QUIZ RAPTILIANO #34: FACUNDO DELL AQUA

Quiz >  Cuestionario raptiliano para indagar en figuras de la cultura desde una óptica diferente.
Diez preguntas universales sobre el tiempo que habitamos + un puñado de interrogantes extras sobre su campo de acción.
Ilustraciones > Sebastián Sala

 

Facundo Dell Aqua (1986) es escritor y divulgador de literatura, comics y cine.
Lleva adelante el newsletter Club Fuego. Como autor publicó Los Gigantes, Diferentes Tonos de Rojo y Demo.


 

¿Cuál es tu humor por las mañanas?

Si soñé algo que voy a poder robarme a mi mismo para un cuento, me levanta el humor. Pero usualmente tardo una hora en abandonar el nihilismo típico de trabajar a la mañana.

¿Cuál fue tu primer trabajo? ¿Aprendiste algo valioso?

En un cibercafé, que no hay que dejar jugar gratis a tus amigos porque te rajan y que la computadora mas alejada es la que necesita doble ración de desinfectante.

¿Quién es tu héroe/heroína? ¿Por qué?

Alan Moore, porque me reventó la cabeza a los once años cuando leí Swamp Thing. Ahí quise empezar a escribir, nunca se me había cruzado por la cabeza la potencia que podían tener las letras.

¿Qué experiencia fue fundamental para que decidieras dedicarte a lo tuyo?

Además de leer Swamp Thing, cuando leí El Túnel de (Ernesto) Sábato en dos horas, porque había terminado un examen antes que mis compañeros. Y fracasar como guionista de historietas. Esas cosas me llevaron a la prosa.

¿Cómo fue la peor cita de tu vida?

Tuve varias, pero una en la que la chica se asustó la primera vez que me vio. Era una snob terrible y en una me gritó “Allá enfrente está mi ex, huyamos” y se fue corriendo sola por la calle mientras yo miraba a cámara como en The Office.

¿En alguna ocasión te sentiste abrumadx por las redes sociales? ¿Por qué?

Me abruma la cancelación, la lupa constante en cualquier opinión, la deformación de uno a través de la mirada ajena. Igual mi hábitat es Twitter hace años, al principio te abruma y en un rato te insensibiliza para siempre.

¿Qué te preocupa acerca del futuro inmediato?

¿Además del crecimiento de la ultraderecha, la intolerancia, los antivacunas, el fanatismo religioso y la anti ciencia en general? Que inmunicen a toda la gente que quiero y que logremos de alguna forma salvarnos de la alienación y el individualismo.

¿Qué tipo de placer culposo disfrutás a escondidas?

No sé si tengo algún placer culposo que disfrute a escondidas porque soy bastante militante de las cosas que me gustan, aunque no estén bien vistas en un canon “estético” o “de onda”. Disfruto tanto «La Ultima Tentación» de Amistades Peligrosas como uno de Tom Waits.

¿Cuán importante es el ocio en tu vida cotidiana? ¿Es imprescindible?

Demasiado. Es una adicción incluso. Si le dedicara a la escritura el tiempo que le dedico a los videojuegos, ya habría escrito 15 libros más. Pero supongo que el ocio también es integral a la hora de crear. Creo que todo es integral a la hora de crear. También creo que soy terrible vago.

¿Cuál es tu límite con el consumo irónico?

Cuando se empieza a impregnar en tu idiosincrasia. A veces consumo gente que no solo está en mis antípodas, sino que me parece peligrosa, agitadores de odio, intolerantes. Gente de mierda. El problema con el consumo irónico, al menos en estos casos es cuando lo hacés público para ponerte en un escalón moral, porque lo único que hace ese escalón es darles lugar a ellos. Por eso lo hago en silencio, desde la crítica y trato de no darles poder. Igual, es preferible usar tu tiempo para consumir cosas que te nutran y te hagan feliz, no hay tanto tiempo en la vida para agrandar a los soretes.

¿En algún momento sentiste paranoia sobre los algoritmos?

Todo el tiempo. Creo que es una batalla perdida. Ya no es la lucha de un fanzine contra una publicación grande que maneja algún ñato, no podés contra un cálculo construido para que pagues o mueras. Pasa en todas las redes, que tu obra llegue a gente nueva es casi imposible. A menos que tengas guita en la cuenta. Y eso se aplica a todo, hasta en el amor. Ahora todo es un algoritmo.

¿A quién le dejarías tu biblioteca cuando mueras?

No creo que alguien quiera leer mi biblioteca. Que alguien se encargue de vender todo y le de la plata a mi sobrino y mi ahijado, si no les gusta leer por lo menos algo lindo se van a comprar.

