MAITE ACOSTA: CUADROS EN MOVIMIENTO

Como artista plástica y docente, Maite Acosta busca fortalecer la identidad del circuito de arte rosarino. Tomando acción con su propia obra y en la enseñanza, dedica su tiempo a encontrar formas de construcción colectiva que ahonden en lo íntimo y lo coyuntural.
Reflexiones en torno al arte, la docencia y al rol de la comunicación en una ciudad en constante ebullición.

 

Maite Acosta es licenciada en Bellas Artes, coordinadora del Taller PuntoInquieto y columnista de La Canción del País,  Radio Universidad Nacional de Rosario.  Nuestro interés en ella surgió no solo por su producción sino también por su labor como docente y comunicadora. Pero vayamos por partes: desde hace tiempo produce y exhibe en múltiples espacios. Ha sido  premiada en múltiples instancias como en la 3º Bienal Nacional de Pintura de Rafaela o en el Multievento Artístico Premio Estímulo 2006 “De las Sombras a la Luz”  llevado a cabo en el CEC de Rosario, por mencionar algunas.
Permanentemente en movimiento, como le gusta definirse, fue por más y generó propio su espacio: el taller PuntoInquieto. “Trabajo las clases como me hubiera gustado que me las den a mí”, aclaró. En sus talleres enseña dibujo y pintura además de desarrollar seminarios sobre arte. Atenta a los detalles, es una mujer apasionada, comprometida con su vocación. Inspirada tanto por los clásicos del arte como por la intimidad de sus vínculos, Acosta comparte reflexiones en torno a la carrera de Bellas Artes, la docencia, el rol del Estado y el feminismo.

I

Empezaremos por el final. La sensación que dejó su encuentro: potencia pensado en términos de Spinoza. El poder de potenciar a alguien. Acosta es una fuente de energía que sirve para seguir produciendo y ver las cosas de otra manera. El arte del artista. La misma sensación que se produce cuando se está delante de un cuadro. Una cosa es verlo y otra muy distinta es que te la cuenten o verla a través de una pantalla. Hay obras que potencian, que te salvan el día y de la angustia.  Nuestra visita le sirvió para reencontrarse con viejos trabajos y revisar algunos rincones de esa inmensa casa antigua que alberga a estudiantxs de todas las edades. El nombre del taller es descriptivo: Punto Inquieto, taller de arte en Rosario. Ella está permanentemente en movimiento, ya lo dijimos. Pero la mención a  Rosario también es importante. Ya veremos. Volvamos al taller: hay cuadros, pinturas y colores por todas partes. Hasta los baños están intervenidos. Lanza definiciones y reflexiones todo el tiempo. Nos explica la razón de ser de cada habitación mientras suena Nina Simone desde una notebook. La referencia a la radio es permanente. Quizás inconscientemente. La historia no por sencilla deja de ser interesante: Perry, conductor de La Canción de País, la convoca a participar en el programa buscando trazar un puente directo con artistas, curadores, investigadores y referentes del arte. “Esto me permitió acercarme a gente que tenía en lo más alto del podio y ver que son personas comunes y corrientes. Ahí empecé a ver las cosas de otro modo”, confía. Este contacto será clave a la hora de producir o encarar un proyecto ya sea sola o colectivamente. Saber que sus colegas están en la misma que ella.

– ¿Cómo era Maite Acosta antes de iniciar el largo camino como artista?

Desde los tres años, afortunadamente, mis viejos me llevaron a un taller de arte y de danza. Eso fue clave porque me la pasaba yendo a clases de español clásico, folklore, jazz, flamenco y muchas horas en talleres artísticos. Para mi era algo natural estar dibujando, pintando y bailando. Cuando terminé la secundaria pensé estudiar arquitectura como una actividad de la cual vivir y al arte tenerlo aparte para mí. Pero duré un mes, no pase ni los cursillos de entrada. Mientras todos dibujaban diseños arquitectónicos yo lo único que sabía hacer era esculturas de Lola Mora.  Ahí me di cuenta que mi mirada estaba puesta en otra cosa y me metí de lleno en Bellas Artes.  Por supuesto que no faltaron los comentarios tipo “pero de qué vas a vivir”, “por qué no haces una carrera universitaria que no sea hippie”. La única que me bancó fue mi vieja. Sin ese apoyo, el de mi familia en general, no lo hubiera logrado. Siempre nos brindaron la posibilidad de dedicarnos al arte, tanto a mi hermana como a mí.

– ¿Cómo desarrollaste tus tiempos de creación y producción propia?

