Azul de Delfina Ciancio

Acerca de Azul, cortometraje de Delfina Ciancio y más reciente producción de Índigo Cine.

 

Azul es la más reciente producción de la productora audiovisual Índigo Cine. Escrito y dirigido por Delfina Ciancio, el cortometraje fue estrenado a finales de febrero vía YouTube.
Rodado entre dos ciudades, Azul está protagonizado por Emilia Rodríguez Griñó (Gina) y Camila Viale (Azul) y cuenta con música del grupo indie pop Otro Colores.
Sin develar demasiado, indaguemos en lo que propone el corto de la joven Ciancio: Gina vuelve a Rosario luego de la muerte de su papá. Antes de emprender la vuelta, encuentra un grueso saco rojo que supo pertenecer a su fallecido padre y se lo apropia como un manto protector para no soltar. Al aferrarse al abrigo Gina se ata al pasado, un pasado que la controla, que la ancla a alguien que ya no es, a una Gina que está por manifestarse. En la ciudad, durante el tiempo de prolongado duelo, Gina conoce a Azul, quien, de manera inesperada, cambia su vida, sacudiendo estructuras y sembrando interrogantes sobre identidad, libertad y sexualidad. Azul es mucho más que un garche, mucho más que un amor Azul es una nueva vida; Azul significa una nueva Gina además de un nuevo universo; Azul equivale a una Gina que debe enfrentarse a sí misma, a fantasmas, mandatos y pesos que todavía la anclan a algo que no existe. Pero nada es tan fácil como una sinopsis coloquial de una película. La relación entre ambas protagonistas encuentra el conflicto cuando Gina toma consciencia que la figura de su padre y las restricciones heredadas son el principal impedimento para entregarse plenamente a esa vida propia que empieza latir adentro suyo; es una vida nueva, que la intimida tanto como la estimula.
Uno de los aciertos de Ciancio es subvertir la paleta de colores que el cine reproduce con naturalidad, reemplazando al azul típicamente asociado con la tristeza y deshaciendo la idea de un rojo pasional, un lugar común de la construcción cultural de siglos y siglos. Jugando de esa manera, la directora y guionista, una prueba que más allá de los cambios y avances en la sociedad, cada historia personal oculta su pequeña trama de conflictos que sobreviven y cargan sobre las nuevas generaciones como un legado de represión y dogma consciente o inconsciente. Desaprender, dejarse ir, interrogar desde la piel y no tanto desde lo cerebral; deshacerse de las cargas familiares y las construcciones culturales, es, al final, la trama implícita del corto.

I

Azul transcurre en el presente más urgente. Durante el corto aparece una línea que permite situarse en un rotundo aquí y ahora. A riesgo de spoilear, la línea en cuestión es “yo te voy a cuidar”, que pertenece a la intimidad de dos amantes mientras que, además, remite a una de las banderas más potentes del movimiento de mujeres: Me cuidan mis amigas.
Muchas de las cosas que escribo vienen de algo que me han dicho, que dije, o que escuché decir”, asegura Ciancio a Rapto a propósito del estreno del corto. “Me gusta que lo hayas linkeado con el movimiento de mujeres, porque hay algo de eso en la dinámica que tiene Azul con Gina. Azul es básicamente un mundo nuevo de conocimiento y nuevas construcciones para ella. Por ejemplo, por más de que yo siempre me sentí un poco ajena a varias cosas con las que tuve que crecer, y entendí el feminismo de bastante chica, no fue hasta el momento en el que me instalé en Rosario y empecé a conocer a las amigas que hoy admiro, que no estuve en contacto real con toda es movida”. Puntualizando a fondo, Ciancio agrega: “Fui Gina en algún momento, me han cuidado y me han enseñado a cuidarme. Y también soy Azul en otros aspectos”.
De acuerdo a Cancio, que además de la dirección estuvo a cargo del guión y llevó adelante la idea desde el primer momento en que apareció en su mente, el contraste entre colores-temperaturas estuvo pensado desde el primer momento. “Eso llega desde el vamos. Incluso en un principio iba a ser algo mucho más obvio y constante a lo largo del corto, pero a partir de la realización cuando nos empezamos a alejar un poco de seguir remarcando sobre este concepto”, comparte. Seguidamente la directora indaga en la idea que finalmente quedó plasmada en el corto: “Me gusta pensar que hay muchas cosas que se pueden definir a partir de un color, a veces lo siento en la música, otras en sentimientos o incluso recuerdos. Gina está condenada al color rojo, que yo lo encuentro bastante incómodo, agresivo. Un color difícil, fuerte. Y es el que representa a su padre, a lo impuesto, a lo ´correcto´ y no puede despegarse de eso, porque es lo único que conoce. Coloquialmente el rojo demuestra calidez, incluso vida si pensamos en el fuego, y el azul es completamente lo contrario. Un color frío, triste, solitario. Pero para mí nunca fue así, veo mucha belleza y afecto en el azul. Me pareció buena idea tomar lo que conocemos de estos dos colores tan paralelos e invertirlo, accidentalmente inspirada también por la película Blue is the Warmest Color (Abdellatif Kechiche, 2013), que ya desde su título plantea esta noción. 

