ISLA MUJERES: IMÁGENES DE UN SECRETO COMPARTIDO

Isla Mujeres volvió a Rosario para presentar su celebrado disco Secreto y demostrar el gran momento que atraviesan.

Isla Mujeres regresó a Rosario para presentar su disco Secreto en un Distrito 7 poblado por público local y algunxs fans llegadxs especialmente desde otras ciudades para reencontrarse con el grupo luego de meses de ausencia de los escenarios.
El grupo compuesto por Amparo Torres (voz y guitarra) Julia Barreña (voz y teclados), Elena Radiciotti (bajo y voz) y Faustina Sagasti (batería) regaló una heterogeneidad sonora que alternó melodías bailables, polifonía de voces y un pulso sanguíneo que construye las partes de las canciones desde arreglos logrados.
Con casi una hora de disfrute, el cuarteto oriundo de la ciudad de las diagonales dejó en claro el proceso de crecimiento y prolificidad que atraviesa en medio del contexto pandémico.  Ubicadas por toda la extensión del escenario, enfrentando al público, las músicas formaron un organismo pop donde el todo resulta más que la suma de las partes. Isla Mujeres no precisa virtuosismo o performances individuales descollantes, como un reloj de ingeniería gestáltica, la banda entrega una experiencia donde los climas crecen y decrecen guiados por arreglos y estribillos astutos.
Torres, munida de su Gibson SG, saludó a la gente, agradeciendo su presencia para luego invitar a un leve movimiento de oscilación desde las sillas. Excepto por esas intervenciones, el cuarteto optó por tocar casi sin pausa las diez canciones del disco y dos bises. «Color», «Las partes vivas del monstruo», «Enemigo», «Comiéndonos», «Desordenar», «Deseo en la nuca», «Asesina»: las canciones se sucedieron revelando una poesía punzante que ilustra imágenes poderosas. Por momentos hay tonos de torrente surrealista, en otros, una extrañeza cotidiana. Se evidencia un linaje ocampista en las letras del grupo: se trata de una extrañeza capaz de una subversión catalizadora. ¿Isla Mujeres está tocando música ante su público o incitando a un tendal de espíritus cautivos a desatarse y hacerse fuerte desde su vulnerabilidad renegada y escéptica? Probablemente esté haciendo las dos cosas.


“Quiero que conste que Amparo customiza personalmente sus pedales antes de subir al escenario”  bromea Elena un rato antes del toque en el espacio cultural de calle Lagos. Con la mirada señala a la guitarrista que está encorvada sobre un pedal abierto con las herramientas requeridas para la operación: el celular-linterna y un destornillador bebé. Inquieta e histriónica, la bajista (y más) investiga los rincones de la trastienda, curioseando detalles y sorpresas. Flashea cuando lee Concha Gorda como una pintada ad hoc de fibrón sobre una de las puertas del camarín. “Es re punk. Poderoso”, observa sobre el nombre de la crew de raperas rosarinas que la semana pasada ocupó este mismo lugar, tocando ante una aforo lleno.
Luego del soundcheck  con el sonidista Nicolás Carlino (integrante de Un Planeta), ahora la grupa se relaja en el camerino de D7. Divertidas, los titulares van apareciendo con espontaneidad, con las músicas imaginando un juego de clickbait rutilante. Julia dispara “somos comunistas”, un encabezado que parece ir perfecto y desgranar el núcleo de un grupo de operación gestáltica.
“A las 20:30 damos puerta” anuncia parte del staff del Distrito mientras deja la comida (pizza) y cierra la puerta permitiendo que la entrevista tome lugar. La pasarela de titulares se detiene, por ahora.
En una especie de micro living triangular, Sagasti, Barreña y Radiciotti dialogan con RAPTO sobre el recorrido y circunstancias que las trajeron hasta aquí. Torres sigue concentradísima operando su pedal, ahora con Carlino asistiendo.