Cuando cursaba me dedicaba solamente al estudio porque trabajaba ochos horas en una oficina. Si bien vivía y me bancaba mi vieja, tenía que solventar mis gastos. Era necesario tener otro ingreso. Entonces, cuando terminé de cursar, me encontré que tenía tiempo para estar conmigo misma, producir para mí.  Cuando terminé de cursar volví a pintar y me reencontré con el hacer.  Tuve dos grandes maestros, Julián Usandizaga y Rodolfo Perassi, que fueron mis referentes por todo lo que generaban en sus clases. Me enseñaron que esto es un laburo más como cualquier profesión y que hay que estudiar todo el tiempo. Me pasa hasta el día de hoy que repaso artistas de hace 15 años atrás y ahora los veo con otra perspectivas. Está buenísimo, es muy enriquecedor. Otra cosa que me decían era que tenía que conocer a los artistas que viven en mi ciudad porque seguramente ellos tuvieron las mismas sensaciones y momentos que yo. Respiraron la misma humedad, se toman el mismo colectivo que vos, todo. Así que pase por los talleres y después ya me puse a trabajar en lo que podía. Hacía un poco de todo en muy poco tiempo, entonces ahí me decidí a focalizar en qué quería producir como artista. Iba mucho al bar La Chamuyera, me gustaban mucho las sesiones de jazz. Como no tenía mucho tiempo para mi producción, a donde iba me ponía a dibujar. Escuchaba música, dibujaba a los músicos; iba a una charla en el museo, dibujaba lo que pasaba ahí; siempre llevaba mi cuaderno. Después empecé a trabajar acá (en el taller) dibujando todos los rincones. Fue como que empecé a retratar a mi mundo interior, mis espacios.

 – Podemos decir que fuiste de lo público a lo privado.

Me pasé un año dibujando en la calle, después volví acá y después tomé la excusa de los viajes para dibujar y retratar las ciudades que visitaba. Eso fue como una vuelta a la producción propia. Fueron esos dibujos los que me permitieron conectarme. Ahora estoy en otra búsqueda.

Aquí la charla se detiene y entramos en la zona de muestras. Ella nos describe algunos de sus trabajos. Eso cuadros de naturaleza que cuelgan en las paredes (y que se pueden ver en su página web) y hacen referencia a sus fuentes de inspiración: el género Naturaleza Muerta donde destacó los trabajos de Caravaggio, Jan Davidsz. de Heem, Willem Kalf, entre otros. Su mirada apunta sobre Amor de verano: “Tiene que ver con todo lo que pude vivir en el río, que es un momento de mucha conexión conmigo”, aseguró. No duda en reivindicar a la estación del calor como otra fuente de inspiración ya que “son los meses que hay tiempo para estar a disposición para sí. Leer, viajar, dibujar, estar con amigxs. En esos momentos surgen proyectos como este, donde retrataba todo lo que vivía en el río”, afirmó y agregó: “Aquí es cuando vuelvo a ver artistas que me encantan, los europeos que trabajan el género de la naturaleza muerta  que es una pintura muy clásica, siendo una de mis favoritas. A la vez me gusta mucho el arte contemporáneo, entonces estoy viendo cómo elaboro esas imágenes de la gente que me gusta y como lo traduzco en mis pinturas. Busco que el dibujo pueda decir algo más allá de lo técnico, de lo mimético. Trato de correrme un poco de ese lugar. Qué sentido tiene representar imágenes que se podrían ver en una fotografía, qué puedo sumarle a eso, a esa idea. Eso es lo que estoy trabajando ahora“.

– ¿Qué ves cuando ves un dibujo tuyo? ¿Crees que una obra refleja la personalidad del autor o autora?

Al principio me lleva al momento que viví en instante. Todo está muy ligado. A muchos artistas les pasa que lo que van viviendo va modificando la producción. La obra tiene que ver con lo que vas transitando. En lo personal, depende de la época del año. Durante el invierno yo suelo encerrarme y busco hacer cosas adentro. En verano, todo lo contrario, voy al rio a dibujar. No solo lo que te pasa emocionalmente, sino estar conectado con estaciones del año. Creo que la obra va de algún modo tirando algunas puntas de lo que es uno en ese momento. Habría hasta que sospechar de las producciones que se sostienen igual con el paso del tiempo.  Por lo menos para mí. Yo no puedo hacer lo que hice hace quince años atrás.

– Dicen que la vocación del verdadero artista es reinventarse todo el tiempo.

Sí, porque durante muchos años estuve preocupada solo por lo técnico. Al pasar de la foto a la pintura me  pregunté qué sentido tenía hacer eso. Ahí me obligué a dejar de trabajar en esa línea. Fueron años en que no llegué a nada que me interesaba. Después sí, volví a trabajar con líneas y a dibujar  lo que pasaba en mis ratos. Lo que vivo en un momento o lo que me pasa en un determinado lugar como el río, después trato de llevar ese material incipiente a otro estadio. Esa búsqueda se produce permanente, nunca tiene fin.