II 

Grabado de manera extendida por un periodo de meses entre 2018 y 2019, Azul hizo base en las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. Según su directora, “a mediados de 2019 ya lo teníamos cocinado. El grueso del corto está rodado en Gualeguaychú, porque Camila All (quien se encarga de la producción de los proyectos de Índigo) es de ahí, lo que nos facilitaba muchas cuestiones de esa área, y conseguimos una casa de campo hermosa apenas saliendo de la ciudad”.
Rosario, por supuesto, se manifiesta en el resto del corto, teniendo sus calles, además, una responsabilidad en la chispa que inspiró la idea inicial. “La idea surge literalmente después de haber comprado en una feria el saco rojo que vemos en el corto”, recuerda la Ciancio. Volviendo el tiempo atrás a ese mismo instante, agrega: “apenas lo vi supe que tenía que hacer algo con el saco. Me gustaba que fuera el saco del padre del personaje de Gina, nuestra protagonista, y cargarlo de todo lo impuesto por él a lo largo de su infancia”. 
Para Ciancio la realización del corto fue un proceso de profundo aprendizaje para todo el team Índigo. Tras sus experiencias llevando a cabo documentales y videoclips, Azul significó un desafío donde la ficción exigió elevar la entrega de cada une de les integrantes de la productora. “No fue perfecto el proceso” confía la directora a Rapto, “pero nos dio una gran base para empezar a desarrollarnos como mejores realizadores”.

III 

Azul se estrenó sobre finales de febrero en el canal de YouTube de Índigo, alcanzando el millar de reproducciones en unos pocos días, generando más ruido alrededor de este grupo de jóvenes.
Mientras los plays se siguen acumulando, el corto va ganando su espacio mediante el boca a boca, con un link que se comparte entre números de WhatsApp o desde redes sociales como Instagram y Twitter.
A casi un mes del estreno, su directora se muestra más que conforme con las devoluciones que recibió del público. Según Ciancio, el muy buen recibimiento que recibió Azul se debe, en parte, a la apuesta total por un estreno online que fue anticipado con dedicado trabajo de prensa, una pata de la producción autogestiva que Índigo empieza a saber desarrollar paulatinamente. Como se dijo antes: es un paso a paso que va sumando herramientas y aprendizajes, también contactos que se generan desde el encuentro de un deseo en común.
Pasamos las mil reproducciones y eso nos pareció un montón”, comenta Ciancio, que, sin perder un segundo, comparte con Rapto observaciones que seguramente surgieron en el seno de la productora: “¿Quién se sienta a ver un corto de 15 minutos en YouTube? Nadie. Es mucha más gente de que la pudiésemos haber convocado en un estreno físico”. “Nos gustó la experiencia, te motiva a seguir creando”, agrega entusiasmada.
“También el hecho de saber que contando esta historia, por más sencilla que es, quizás pudimos ayudar a alguna que otra persona que todavía tiene miedos o necesita encontrarse a sí misma”, reflexiona la realizadora sin olvidar la trama sensible y empática del corto.
“Es muy lindo y emocionante generar eso, y algo que tampoco me esperaba al escribir el guión. En esa instancia del proyecto, para mí, pertenecer a la comunidad LGBT+ ya estaba super instalado y no esperaba mover nada nuevo en 2020 dentro de la temática. Pero obviamente seguir construyendo este tipo de contenido colabora a naturalizar muchas cosas”.   
Al igual que el reciente estreno de la webserie Quien pudiera de Hipólita Films, Azul se caracteriza por estar escrito, protagonizado, producido y dirigido por un grupo de realizadorxs jóvenes que producen pensando en una audiencia de sus mismas características.  En palabras más sencillas: Ambas productoras están conformadas por jóvenes talentos que producen para una audiencia conformada de jóvenes con sus mismos interrogantes, inquietudes, problemáticas, códigos y virtudes. Lograr eso en un país con una larga tradición en “temáticas juveniles” realizadas por gente + 40 y protagonizadas por veinteañeros (infructuosamente) queriendo pasar por adolescentes, no es mérito mejor. Para nada.
Respecto a lo generacional del corto y a las probabilidades de diversas audiencias, Ciancio se permite reflexionar en algunos aspectos. En principio observa que “desde un principio supe que el público iba a ser mayormente joven, no creo que sea el tipo de historia, tono y estilo que atraiga a gente más grande, pero si así ocurre, me alegra muchísimo”. Asimismo, la guionista y directora analiza que el corto “quizás sí contiene una muy pequeña crítica a esa generación, que es la crítica de siempre; aceptá y amá a tus hijos. Ya está. ¿Qué importa quién o qué le gusta, cómo se viste, lo que come o hasta su apariencia física? Nuestros padres y abuelos nos han corrompido mucho. Y es el momento de que se entienda de que ahora está en nosotros el poder, y lo único que vamos a hacer con él es compartirlo y enseñarle a quien tenemos al lado de que posee ese poder de decisión en sus manos, simplemente hay que actuar”. 

