QUIZ RAPTILIANO #69: EVA RICART

Quiz >  Cuestionario raptiliano para indagar en figuras de la cultura desde una óptica diferente.
Diez preguntas universales sobre el tiempo que habitamos + un puñado de interrogantes extras sobre su campo de acción.
Ilustraciones > Sebastián Sala

Eva Ricart es profesora, actriz y directora de teatro. Coordina talleres de escritura.
Aguinaldo de amor es su más reciente poemario.
Los viernes de mayo está protagonizando Están todos perdonados  en el Teatro de La Manzana, bajo la dirección de Emilia Previgliano.


¿Cuál es tu humor por las mañanas?

Mi humor por las mañanas es tornasolado, tiene el reflejo de las personas y los objetos con los que me cruzo ni bien termino de abrir bien los ojos. Se comporta según el color de las hojas en la maceta de mi escritorio, la temperatura del agua para el mate y las palabras  de los libros que me decido terminar de leer.

¿Cuál fue tu primer trabajo? ¿Aprendiste algo valioso?

Mi primer trabajo fue bobinar motores, aprendí sobre los campos magnéticos y a calcular la cantidad de vueltas que tiene que tener una bobina para que el centro se ponga a marchar.

¿Qué experiencia fue fundamental para que decidieras dedicarte a la poesía?

Un octubre viajé a Cuba y descubrí que la poesía era necesaria para seguir avanzando. Decidí dejar mis estudios de Ingeniería Civil, mi trabajo en el estudio de arquitectura y mudarme a Rosario a estudiar Teatro. De ese viaje me traje una caja de cartón llena de poesías y obras de teatro, fué lo primero que puse en el flete cuando me mudé a esta ciudad.

¿Cómo te llevás con tu rastro digital? ¿Qué pasa cuando te encontrás con publicaciones viejas y te volvés a leer?

En el rastro digital encuentro la cantidad de vidas que tuve. Cuando veo las publicaciones viejas y me leo, muchas veces tengo el impulso de hacerme un pequeño comentario que diga: Dale piba! que venís bien!

El arte puede ser un propósito en sí mismo, pero también puede influir directamente en nuestra vida cotidiana, asumir un papel social y político y generar un mayor compromiso. ¿En lo personal tuviste alguna influencia así?

Al arte lo veo como un oficio y como cualquier otro oficio es social, político y tiene un compromiso con uno mismo y con el entorno.
En el quehacer artístico hay una manera de hacer las cosas, que está ligado al autoconocimiento y al encuentro con los otros. En este diálogo se construyen mundos, se generan realidades y se forman comunidades. El oficio artístico nos permite estar dispuestos a despertar y despertarnos.

¿Cuál es tu límite con el consumo irónico? 

Todo consumo es irónico. Mi límite con el consumo depende del estado de conciencia que tenga ese día. Safar de él es un juego de espejismos, muchas veces me pregunto ¿Porqué estoy mirando esto? ¿Qué hago en este cubículo diminuto probándome este jean que aprieta y cuesta? ¿Para qué el champú, la crema depilatoria, la cera para depilar, la crema antiarrugas? La mayoría de las veces safo, y las otras me río.

¿En alguna ocasión te sentiste abrumado por las redes sociales? ¿Por qué?

Todos los días quiero tirar el celular y la computadora por el balcón. Extraño la vida que tenía sin redes sociales, la libertad y la incertidumbre de ser anónimos, incógnitos, analógicos. Me gustan las cartas, los mensajes en servilletas, las visitas inesperadas, el timbre de la siesta, el cruce en las esquinas y las citas en la placita del centro.

Sin deseo no hay poesía: ¿cuándo tuviste claro tu deseo?

Hoy tengo mi deseo claro: Poesía siempre.

¿La perspectiva del tiempo te hizo descubrir algún punto recurrente en tu obra del que no eras consciente?

La pregunta me llevó inmediatamente a la palabra Amor, creo que toda mi obra tiene esa palabra como hilván. Los vínculos amorosos y sus redes de contención. Los vínculos de pareja, familiares, amistosos. También el vínculo amoroso con el entorno, la naturaleza y la ciudad. El amor en todos sus estados de la materia.

¿Alguna vez un poema propio te sorprendió de una manera inesperada? Por ejemplo, terminaste de escribir y te encontraste con algo que te asustó.

Escribo mucho en la compu una especie de bitácora anual, un diario que no es un diario sino un registro virtual de las cosas que me van pasando. Tengo muchos cuadernos y libretas, que podría enumerar, ya que cada uno tiene un propósito, pero la respuesta se haría muy larga. En la compu escribo al final del día, a la hora que llegue a casa, a cualquier hora, sin ningún tipo de filtro o pretensión estética o literaria. Una noche llegué a casa y escribí una historia que a la mañana siguiente cuando la leí me sorprendió. La historia describía hechos con mucha precisión de una persona que no era yo. Era un hombre al que le pasaban cosas y reflexionaba sobre ellas. A la mañana siguiente cuando me levanté, me sorprendí al leerla, porque pensé que un hombre había escrito por mí en el archivo. Fue algo así como una especie de intromisión, una nueva voz que se hacía presente. Lejos de asustarme me gratificó, sentí que una especie de canal se había abierto para poder decir cosas que yo no diría. La mayoría de las cosas que escribo son autorreferenciales. Me gustó poder correrme inconscientemente de ese lugar, generar una nueva forma en mi escritura. Una escritura que se salga de mi género, de mi vida, y que muestre la misma intimidad.