Desde el debut de Naturalia en 2015 hasta el celebrado Secreto aparecido en junio de 2020, Isla Mujeres fue evolucionando hasta convertirse en la criatura polifónica que es actualmente. En un camino que sabe tanto de bifurcaciones como de movimientos inesperados, nadie podría tildar de previsible al grupo fundado por Barreña y Torres. Si hoy la banda disfruta de una solidez de gestión y saludable elaboración musical, se debe a un dedicado trabajo en varios frentes, que fue asentándose desde el núcleo artístico hacia lo tangencial.
El laburo fue constante y siempre acompañado del disfrute. Moverse, llevando las canciones hacía vínculos que den basamento a una estructura con colegas y una relación con el público de cada ciudad fue menester. En ese sentido, Rosario observó bien de cerca el trabajo de hormiga de Isla Mujeres a través de los años. “Tocamos en Club 1518 y Mono” cuenta Faustina, repasando el historial reciente del grupo en nuestra ciudad. “Hace mucho, también, tocamos en Puerto de Ideas” arroja julia, con el recuerdo de una fecha en 2015.
El desarrollo se fortaleció con los roles claros y la confianza recíproca de un equipo de trabajo. Carlino aparece como una figura clave donde el grupo se respalda tanto sobre el escenario como en el ámbito de grabación. Lo mismo puede decirse de quien se ocupa de la gestión y booking. Por último, alrededor de la banda se conjugan otros talentos del campo audiovisual que ayudaron a redefinir buena parte de la percepción que el público fue conociendo del cuarteto. Con un equipo extendido, Isla Mujeres se concentra en lo más placentero (además de viajar): producir música.
“Gracias al equipo que nos acompaña podemos estar cómodas, logramos que la cosa funcione. Ahora es disfrutar más relajadas de todo el proceso que es avanzar como banda” destaca la cantante y tecladista. “Sin dudas la seguridad que tenemos está relacionada  con poder armar un equipo. Pudimos ocuparnos más en componer, en la producción, que sonemos mejor, enfocarnos hacia una dirección estética más clara”, completa.
“Todo nos sirve para aprender a laburar en equipo. La cosa va más allá de nosotras cuatro haciendo música. Incorporar gente en otros roles que no son tocar, sí hacen a que las canciones, las fechas y demás estén mejor. Fue fundamental armar un grupo grande de trabajo, donde todxs estemos en la misma y enfocadas para crecer”, agrega Sagasti.
Por su parte, Radiciotti destaca que hay objetivos en común. La confianza en cada una de las partes logra una vitalidad necesaria. “Podemos delegar, en un principio. Pero estamos siempre enteradas de todo. No laburaríamos con cualquiera. Sabemos que hay química”.
Si bien hay roles específicos para cada cosa, todxs sabemos todo lo que está ocurriendo. Sé que Julia va a hacer tal cosa y si quiero lo chequeo y estoy enterada”, cierra Sagasti.

Repasar la relación de Isla Mujeres con la ciudad obliga a setear el GPS en un recorrido que trae cierta nostalgia, pero destaca lo trascendente de esta nueva incursión.
En 2015 compartieron fecha en Puerto de Ideas con Aguaviva. En noviembre de 2018 fueron parte de una visita tripartita junto a Francisca y les Exploradores y Potra. Un año más tarde, regresaron a la ciudad para compartir toque con Lalalas en el ya desaparecido Club 1518.
Con un 2020 atravesado por la pandemia y el distanciamiento social, la única posibilidad que quedó para la música en vivo fue el recurso del Streaming. El grupo pudo volver a la música en directo sobre finales del año pasado, cuando el verano se asomaba prometedor. El 15 de diciembre fueron parte de PLAYA, un ciclo de música en vivo con artistas de la escena independiente que tuvo lugar en la Sede Náutica del Club Universitario de Punta Lara. Con Isla Mujeres, Las Ligas Menores y Hojas Secas, PLAYA fue el regreso a la actividad luego de nueve meses de inactividad.
La cuarta visita a Rosario se destaca por dos detalles no menores: será la primera vez que toquen solas en nuestra ciudad mientras que el concierto, al menos por ahora, constituye el estreno de Secreto, casi una presentación oficial única mientras ya tienen en mente plasmar nuevas canciones. En una extraña sucesión de eventos causada por la pandemia, Rosario liga entonces un regalo que fortalece su vínculo con el cuarteto pop.
Más allá del privilegio de disfrutar de Secreto en nuestra ciudad, para el grupo no pasa desapercibida la imposibilidad de presentarlo manera oficial en su La Plata natal o en Capital Federal, donde los medios saludaron al disco en ocasión de su salida además de destacarlo entre lo mejor del 2020 en los listados revisionistas de diciembre.
“Para mi es zarpado y re lindo que nos convoquen de otro lugar para poder presentarlo. Hay confianza desde acá”, considera Sagasti. “Hay feedback en Rosario. Re”, refuerza Elena.
“Hoy va a ser la primera vez que tocamos muchos de los temas del disco. Eso te da una energía extra”, comenta Julia. La polifacética Barreña, también integrante de Señoras Bien y el proyecto solista de Sucia y Seca, destaca que “tocarlo estando de gira es una aventura de vacaciones. Estamos más relajadas. Presentarlo en La Plata o es Capital es más presión”.
“Llegar para tocarlo es un desafío. Me gusta”, retoma la baterista. “Hace tanto tiempo que no tocamos solas, sin poder hacer una lista larga. Vamos a tocar el disco completo y algunas canciones viejas. Hace un montón que no tenemos una hora larga completa para tocar y tocar, sin que tenga que venir otra banda”.

