comenzó, como corresponde, en un show del artista, décadas atrás. Por entonces Ceballos era algo más que adolescente trabajando entre Bell Ville y Villa María, con la cabeza puesta en su primer año como estudiante audiovisual. Alrededor de 2007 trabajaba en un boliche, viajando los fines de semana. “El loco era re conocido ya”, recuerda. “Cuando cantó en ese boliche pude conocerlo en persona. Ahí fue la primera vez que lo vi. Me saqué una foto”. 
Con el transcurso de los años, los encuentros se fueron repitiendo, siempre de manera casual, hasta que Ceballos, ya un realizador con sus primeros trabajos, encaró la cercanía desde una perspectiva profesional: hacer un documental de ese fenómeno cordobés que tomaba las rutas contagiando de alegría a la gente. “La idea original era irme de gira con él. Ver sus pormenores, hablar de sus sueños, contar sus miedos, sus orígenes; hablar todo eso con él.  Cuando le conté mi idea de hacer el docu él se entusiasmó. Mi acercamiento real a su universo fue ese”.
“No se dio”, comenta Ceballos, volviendo hacia aquella época, con una desazón imposible de ocultar. 
La muerte llegó de manera inesperada golpeando a toda la familia, a la comunidad de Bell Ville y al público de Fabián en la provincia de Córdoba. Sobre ese trágico final, el director recuerda un momento preciso que captura la propia vivencia del pueblo que se encuentra en la calle, enterándose de todo, casi siempre por el contacto directo en primera persona: “me enteré de su fallecimiento porque pasé por una sala velatoria y estaba él ahí”.
La memoria llega cargada de un tono de incredulidad que no cedió a pesar de la distancia. “Te juro que no lo podía creer”, señala Ceballos. “Lo estaban velando a Fabián”, repite.
La muerte alteró los planes trazados. El proyecto habría de reconfigurarse a la fuerza. “Fue algo que cambió todo. Me tuve que poner las pilas y encararlo de otra forma”. 
No obstante, antes se hizo preciso superar el shock. “Enterarme del fallecimiento de Fabián fue un bajón. Inmediatamente me pegó una depresión. Todo se me cae al enterarme. Se cae este personaje único que iba a protagonizar un documental zarpado que tenía en la cabeza”. 
El paso del tiempo ayudó a clarificar las ideas. Con los meses Ceballos encaró el documental desde otra perspectiva. Sin embargo, otra vez, la ecuación había cambiado de manera impensada, en un plot twist global que nunca jamás nadie pudo predecir.
En periodo de pandemia, los videos de Fabián Show -junto a la inefable Rosalía- alcanzan un nivel de viralización global por redes sociales, convirtiéndose en un fenómeno transversal de  índole mundial.
Durante los -eternos- meses de confinamiento, Fabián Show se disparó de manera global, superando los abordajes argentinos para lograr convertirse en un fenómeno expansivo con visualizaciones que casi alcanzaron los 2 billones de visionados en TikTok, además de multiplicarse en YouTube e Instagram, entre compartidas de Twitter y WhatsApp. Es hasta el día de hoy que pueden leerse mensajes de usuarios de Argentina, Alemania, Estados Unidos, México, Italia o España en mencionadas redes y plataformas.
“Estaba en Instagram, en TikTok y WhatsApp. Por entonces cualquier persona te mandaba un sticker de Fabián o de Rosalía. Una locura. Antes, era conocido, por supuesto, había ido a Bendita TV y otros programas de la televisión porteña, pero luego estalló todo”, apunta el realizador.  
“Cuando Fabián muere no pensé en nada de eso. No quise aprovecharme de esa fama viral” comenta Ceballos. “En ningún momento pensé que iba a tener más fama o más visionados a partir de su muerte. No. Se me cayó el protagonista del documental que tenía en la cabeza. Hice un duelo. Me senté. Hubo aceptación. Empecé a programar otra cosa. Decidí encarar el documental desde una perspectiva coral, con la presencia de su familia y sus seres cercanos”.
 

-El documental parte desde el anonimato del protagonista para ir construyendo, mediante el relato coral, tanto al personaje como a la persona. De esa forma, Fabián es más que el show, es el hijo, el vecino, el laburante, el hermano, el tipo soñador. 
¿Cómo te decidiste por ese punto de partida? 

Uno de los primeros guiones que tuve, ya sin Fabián, presentaba a una especie de personaje que le hiciera de doble casi toda la peli. Esa idea implicaba recursos y días de rodaje que no teníamos, además de necesitar un equipo fijo. Pasó que nuestro equipo iba rotando constantemente. No pude avanzar con esa idea. Luego entró la idea de este relato colectivo, un relato oral con animaciones. Quería hacer una metáfora con la pandemia, sobre cómo él, en ese contexto medio apocalíptico, tuvo éxito, llenando de felicidad a la gente. Quería jugar con eso. 