IV 

Tras el clip ´Coraje´ de Spooks, el documental La Terraza de la Abuela, dedicado a la banda homónima oriunda de Las Parejas, y de crear el exitoso y premiado video de ´Sunset loop´ de Amelia Sagarduy, Azul suma una nueva producción al creciente catálogo de la productora.
El estreno de ´Sunset loop´ le valió a Índigo un rotundo pero controlado fenómeno de viralización. El clip se esparció vía YouTube por celulares, computadoras y televisores, cautivando nuevos fans de la música de Amelia, pero también ganando espacio, respeto y atención. Fue un hit que los puso en el mapa: una nueva productora audiovisual había llegado a la ciudad. Logrando cinco minutos de cautivante magia, el video conjuga los talentos de Amelia e Índigo Cine logrando una prueba inobjetable de la nueva generación artística de la ciudad.
“Nos alegró muchísimo ver todo lo que se iba generando en redes con el vídeo. A la gente le gustó. Amelia es una gran artista y Rosario se da cuenta, nosotros nos dimos cuenta cuando la conocimos. A eso le sumamos las visuales que logramos para ´Sunset Loop´ y todo se complementó muy bien. Me gusta mucho crear con ella, compartimos un montón de cosas e ideas, y resulta muy fácil escuchar y proponer, así que esperamos que se vengan aún mejores trabajos en el futuro”. 
Sobre finales de noviembre, tuvo lugar la cuarta edición del Festival Internacional de Videoclips de Barcelona, Soundie 2019, donde ´Sunset loop´ dirigido por Ciancio para Índigo Cine ganó el premio al mejor video low-cost.
Soundie, donde se reúnen profesionales de la industria musical y audiovisual, nace de la necesidad de dar visibilidad al trabajo de infinidad de realizadorxs que hacen posible la producción de videoclips, así como para convertirse en el altavoz a nuevas propuestas y conectar a profesionales jóvenes del sector.
Nominación y premio significaron una confirmación del buen rumbo de Índigo. Al momento de hablar del Soundie, se corre del protocolo y, sin careta, apunta que, principalmente, el premio funciona como una gran posibilidad para visibilizar. “Algo de visibilidad vino gracias al premio”, confía la directora. “También algún que otro trabajo y hermosos mensajes, pero eso un poco empezó a pasar incluso desde el momento en que el videoclip se publicó”, agrega, desmotivando cualquier idea o prejuicio que proponga que un premio internacional resulte la salvación.
Cada uno de nuestros proyectos son producciones propias”, explica Cancio a Rapto. Tanto el corto recientemente estrenado como el celebrado ´Sunset Loop´ fueron proyectos desarrollados desde la autogestión y a partir del circuito más inmediato que rodea a la productora.
Cuando una idea aparece, el proyecto va tomando forma y, con el tiempo, toma concreción. Así, los roles se dividen y se respetan, logrando un esfuerzo de equipo real que procure un crecimiento válido para todas las partes y, especialmente, a Índigo como productora y marca.
“Nosotros mismos los financiamos en equipo y si podemos agarrar algo de presupuesto de algún lado es más que bienvenido”, señala la directora.
Por ahora cada nuevo proyecto de Índigo supo resolverse. Con cada estreno, el feedback fue positivo, generando atención y algunas inesperadas gratas sorpresas como el mencionado premio en España. Sin embargo, los desafíos crecen y con ellos el deseo de ir por más, como es natural. “Por el momento no tuvimos la oportunidad de hacer algo a gran escala y tener que buscar sustento”, confía Cancio, marcando ahora una problemática real del trabajo autogestivo en la provincia de Santa Fe (o de todo el interior del país): “Cada vez se complica más trabajar así, y nosotros lo único que queremos a partir de acá es mejorar y crecer. Desafiarnos constantemente”. 
Desde su experiencia Cancio remarca una realidad del campo audiovisual santafesino: Si bien en los últimos años hubo una fuerte decisión política desde el gobierno provincial a desarrollar un polo audiovisual propio mediante programas de estímulo, concursos, festivales y otras tantas actividades que buscaron generar un fortalecimiento del rubro, una gran mayoría del sector apenas sobrevive.
La realidad en Rosario hoy es compleja dentro del audiovisual, sobre todo si recién salís de la facultad como nosotros y te falta experiencia o “carrera” por todos lados. Trabajo no hay, y si hay no es en las mejores condiciones. Hay mucha gente esforzándose para que esto cambie de todas formas. Y uno, como puede y sabe, trata de sumarse a eso desde su lugar. A largo plazo, no sé. Recién arrancamos y estamos aprendido todo junto, como una avalancha. Por suerte hay gente interesada en nosotros, pero no sé si es algo pasajero a lo que nos tenemos que aferrar mientras podamos o algo que de alguna u otra forma lograremos sostener en el tiempo. Estamos todavía encontrándonos como profesionales tanto individualmente como en conjunto”.

