“Acordate dame un beso al despertar” de Estefanía Clotti

Paola Santi Kremer escribe sobre Acordate dame un beso al despertar, corto de Estefanía Clotti que participa del festival checo Ji.hlava de cine documental.

Hasta el 29 de octubre es posible ver el estreno de Acordate dame un beso al despertar, el más reciente corto de la animadora Estefanía Clotti, dentro de la sección Short Joy de la 25ª edición del Festival Internacional de Cine Documental Ji.hlava de Chequia.
El Festival Ji.hlava fue concebido por un grupo de estudiantes de secundaria en la ciudad checa de Jihlava en 1997. Desde entonces, cada otoño el Ji.hlava International Documentary Film Festival reunió a decenas y luego a cientos y miles de espectadores, directorxs, productorxs, críticxs de cine, periodistxs y allegadxs del cine documental para pasar varios días reflexionando acerca del cine.
Además de la sección principal de la competencia, Ji.hlava ofrece otras tres categorías: “Fascinations” para las mejores películas experimentales, “Testimonies” para las mejores películas con temas políticos, ecológicos o científicos, “Short Joy” para los mejores cortometrajes, y el tradicional concurso nacional “Czech Joy”.
Para mirarlo, sólo hay que registrarse en DAFilms, donde participan los cortos seleccionados en esa categoría. El público también puede votar por su obra favorita hasta el día 24 del mismo mes.

Estefanía Clotti es realizadora audiovisual egresada de la Escuela Provincial de Cine y TV y de la Escuela para Animadores, continuó su formación con talleres de dibujo y cine de ensayo que realizó en los años posteriores. Sus animaciones fueron incluidas dentro de muestras colectivas en galerías y museos del país. Forma parte de la Red de animación Santafesina y de la Asociación de realizadores experimentales de Rosario. Da talleres de animación y se desempeña como docente de la materia animación experimental en la Escuela para animadores de Rosario.
Acordate dame un beso al despertar cuenta con la producción de Ana Taleb (Cinespuma), la corrección y edición de textos de María Victoria Noya, el sonido por Fernando Romero De Toma, y la distribución de Films To Festivals. Clotti, por su parte, estuvo a cargo de la dirección, el guión y la fotografía del corto.
Según la sinopsis que acompaña al corto: Una abuela, una madre, hijas. A pesar de vivir en una casa, intercambiaron cartas. El primero fue escrito en 1994, el último 15 años después. En estas cartas, las mujeres comparten sus más profundos sentimientos e inseguridades. Este ensayo autobiográfico también toma la forma de una carta. Su autora revive el animado intercambio de cartas a través de videos grabados en su teléfono móvil y sus propias animaciones. No es solo un diálogo de las mujeres de la familia, sino también del pasado y el presente, de las personas y sus imágenes.
“Todo empezó como un juego. Seleccionaba videos que grabé con mi teléfono, los imprimía y pintaba siluetas sobre la imagen real de mi abuela, mi madre o mis hermanas. Fue motivador explorar el contraste entre esas dos imágenes “, comparte la versátil Clotti.

Existe un plano que solo existe en las cartas, un mundo que Estefanía Clotti se atrevió a dibujar y animar en Acordate dame un beso al despertar. Las cartas son como hamacas para las palabras, lugares donde estas pueden detenerse en la entrega que permite la complicidad. En el corto animado, se ven pistas de algo que parece ser imposible de revelar completamente, por lo que parecería que simultáneamente en que dibuja un paisaje que sale de cartas intercambiadas (que dan vueltas por la casa) durante una vida entre hermanas, los trazos de la animación enlazan conversaciones cotidianas, sonidos de la naturaleza de la casa (que tienen sus patrones y variaciones tan propios de cada conjunto familiar), a colores que despiertan la intensidad de cosas que parecen inmóviles, que parecen dormidas. Estefanía las hace despertar, se hacen ver, oír, sentir, los ritmos de los gestos mínimos que componen lo sagrado. Ese mismo paisaje que toma vida es también una especie de velo que cubre la intimidad. Parece mostrar que de esto se tratan, también, las familias, el idioma de un mundo pequeño que, como todos, elige, conscientemente o no, lo que es nombrado, y esto es parte de su terror y su maravilla. Este secreto es una especie de talismán, la endosfera alrededor de la cual nos movemos, girando, con la fuerza de la ciencia de los cuidados, por momentos bruta, que no nos deja soltarnos y perdernos por el espacio.
La intimidad es incomunicable, dijo la poeta brasilera Ana Cristina Cesar, siempre escapa al poema. Es también invisible; es lo que se comparte tan profundamente que se encarna y por eso se vuelve irreconocible, como el olor de la propia casa. La intimidad es invisible porque está hecha de infinitas cosas muy pequeñas, más pequeñas que las pequeñas acciones, es hecha de gestos mínimos. Este es el universo que Estefanía hace visible, los gestos mínimos que conforman una casa, una familia, el amor, pero sobre todo, hace sensible la curiosa relación de este pequeño universo con el tiempo. Como si nos tuviéramos que recordar, constantemente, que lo sagrado puede trascender el tiempo, pero no por eso deja de habitarlo. Lo sagrado vive, sino es, en sí mismo, el movimiento mínimo, invisible, de las plantas, de las hermanas, de lxs niñxs, de las madres cuando descansan, de las abuelas que enseñan algo a alguien que enseña lo mismo a otra persona más pequeña, que lo hace a otra persona más pequeña, como una mamushka pero en donde también existen otras formas, otros dibujos, de flujos en las relaciones. La detención que permite las cartas, que en Acordate dame un beso al despertar atestiguamos transformarse en película, permite preguntas que generan estupor, como: “estamos creciendo, o hay algo que funciona mal? Son preguntas cargadas de sentidos como la imagen más viva ya vista de un árbol repleto de limones, en que la belleza de la familia es plena en su acidez y dulzura para despertar la vida de las cosas.

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