EMPATÍA POR EL DIABLO: LUBRIO & SALA EN LA TRADICIÓN NOIR

Publicada por Multiversal Ediciones, la novela gráfica marca la primera colaboración de la sociedad Lubrio/Seba Sala, en un policial pulp con ingredientes ocultistas dentro de un entramado político contemporáneo. Reseña + entrevista con los autores.

 

 

En la senda de la novela negra, Empatía por el Diablo es un retrato pulp donde la línea entre buenos y malos queda muy difuminada, no tanto por sus acciones morales, sino por su despliegue de sospechas, secretos y apariencias. Aquí todos los personajes tienen algo de decadente, de peligroso, de incierto.
Este libro de Multiversal Ediciones se construye desde la curiosidad de lo ambiguo. La lectura deja algo claro: nada es lo que parece. La tensión se sostiene por un tablero astutamente dispuesto al que hay que atreverse a transitar.
Los elementos están dados sin pretensiones. El detective veterano Coburn, castigado por las experiencias; su partner recién incorporada Leese, que tiene un talento particular y está verde, en más de un sentido. Ambos caminan una metrópolis oscura, donde los poderosos reinan con arrogancia. Sin embargo, las reglas están cambiando.
Por las arterias de la ciudad, lejos de las luces principales, se gesta un entramado de magia negra, entre sectas impredecibles y medios de comunicación necesitados de pan y circo.
En esa danza de apariencias, nada parece demasiado verdadero.
Lubrio desde el guión y Sebastián Sala desde el arte, se la pasan en grande, entregados a la aventura del entretenimiento, a través de 88 páginas de pleno color.
La premisa es sencilla: un empresario irresponsable es acusado por una secta de ser la encarnación del Príncipe del Averno en la Tierra. La improbable pareja de detectives deberá demostrar su inocencia o al menos intentarlo. En su camino hacia la verdad, encontrarán muchos desvíos narrativos que nos dejarán saber de qué están hechos…o desechos.
Sobre el entramado general, hay una tesis subyacente propia de la novela negra: somos nuestro peor enemigo. El mal habita en nosotros. Nadie está verdaderamente impoluto. Detrás de cada acción anida una intención oculta. Por cada certeza aparente hay una sorpresa. De esa forma, las páginas transcurren con agilidad y diversión, con arcos narrativos que se amplían a partir del dúo protagonista. Porque Leese no está sola: se trajo a la parentela.
Este pulp contemporáneo, pop y gore, ratifica la capacidad de Sala para resolver mientras hace gala de una impronta personal que viene creciendo en los últimos años, con cada nuevo lanzamiento.
Por sobre todas las cosas Empatía por el Diablo es un libro sincero: busca entretener y enganchar. Lo logra con creces, dejando con ganas de más. La dupla Coburn & Leese tienen química -al igual que sus creadores- dejando saber que hay futuro por delante. Se podrían citar referencias de duplas similares tanto de la literatura negra o como del cine policial y de acción, así como también de la historieta. Sin embargo, Lubrio & Sala se juegan por la suya, planteando el inicio de una sociedad que promete.

“La primera idea que surge para el libro, al igual que mis otros trabajos, es la del raro, la del marginal, la oveja negra de la sociedad”, explica Lubrio desde Buenos Aires, acerca del origen noir de Empatía por el Diablo.
Luis Roldán, alías Lubrio, es dibujante, guionista y Licenciado en Ciencias de la Educación. De gran experiencia en la historieta, conoce el mundo de personajes tan encantadores como réprobos, por trabajos como Zoila Zombie y el imprescindible El último recurso, con ilustraciones de Kundo Krunch.
“La segunda idea que me llega es que hasta los monstruos tienen familia”, indica Lubrio.
El tercer aporte del autor llega desde la metáfora: lo que parece un don puede ser una maldición.
“Hay algo del síndrome del impostor ahí. Soy mi peor enemigo, alguien incorrecto para el tipo de vida que me tocó, o la circunstancia en la que estoy”, reflexiona.