-Sos un realizador criado en el cine de género y la producción de guerrilla, ¿cómo fue aplicar esos aprendizajes en un documental? 

Nosotros estamos súper acostumbrados a filmar. Hacemos cine de terror. Se trata de un género caro y súper difícil de hacer. Siempre nos la rebuscamos. De alguna manera u otra lo hacemos. Tratamos de contar historias que podamos desarrollar sin tanto presupuesto, o directamente sin. La posibilidad de filmar está siempre. 
Para hacer el documental tuvimos que ser creativos por la falta de presupuesto. No se trata de poner un título y listo. Fue zafar lo del presupuesto y lanzarse hacia contar la historia de Fabián, que en Córdoba es muy conocido, pero afuera no.
Nosotros estamos acostumbrados a filmar sin un peso. Es la que nos toca. No vamos a dejar de filmar por la falta de recursos. Los dos primeros años antes del rodaje, entre 2016 y 2017, además de una parte del 2018, estuvimos buscando presupuesto en el INCAA, en el Fondo Nacional de las Artes y en el Polo Audiovisual de Córdoba. Hicimos proyectos del documental para mandar a convocatorias. No quedamos en ninguna. Se dio así.
Mientras trabajábamos de acuerdo a nuestros recursos limitados, con un presupuesto acotado, apareció el Rodrigo Potro Artal (personalidad radial de Córdoba). El Potro siempre trabajó con Fabián, de cerca. Gracias a su ayuda pudimos arrancar el proyecto. Fue un lujito contar con su apoyo.
Por suerte, acá en el canal de Bell Ville, además de Rincón de Amigos, nos facilitaron todo. Unos grosos. Nos acercaron todo el material disponible. Ahí empezamos a desandar el camino. Fabián fue una persona muy visual entonces hay mil millones de videos.

– ¿Cuánto trabajo específico de archivo tuvieron que hacer? Hay material muy bueno, especialmente las fiestas privadas donde se lo ve más encendido que en la televisión. Elegiste sostenerte desde otro lado, dejando de lado lo obvio. Esa decisión es idiosincrática. Lograste comunicar que había una historia tremendamente humana detrás del fenómeno viral.

El laburo de archivo fue considerable. Había mucha disponibilidad. Elegí lo más icónico, lo fundamental e imperdible, además de registros que me parecían curiosos para mostrar el testimonio de la gente entrevistada. Hay mucho sobre su admiración por Sebastián. Fabián viajaba siempre para poder cantar con él. 
Hay material de tres fiestas privadas, tipo casamiento. Son registros con tecnología de cámaras previas a 2016. La calidad era variada. Hice lo que pude dentro de la calidad de sonido disponible. Por la época en que estaba editando, además, no había tanta inteligencia artificial para trabajar como ahora. Creo que ahora, cualquier software promedio te facilita las cosas un montón. Tuvimos que trabajar mucho en esos detalles fundamentales.
Fue un laburo enorme repasar todo el archivo de Fabián. Te diría que fue casi tanto tiempo como realizar el documental. Ver, ver, elegir, cortar, coordinar audios, volver a empezar, etc. Fue un trabajo arduo verlo y editarlo. 

– ¿Qué fue lo que más te sorprendió mientras estabas haciendo la producción? Supongo que semejante proceso de inmersión puede llegar a cambiar tu perspectiva sobre Fabián al conocerlo desde múltiples miradas íntimas. 

Lo que más me sorprendió de Fabián llegó antes de hacer el docu. Uno se refiere a él o se lo piensa como un personaje, pero no, Fabián era así realmente. Esa forma de hablar era real. Un personaje es algo creado. Fabián era así. Tenía esa visión de la vida. Encontrarle el chistecito. Hallar una manera graciosa de hablar. Estaba siempre buscando.
En las vicisitudes de la vida, siendo así, terminaba brillando. Por ejemplo, un día se iba para la ciudad de Córdoba para hacer un trámite sin saber que era feriado. Entonces terminaba cantando en un programa de televisión. Esas cosas eran de Fabián. Eso me re gustaba de él. Lo que más sorprende, hasta hoy, es saber que el principio y final de Fabián Show estuvo marcado por los accidentes de tránsito. Eso quise dejarlo en claro en el documental. Su carrera musical empezó a partir de un accidente. Luego falleció manejando. Me voló la bocha cuando caí en cuenta de esos dos accidentes. 

 

 

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