Para la mayoría de los artistas, desarrollar una voz propia va precedida primero de una fase de aprendizaje y, a menudo, de emular a otros. ¿Cómo fue esto para vos?

Una de las bases del aprendizaje es la imitación, uno aprende a hablar, a caminar, a bailar, a escribir, imitando. Decimos: MA-MÁ, PA- PÁ, nos ponemos en dos patas, hacemos los mismos pasos que hacen otros cuando nos ponen una canción pop, copiamos en nuestro cuaderno de primaria decenas de veces una palabra en cursiva, la misma que luego usamos para escribir un poema. Aprendemos imitando, y ese aprendizaje es aleatorio, según los lugares en los que nos tocó vivir. Es importante tener los ojos y los oídos abiertos, un cuerpo predispuesto, para que las cosas nos impregnen. Poder ver y escuchar con atención es fundamental para el aprendizaje. Aprendemos técnicas, para luego romperlas. Me gusta pensar que mi formación en la ingeniería y en el teatro le da a la estructura un significado especial. Me estructuro para salir de mi centro, para hallar en ese sistema articulaciones móviles y propias.

Antonio Porchia decía “Qué te he dado, lo . Qué has recibido, no lo sé”. ¿Cómo es tu relación con los lectores? ¿Al escribir tenés presente al lector?

Cuando escribo no pienso en que alguien me va a leer, escribo porque me gusta, cuando tengo ganas. No pienso que haya lectores o espectadores, sino cómplices o testigos, con los que me comparto y soy tan generosa como puedo.

¿Alguna vez sentiste que la escritura resultó un método de supervivencia?

Más que la escritura, la lectura. Antes que escritora soy lectora. Los libros son el refugio, el punto de llegada y el inicio de toda vida para mi.

¿De qué forma se complementan la directora con la poeta? ¿Alguna vez sentiste que una faceta invadía a la otra?

Quisiera decir acá que yo hago teatro. Para eso tendríamos que definir ¿qué es “hacer teatro”? Podría decir que hacer teatro en mi realidad es hacer muchas cosas juntas, leer, escribir, actuar, dirigir, limpiar el piso de la sala de ensayos, ponerse de acuerdo para los encuentros, buscar los recursos para materializar las ideas, juntarse a hablar al pedo, ir en bicicleta con bolsos llenos de vestuario. Una faceta no invade a la otra, sino que forma parte. Generar algo nuevo a partir de una idea que es transportada en el portaequipaje de una bicicleta que se dirige a la sala de ensayos es la poesía.

¿Te resulta posible seguir escribiendo como un juego luego de años dedicándote a la poesía y siendo tallerista de escritura creativa? 

No escribo como un juego, escribo por necesidad. Siendo coordinadora de talleres de escritura lo que más me gusta es que la gente escriba, y sí, invento juegos, y propicio herramientas para que la gente se habilite a jugar, pero son dos cosas diferentes mi lugar en la docencia y mi escritura. El trabajo en los talleres de escritura es muy gratificante, realmente estoy muy agradecida con ese espacio que construimos, donde la gente se comparte y se muestra, un espacio diferente donde todos nos escuchamos, nos pronunciamos y nos narramos. Los talleres de escritura se han convertido en un lugar necesario, al que siempre quiero volver. A lo largo de los años he conocido a personas maravillosas, muchos de mis alumnos se han convertido en grandes amigos, porque el lazo que se genera es muy íntimo, respetuoso y cuidadoso. Es un trabajo donde la generosidad juego un rol muy importante.

El 5 de mayo se estrena la obra Están todos perdonados en el teatro La Manzana. ¿Cómo fue el trabajo que hicieron con la directora Emilia Previgliano? ¿Qué podés contarnos sobre la obra? 

Están todos perdonados es una obra de teatro que venimos laburando con Emilia Previgliano desde diciembre del 2021. Nos juntamos a partir de mi deseo de actuar, la llamé para que me dirija y dijo que sí!. Comenzamos sin saber a donde íbamos a llegar. Leímos algunos textos que tenía guardados y ella me propuso lecturas y preguntas que me resonaron: ¿Cómo nos construimos a nosotras mismas a partir de cómo nos nombran? ¿Quiénes nos nombran? ¿Cómo se construye un cuerpo? ¿Una obra de teatro? ¿De dónde viene mi cuerpo? ¿Quién moldea mi cuerpo? ¿Dónde yacen los cuerpos que ya no están?
En la obra hay un uso poético de la palabra y de los objetos, que por momentos se convierten en conjuros, ofrendas o metáforas. Una mujer ata su cuerpo con una soga para poder vivir en sociedad, para no ser llamada loca o bruja. Vive en la orilla, en las fronteras, en los márgenes. Construye redes, hilvana palabras, recuerdos, vidas, muertes, sentidos. Teje conversaciones íntimas con el público y con los fantasmas de sus antepasados.
Este trabajo lo siento muy necesario, es un proceso de destilación de todas las cosas que fui viviendo, estudiando y escribiendo. Ambas vivimos la construcción de la obra como un regalo para nosotras mismas y para los demás.
Los esperamos los viernes 5 , 12 y 19 de mayo en el Teatro de La Manzana a las 21hs.

 

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