Editada en el invierno de 2024, Empatía por el Diablo tuvo una buena acogida entre lectores y prensa especializada, por lo que la dupla creativa puso su química en acción, otra vez.
En estos días de temperaturas asfixiantes, mientras muchos están en las playas, relajados al sol leyendo la primera aventura de Leese & Coburn, Sala y Lubrio están conectados, encarando una segunda parte.
“La continuación se va a llamar Penas”, confirma Sala, en Rosario. “Por supuesto, se desarrolla un caso policial, pero este segundo libro pide a gritos explorar más en la familia Leese y su extraña condición”, agrega.
De acuerdo a Lubrio, “acá hay una segunda parte. El hecho de plantear los dones de la familia Leese y sus interrogantes abre la puerta hacia otro lado. Hay un planteo de universo. La historia no empieza acá: hay algo previo. Está bueno ver que la familia tiene una vida anterior que vos podés llegar a conocer, o no, algún día”.
“Cuando hago un libro trato que sea autoconclusivo, lo cual no quita que deje elementos abiertos. Sería poco optimista de mi parte cerrar todas las posibilidades. Nunca tengo la idea que una historia vaya a seguir. Me gusta plantear un universo”, explica.

Acerca de la excelente química entre autor e ilustrador, Sala indica que “el trabajo entre nosotros fue súper fluido. Primero porque Luis es unos de los mejores guionistas en el panorama local y contar con él es relajarse con cualquier detalle que tenga que ver con la historia y la construcción de personajes. Además la libertad a la hora de diseñar y sugerir ideas fue total, entonces todo sumó”.
La buena vibra entre Lubrio y Sala data de algunos años, luego de conocerse en Crack Bang Boom, convención que, además de su convocatoria popular, funciona como punto de encuentro crucial para profesionales de la industria de toda sudamérica.
“Cuando leí El Último Recurso me hice fan automáticamente. Tanto así que hice unos fanarts del grupo que le gustaron mucho, tanto a Luis como Kundo Krunch, y a los editores también. A los meses me escribe Lubrio, contándome que tenía una historia de unos hermanos en tono policial para desarrollar. No hice más que aceptar de lleno, a ciegas porque me gusta sorprenderme con lo que me ofrece el guionista, pero todo resultó de maravillas. Tanto el laburo como la obra terminada”.
“Trabajar con un dibujante resultó perfecto”, cuenta Sala, a propósito de colaborar con un guionista que también es colega.
Luis entiende muy bien los tiempos a la hora de contar a través de las viñetas. Sabe dónde pausar la historia y los textos para pasar de página y que el ritmo continúe fluido y atractivo para el lector. Él se bocetea rápidamente cada página del libro para luego escribir la descripción de la acción y los parlamentos, y ese trabajo tiene muy buenos resultados al final”.

Uno de los aspectos más interesantes del libro reside en la multiplicidad de lecturas. Más allá de la narrativa principal, Empatía por el Diablo ofrece una mirada fina sobre nuestra actualidad global.
Lubrio hace de Arnold Crane un personaje clave, tanto en la trama como en la historia como en su reflejo de un síntoma global presente.
Crane es un empresario multimillonario poderoso, influyente e impune. Se cree omnipotente. Su sombra se proyecta por todos los ámbitos.
Avanzando en el libro encontramos que Crane es parte del problema y una amenaza, pero no es el único problema. La ignorancia de un lado u otro, así como también la permisividad o cobardía ante sus acciones, son parte de la misma ecuación.
El autor hace valer su perspicacia de atento lector de novela negra para hablar elocuentemente evitando las bajadas groseras.
“El mundo actual es así. Los que más tienen y menos piensan, son quienes están al frente del poder y las instituciones que dictaminan lo que les va a pasar a los demás”, considera Lubrio.
“Sin hacer con esto un conflicto político, pero sí una declaración de principios. Es indudable que estamos en un mundo bastante hecho bosta intelectualmente, con cero principios, en lugar de avanzar parece que retrocedemos”, reflexiona.
“La inspiración de Crane es lo que respiramos. Crane es la impunidad de los poderosos. Crane hace lo que se le canta. Está un poco por encima de la ley”.
“La novela negra sigue siendo una enorme fuente de narraciones e inspiración”, plantea Lubrio sobre la relevancia inclaudicable del género.
“El lector más agudo intenta descubrir, a la par o antes del detective, lo que está pasando. A diferencia del policial más clásico y netamente detectivesco, la novela negra plantea la imperfección del protagonista.  Sus principios son discutibles. Comete errores. Puede ser egoísta. Puede pensar de manera políticamente incorrecta. Hay un reflejo de la sociedad. Nuestra sociedad es imperfecta, llena de matices, es una escala de grises enorme. Se puede ubicar tanto al villano como a quienes se encargan de cumplir la ley”.

 

Por Lucas Canalda

 

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