V

Delfina Ciancio tiene 22 años. Tanto ella como todes sus compañeres integrantes de Índigo Cine (Camila All, producción; Joel Bidal, dirección de Fotografía; Constanza Zordan, dirección de Arte) son centenials pertenecientes a una generación que creció y se entregó de lleno a una formación en plena era de la información. Con herramientas audiovisuales al alcance de toda inquietud o material de estudio disponible para saciar hasta la curiosidad más rabiosa, les integrantes del Índigo crecieron consumiendo cine en en tablets, celulares, televisor, monitores y más.
Tanto Azul como el clip de ´Sunset Lopp´ cuentan con una riqueza visual destacada: fotografía, coloración y vestuario se complementan, potenciando la narrativa, llevando al producto final a otro nivel.
Esa dedicación por el detalle, por saber prever riquezas y falencias de cada soporte, por lograr el máximo rendimiento de cada medio manteniendo, a la vez, un lenguaje universal es parte del desafío de la joven realizadora. En el horizonte un objetivo claro, el definitivo: la pantalla grande. Sin embargo, Ciancio sabe que el camino es arduo, que cada paso cuento; se trata de un trayecto donde la experiencia es vital en medio de un mundo tecnológico que evoluciona de manera cotidiana ofreciendo más posibilidades.
“Mi sueño máximo y más ambicioso en este momento es poder pensar y crear a partir de la certeza de que después va a ser proyectado en una gran pantalla a sala llena, y vivir de eso”, comparte Ciancio, sin tapujos.
Los soportes y las plataformas podrán multiplicarse, mas la joven realizadora despeja toda duda sobre el ritual que persiste desde hace más de un siglo: “Me gusta la ceremonia de ir al cine, y estoy bastante segura de que eso no se va a terminar por ahora, por más platarformas de streaming que existan. A la gente le gusta tener una excusa para salir de su casa”.  
Más allá de su experiencia romántica con el cine y las salas, Ciancio acepta y entiende la realidad de sus tiempos. Por eso, inmediatamente aparece un pero, casi como una objeción, como una certeza de una época donde los paradigmas todavía conviven en una especie de equilibrio. “Pero sí, lamentablemente pienso en absolutamente cada detalle de cada soporte, que es una virtud y, un poco, también un tormento.  Cuando algo se me escapa en el momento de grabar, después no me lo puedo perdonar. Pero al mismo tiempo sirve de aprendizaje, para saber qué cosas tener en cuenta la próxima vez y qué pedirle a tu equipo”.

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