MIDU CIERRA LA QUINTA TEMPORADA DE BRODA – EXCLUSIVO RAPTO

El estreno llega este domingo a las 22hs por YouTube.
A continuación nota + adelanto exclusivo.

Con la emisión del domingo 11 de septiembre, BRODA concluye una temporada que supo dominar la alquimia entre virtuosismo, experimentación, underground, juventud y referentes. El cierre corre por cuenta de un talento joven que propone jugar con elementos, haciendo de la música un juego entre laboratorio y taller.
Si 2021 fue consagratorio con un festival multitudinario en el anfiteatro, en este primer tramo del 2022 BRODA logró seguir elevando la apuesta desde una ubicación diferente: haberse convertido en un canal de referencia establecido. Con la tanda de episodios que sorprendieron, obviando lugares comunes (como siempre) para seguir indagando en la diversidad estética de la región, entendieron que ser satélite de la escena es un gran poder que conlleva una enorme responsabilidad. Sin traumas de por medio, recordaron las palabras del Tío Ben y le dieron para adelante, creando un panorama de la escena cambiante (Lalalas, Jimmy Club y AKA Candela) y sobreviviente (Xiervo Rojo y Dani Pérez).
Entre episodios estrenos y preparativos para lo que habrá de venir (cuidado con eso) cada vuelta del ciclo parecía estar caracterizada por un interrogante: ¿Cuán necesario es conocer música nueva? 
Vayamos por parte: el circuito cerebral que conecta la música y las emociones está conectado a nuestras respuestas de placer, impulsadas por la liberación de neurotransmisores como la dopamina. En otras palabras: DROGAH. 
Estar en contacto con nueva información, descubriendo (y disfrutando) nueva música se torna fundamental puesto que también es un puente hacia nuevas generaciones y paisajes estéticos que, en la era de la información, se multiplican sin esperar por nadie. 
Darse a música nueva, a corrientes emergentes y expresiones alternativas, te conecta con un mundo renovado, una prueba fehaciente de que estamos cruzados por la data constante. Dejarse permear por lo nuevo, investigar hasta encontrar algo placentero es hacerse un favor a uno mismo. Por otro lado, descubrir nueva música nutre nuestro cerebro. Entregarse a la escucha de música nueva activa áreas del cerebro, desde los primeros centros de procesamiento auditivo hasta los confines de nuestra corteza cerebral. Dato (científico), no opinión.
Cuando esa nueva información (discos, recitales, cápsulas, festivales) sirve como punto de encuentro cumple otro rol fundamental: crear recuerdos con música nueva a lo largo de nuestra vida brinda la posibilidad de agregar momentos inolvidables para nuestra memoria.
En ese sentido, la quinta temporada de BRODA trajo aparejadas postales de experiencia colectiva: cada quince días, en ocasión de cada nuevo episodio, las redes sociales mostraban reuniones en diferentes locaciones vivenciando el estreno en pleno sentimiento comunitario. De esa forma, una evolución que no debe pasar desapercibida: los primeros capítulos de BRODA llegaron en plena temporada alta de confinamiento, logrando una experiencia individual de distanciamiento restrictivo.
La quinta temporada de BRODA concluye con la confirmación que el satélite de data orbita desde otro lugar. Ahora el ritual llega de forma compartida, con la emisión convirtiéndose en núcleo convocante y celebratorio, con el público disfrutando en cercanía. 

Con una temporada que supo dominar la alquimia entre virtuosismo, experimentación, underground, juventud y referentes, el cierre corre por cuenta de un talento joven que propone jugar con elementos, haciendo de la música un juego laboratorio y taller. 
¿Qué hace Midu? Si tiramos la pregunta por ahí, seguramente tendremos devoluciones varias. Hay quienes dirán que es un DJ. Otros, que hace synth experimental. Te pone a bailar. Te hace viajar. ¿Hace circuit bending?, dudan algunas voces. Es data conceptual, aseguran otras. Las respuestas seguirán llegando mientras ustedes están leyendo estas líneas.
Nicolás Midulla elude cualquier clasificación sencilla. Lo suyo viaja entre cables y sensaciones. Este domingo a las 22hs tiene la responsabilidad de cerrar la quinta vuelta de BRODA y la expectativa es alta. Por su parte, sinceridad absoluta: nunca se enteró que tendría semejante honor. Ante todo, calma y humildad: “la verdad que no estaba ni enterado, me parece que al lado de los artistas que hubo me queda muy grande esta responsabilidad. Increíble el nivel de todas las otras sesiones”.
“La grabación de la sesión BRODA fue como estar tocando en casa”, cuenta días antes del estreno, anticipando el cierre de temporada. “No pude haberme sentido más cómodo”, agrega. 
“Me sorprendió el nivel de coordinación, compromiso y comunidad que tienen los chicos a la hora de trabajar”, revela sobre la jornada de grabación junto al equipo de producción. “Es muy alentador y estimulante ver que se puede lograr este nivel de producción desde la autogestión”. 