Como un ejercicio de pop elegante algo anacrónico, Secreto está conformado por sutilezas que hablan elocuentemente en varios planos. Corridas de la spotifización que impera en la actualidad, las cuatro nativas de La Plata eligen decir las cosas a su modo. Entre corrientes de pop que se permiten incursiones de soul sintético, ambient, electrónica y una fina pulsión guitarrera, las cuatro integrantes firman canciones con letras inteligentes, arreglos vocales y ganchos contundentes elaborados sobre palabra y musicalidad.
Si bien Secreto es intimista, traza puentes inmediatos ante la escucha atenta. Incomodidad y gritos cohabitan las canciones junto a vulnerabilidad y deseo. Se trata de ingredientes que viajan en narrativas tan engañosas como poderosas. Pérdida, redención y transformación se desenvuelven como lecciones de una metamorfosis pop que desconoce la condescendencia. Isla Mujeres atrapa, el resto del viaje corre por cuenta subjetiva.
La grabación del sucesor de Otras (2017) estuvo a cargo de Carlino en el home studio Sala Isla. En la producción participaron Antu La Banca (Nunca Fui a un Parque de Diversiones), la propia banda y el irreemplazable Carlino.
Secreto es el primer disco de Isla Mujeres grabado por la formación actual y todos los temas fueron compuestos por las cuatro integrantes.
Lejos del frenesí reinante en una industria adicta a las novedades, el álbum tiene un esmerado trabajo de ensamblado: las canciones poseen alta densidad de arreglos y partes, siendo mérito del grupo y su equipo saber tomarse el tiempo para desarrollarlas sin apuro alguno por deadlines o compromisos de booking.
La prueba y búsqueda de la etapa iniciática tuvo una correspondencia en las etapas posteriores, encontrando el punto justo para hacer de Secreto un álbum poderoso y con una identidad que define al grupo.
El ensayo funciona como laboratorio para Isla Mujeres. Allí corren a la distancia, juegan, testean y se potencian. Esa libertad colectiva que permite todo tampoco es dogmática. Lo que funciona no se convierte en ley ad aeternum. De manera orgánica, tanto la búsqueda como sus procedimientos van cambiando.
“Nada es tan premeditado”, sostiene Barreña. “Todo tiene una parte experimental en la sala de ensayo. Vamos tomando dirección ahí. Tenemos mucha química y eso hace que funcione de manera colectiva todo”, agrega antes de arrojar el titular de “somos comunistas, básicamente”, con una mueca que se traduce como sonrisa.
De acuerdo a Radiciotti, la elaboración de canciones con tantos arreglos está relacionada con la complejidad misma que implica componer de forma colectiva. “Componiendo sola una maqueta, quizás sepa con mayor precisión qué hago. Al trabajar con otras personas el diálogo es constante. Se tiene que dar ese diálogo musical, que lleva tiempo y tiene su laburo, pero nos gusta enroscarnos con eso”, reflexiona la bajista. “Capaz que un montón de ensayos ya estamos re hinchadas las pelotas de escuchar la misma canción y ver si le buscamos una vuelta más, que acá hacemos esto de nuevo o modificamos allá, probar mil cosas hasta que nos cierra una parte”, añade.