Sos un tipo muy activo: además de tus libros, te encontramos en redes, haciendo podcast y logrando una visibilidad en medios más tradicionales como radios. De alguna manera, todo eso va generando otra relación con el lector. Se logra una mayor complicidad. También hay un seguimiento del proceso creativo diferente, propia de nuestros días hiperconectados.
¿Te parece que el vínculo entre lectores y escritores se fue transformando en los últimos años a medida que los paradigmas fueron evolucionando?

Yo no creo que pudiera haber terminado mi novela sin notar el interés que tenían los demás. Ese feedback es constante y pasado un tiempo empezás a traducirlo. Yo tengo una relación directa con los lectores, no me gusta el misterio o la figura endiosada del escritor, me parece que genera egos abominables. Además, es gente que te está pagando por escribir, hay que ser muy agradecido y muy humilde ante eso. Creo que la complicidad que se logra en ese feedback, en el acceso directo a través de redes, en la charla con los artistas que consumís o los lectores que consumen lo que hacés, y que en cierta forma te consumen a vos también, es la única forma de ganarle a los algoritmos. El boca en boca, la humanidad del trato, es difícil, posiblemente no le gane a nada, pero es una linda ilusión.

¿Como escritor alguna vez sentiste que te traten con cierta distancia o prejuicio debido a tu rol de divulgador o Youtuber?

Hay gente que te da un espacio, que te invita a un programa de radio masivo o a un ciclo de lecturas prestigioso, pero después sos un pescadito invisible. Uno sabe bien que nunca va a estar entre los escritores independientes del momento, que las tendencias lo pasan de largo, pero los lectores que uno cosecha siguen ahí. No importa que vos pienses que escribís literatura de segunda, que tengas síndrome del impostor, que pienses que estas condenado al ostracismo, los lectores que cosechaste con tu obra no te dejan morir tan fácil. Igual me parece que los números de seguidores que manejo yo no me ubican en ninguna de esas categorías, no le corro la aguja a nadie.

En tu libro de cuentos Diferentes tonos de rojo hay algo de surrealismo. Sabés utilizarlo con discreción, sin entregarte de lleno.
¿De dónde llega la decisión de utilizar esos recursos?

Hay una forma del terror que le da mucho poder a lo sugerido. Es lo que mas me gusta del cine de David Lynch. También creo que tiene que ver con la influencia de Lovecraft o de las pinturas de Magritte. Es el quiebre de la realidad, la puerta que se abre a otras cosas. En Diferentes Tonos de Rojo el surrealismo se basa en dejar los espacios en blanco para que los complete el lector. Es una de las cosas que mas me gustan de Lynch, ese respeto por el espectador, saber que tiene la madurez suficiente para que las respuestas le vengan solas. Y también es el poder de lo que no tiene forma, algo que da mucho mas miedo que un hombre lobo y o un vampiro que brilla.

¿Seguís con la meta de escribir una novela por año? Además de disciplina y constancia qué más se necesita para cumplir ese objetivo?

Por mas que suene cliché: amor por esta vocación. Para mí, la escritura es un proceso automático del cuerpo. Es una cámara que está prendida todo el tiempo y a la que le tenés que limpiar la memoria de vez en cuando sobre el blanco de una hoja. No significa que el mundo necesita tu importantísimo punto de vista, sino que tu cuerpo necesita purgar esas ficciones para recordar que está vivo. Escribo una novela por año para publicar una novela por año porque necesito una vez por año un recordatorio físico de que estoy vivo.

Años atrás Casciari nos decía que no cambiaría por nada ser “un escritor autopublicado e independiente” porque los beneficios y la relación con el público eran diferentes y únicos en comparación con trabajar en una editorial grande.
¿Cómo describirías tu experiencia como autor independiente que crece con cada proyecto?

Casciari siempre fue una influencia importantísima a la hora de autopublicar. El manejo de tu obra y los beneficios económicos son siempre mucho mayores si te llevás el trabajo a cuestas. Pero es un trabajo que muchas veces te quita tiempo para escribir. Yo quiero escribir lo que a mi me gusta, lo que me representa, lo que muchas veces no se si pasaria el filtro de una editorial grande. Y me gusta controlar como esa visión está representada. Trabajo con gente que admiro y quiero, es como dice él, que siempre trabaja con amigos. Cuando sos un autor independiente, cada libro hecho y cada libro vendido no es un número sino una experiencia particular. No creo que eso se replique en una editorial grande, pero claro, tampoco me quejo si puedo hacer tiradas de mas de 200 libros y ser traducido a otros idiomas. Todo muy lindo, pero me gustaría dejar de vivir en monoambientes.

 

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