Midu tiene 27 años. Es habitual encontrarlo con algún set en diferentes espacios de Rosario. Ahí se cuentan coordenadas como Feuer, Don García (río) o Cervario. Afuera de la ciudad, supo tocar en Gálvez, Campana, Pérez y Córdoba. La lista podría seguir.
Mientras que sus fechas afuera se van acumulando, Midu forma parte de un circuito local en expansión. Cada noche depara emociones diferentes, siempre bien acompañado por colegas. De la movida rosarina, Midulla cita nombres sin perder el tiempo. Lo hace con generosidad, tratando de no olvidar a nadie, mixando vanguardia, tradición y congéneres: Lautaro Scavuzzo, Andrés Defays, Juliana Camelli, Jeremy Flajelo, Lautaro Saavedra, Gregorio Vandemandier, Microtron, Martín Vacciano, Ale Beressi, Fede Leites, Martín Della Cava, Juan Trapani, Guillermo De Caminos, Fer Mariño, Mariano Marcial, Damián Paglialunga, Leo Tourinho, Nahuel Heinzmann, Diego Savioli, Jay West y Germán Della Cueva.

Pegar un salto en el tiempo para recorrer la vida del joven artista conocido como Midu arroja sorpresas varias. Hablar de formación musical es apropiado, sin embargo, él mismo se muestra interesado en quitarle toda formalidad, prefiriendo las lecciones que llegaron con un camino más propio. En ese sentido, aclara desde el vamos: “la verdad es que soy malísimo con los instrumentos nunca pude dominar ninguno. De grande fui descubriendo que se podía hacer música de otras formas y que no todo es tan lineal”.
Midu habla con la experiencia de alguien que conoce el paño. En el rastro de sus días se encuentran varios instrumentos. A los seis años empezó a tocar la guitarra. Más tarde llegaría el piano. Finalmente, el violín. La nobleza de la madera y la tensión de las cuerdas pudieron haber quedado (o no), entre tanto, la música quedó como un camino seteado donde vendrían descubrimientos varios.
Al principio de todo, cuando llega el momento de apuntar sus primeros recuerdos musicales, Midu se remite al ambiente familiar más cercano. Allí aparecen parientes y soportes que dejaron su marca: “se me vienen a la memoria unos cassetes de Los Rosarinos. También mi viejo tocando la guitarra y mi tío el serrucho”.


Los últimos años trajeron un hábito superador para Midu: diseñar y armar sus propios instrumentos. En ese sentido, la sesión de BRODA fue impulsada desde un set up llamativo que a partir del domingo podrá apreciarse.
Por estos días está utilizando un controlador MIDI hecho a partir de un viejo modem de Arnet  con unos multiplexores y un Arduino 32u4 para la parte de control. “La empresa se fundió y hay módems por todos lados”, señala, compartiendo una data relevante para quien esté interesade. “Luego tengo un rack con sintetizadores en formato Eurorack todo DIY”, indica. Finalmente, detalla que la “gran mayoría con Arduino programados para hacer las secuencias, voces, envolventes, etcétera. El resto son un Akai MPC2000xl con las baterías y la PC para los efectos y pistas”. 

Conceptualmente, la sesión de Midu toma inspiración en la herida abierta que desde hace dos años está exhibida frente a la costa rosarina, como un enorme teatro del horror cotidiana: la quema interminable. Haciendo hincapié en los ciclos, Midu explica: “quise hacer una analogía con el proceso de quema, ceniza y el rebrote. Casi toda la sesión son los mismos acordes, lo único que va cambiando son las texturas y los acompañamientos, intentando hacer una convergencia lenta. Lo mismo que ocurre con un ave Fénix: muere, ceniza y vuelve a nacer. Lo mismo que ocurre en las islas aledañas a Rosario con las quemas. Se puede escuchar al principio de la sesión una inteligencia artificial con la voz de Pedro Aznar haciendo todas las conjugaciones del verbo quemar”. 

 

Por Lucas Canalda & Ph Ferarte

 

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