Con el feedback positivo que logró Secreto la visibilidad del cuarteto escaló, llegando a un público neófito que se enganchó, descubriendo los lanzamientos previos. Acumulando reproducciones y cosechando proto-hits que se van expandiendo gracias a las redes (el nuevo boca a boca) Isla Mujeres disfruta de un crecimiento saludable que espera preservar aún entre altibajos e incertidumbres propios del contexto pandémico.
La banda crece a paso firme, sin embargo, su presencia es relativamente discreta para los parámetros de una industria que requiere animales mediáticos que la alimente. Quizás la perspectiva actual sobre Isla Mujeres se vuelva algo difícil de abordar con una descripción fácil. ¿Quiénes y cómo son las personas que están detrás de las miles de reproducciones de YouTube, Spotify y otras plataformas de Streaming? ¿Se pueden apuntar unas demographics certeras sobre quiénes constituyen el público del grupo? Tarea ardua, sin dudas. Más aún para un sábado por la noche mientras el público va ocupando la mesas reservadas bajo protocolo correspondiente. Compartiendo miradas incrédulas entre ellas, casi a punto de reír, comentan que está jodido definirlo. Sin embargo, se atreven.
Desde que tocamos en el Encuentro Nacional de Mujeres en Chubut, hace tres años fue un quiebre” señala Sagasti. Para la baterista la experiencia fue tan emotiva como transformadora. “A partir de allí surge un contacto con gente nueva que luego fuimos encontrando en diferentes fechas. Hubo una conexión”, añade.
Según Elena, la sintonía con el movimiento feminista es profunda. Allí reside otra parte de la pertenencia de la banda. Como mujeres forman parte de la enorme ola verde que viene transformado los paradigmas nacionales en los últimos diez años. Las canciones del grupo, por supuesto, encuentran un entramado inmediato en la lucha que lleva adelante el movimiento. En ese sentido, Secreto dispara estrofas que reverberan en la cabeza del oyente y se amplifican tanto por las calles verdes como en las vivencias cotidianas más intimistas.
“Hay un vínculo con la militancia feminista” destaca Elena. “Creo que mucha gente nos asocia a ese movimiento, lo que es lógico. Sonaba nuestra música en el Congreso cuando se votó la IVE (Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en Argentina)”, comparte. La cercanía entre grupo y movimiento quedó registrada en un video que la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito colgó el 29 de diciembre en la víspera de una jornada histórica.
Por su parte, Julia menciona la identificación del público Queer con el grupo, algo que data desde el origen de su movida, en 2014. “Hay un fuerte agite desde allí. Se nota eso, tanto desde el escenario como en otros lados. El nombre también llama la atención, va llegando por ahí”, afirma la tecladista y vocalista.
La conversación se interrumpe cuando se escucha un minúsculo sonido metálico que captura la atención de Radiciotti. “¿Qué fue ese ruidito?” pregunta, mirando con curiosidad a Torres.”Un resortito que voló”, responde la guitarrista.
Antes de emprender la nueva pregunta, Torres aparece caminando agachada, linterna en mano, rastreando el resorte por el piso, de rincón a rincón, cual personaje de Peter Sellers.

Tanto en la entrevista frente al grabador como en la charla off the record que toma lugar durante la sesión de fotos, las cuatro integrantes de Isla Mujeres coinciden FUERTE en algo: quieren grabar un nuevo disco muy pronto. Sagasti y Radiciotti agitan una pancarta verbal de “¡un disco por año, un disco por año!” mientras que Barreña se suma y aclara que hay ideas, muchas.
Fiel a la tradición de grupa inquieta, las ideas y planes se multiplican cuando se reúnen todas. “Juntarnos nos da manija para proyectar cosas” dice Julia. Tienen ganas de hacer otro disco antes que vuelva el hipotético lockdown. Además quieren hacer fanzines y desarrollar proyectos de videos que quedaron colgados. Por supuesto, todo lo quieren hacer juntas, combinadas, potenciadas, hermanadas.
“Al disco nuevo le re tenemos ganas”, cuenta Sagasti. “Hay un par de canciones listas, es encontrar el momento para meterle”, comparte mientras vuelve a la manija: “Sacamos un disco por año, ya está. Tenemos ganas de tocar Secreto, claro. Si bien hay temas que los tocamos desde hace taaaanto tiempo que por ahí no te dan ganas”.
Isla Mujeres no se deja intimidar por la incertidumbre que impone el nuevo orden covidiano. Los interrogantes sobre las medidas preventivas que podrían sucederse a partir de marzo sobrevuelan, pero no petrifican sus actividades ni intimidan su imaginación. Por ahora el grupo disfruta del veranito de conciertos que se abrió en diferentes ciudades del país. Agradecidas de poder reencontrarse con su audiencia toman las cosas con calma. De hecho, hasta se entusiasman con una excursión musical a la Patagonia.
“Es hora de disfrutar el momento” sentencia Sagasti, arrojando otro título rutilante. La baterista sabe que planificar con anticipación y establecer una agenda a rajatabla constituye casi un acto de arrogancia en el contexto que corre. La calma es prioridad. “No sé si podemos proyectar a largo plazo. Me pongo contenta y vivo el ahora. Hoy se trata de esta fecha: de poder viajar, venir a tocar, disfrutar la prueba de sonido, disfrutar que está todo OK, que vamos a hacer una lista re larga. Es la primera presentación del disco. Vivo esto. Si sale una fecha en otro lado, allí vamos a estar. Vamos día por día. Mañana cuando volvamos a La Plata, veremos cómo seguimos, pero seguimos, no hay dudas”.

Por Lucas Canalda & Flor Carrera Ph

 

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