II

La conversación entra en zona de dibujo y pintura. Ella explica con lujo de detalles, se pone en rol docente. Enseña sus trabajos, su preproducción, desarrollo y trabajo final. La conversación se focaliza, entonces, en la enseñanza, el ejercicio de educar. Enseña como le hubiera gustado que le enseñen. No critica a la escuela ni a sus formadores sino que a la hora de preparar sus clases imagina cómo mejorar aquello que no la sedujo en su momento. Así encaró este proyecto de enseñanza que comparte con otrxs colegas y que recibe alumnxs de todas las edades. En su taller es clave conocer a sus estudiantes, saber qué quieren o están buscando. “Siempre pienso las clases como me hubiese querido que me la den a mí. Siempre estoy tratando de hacer lo que me encantaría encontrarme en un espacio de aprendizaje. Acá, por suerte, lo puedo hacer como quiera y lo voy cambiando todos los años. Por eso ninguna clase es igual a la anterior. Es lo que más me gusta”, puntualizó.

– ¿Cómo llegaste a la docencia?

Cuando terminé el primer año de la facultad, un profesor de escultura con el que me había llevado mal todo el año porque siempre me ponía siete (admito que fui media obsesiva por el promedio y las buenas notas) me invitó a formar parte de su cátedra como ayudante de alumna. Ahí cambió todo. Casi sin darme cuenta empecé a laburar como docente. Tenía 18 años. Lo mismo pasó con la radio: de pronto me encuentro haciendo radio, comunicando y difundiendo arte.

 –¿Qué es un PuntoInquieto, en referencia a su taller?

Con una amiga artista tratábamos de ver de qué manera transmitir lo que nos caracterizaba: la búsqueda permanente. La inquietud es algo fundamental, es algo clave en mi personalidad. Desde siempre, desde chica hasta el día de hoy que me encantaría hacer un montón de cosas pero no me dan los horarios y espero poder hacerlas en algún momento. La inquietud me define bastante, de aprender, crecer, conocer permanentemente. También porque desde el taller salimos mucho a visitar obras. Eso también da pauta de la enseñanza que proponemos. No nos quedamos encerrados sino que salimos a recorrer y charlar con diferentes actores vinculados al arte.

– ¿Cuando salen a buscar obras visitan las que ofrece el Estado o las denominadas muestras independientes? ¿Qué criterio de selección hace en ese momento de decisión?

Trato de visitar muestra que les puede gustar o estar en concordancia con lxs que están en el taller. Trato de no priorizar mis gustos por sobre los demás. Priorizo a lo que se esté trabajando en el taller porque es un espacio muy ameno en el sentido que la gente viene a disfrutar y aprender. Está también lo terapéutico en algún punto pero trato de correrme de ese lugar porque no tengo herramientas para eso. Entiendo que sí lo es para muchos y que se canalizan un montón de cuestiones pero trato de que sea siempre lo más específico posible dentro. Lo mío es lo cultural, los obras de artes, búsquedas, etc.

– ¿Cómo conjugas el ser artista y docente al mismo tiempo?

Creo que el nivel docente lo tengo mucho más consolidado comparándolo con mi producción personal. Estoy como en un  desfasaje porque le dediqué muchos años al poder desarrollar un espacio como el taller, la escuela o facultad misma, pero no tengo un tiempo o reflexión abocado en mi producción personal. Recién ahora en este último tiempo lo estoy priorizando porque tomé conciencia de algunas cuestiones como decir bueno, si quiero llegar a más personas tengo que trabajar mucho más con mis obras. Mi intensidad en la producción no está tan afianzada como con la docencia pero apuesto a lo mío, sin dudas.

– ¿Hay mucha frustración en la vida de un artista? Que le dirías a alguien que está dando sus primeros pasos y se encuentra con todo tipo de obstáculos a la hora de producir.

A mí me cambió mucho conocer la escena rosarina, pero porque soy de acá. Creo que cuando uno quiere llevar adelante un proyecto, empieza a hacer lo necesario para que eso funcione. Si te vinculas, surgen posibilidades. Pero si te quedas en la queja y en la frustración, no pasa nada. Por supuesto que hay distintos tipos de frustraciones como no encontrar algo específico en una producción, etc. Pero el mecanismo es el mismo: si me quedo triste porque algo no me sale, nunca va a pasar nada. La palabra frustración me parece demasiada negativa. Hay obstáculos como en todo tipo de laburo. Siempre hay posibilidades para avanzar, ya sea juntarse con otro colega. En mi caso, eso siempre me sirvió, que otros la vean de afuera. Qué aportes pueden hacerme. Cuando algo no funciona, es cuando más le tenes que dar. Cuando funciona muy bien, hay que manejar otras posibilidades para no caer en la comodidad y quedarse en el mismo lugar.  Si hacemos una analogía con lo que les pasa a los músicos creo que es diferente. Desde el espacio artístico visual hoy hay muchas facilidades para mostrar el laburo, muchas. Por ejemplo, desde el espacio Carambola que lo lleva adelante Candela Abeldaño y que vincula la producción de los artistas que recién están terminando la carrera o la terminaron hace muy poco. Ahí tenes un espacio. Después para los que los que están más avanzados hay otras galerías. Para cada estadío de la producción, por lo menos hoy, hay lugares disponibles. Si te encerrás a dibujar sola como loca mala y no salís, no tiene sentido.  Es hacer un montón de cosas que nadie está pudiendo ver. Tenes que salir a ver en qué espacio te pueden recibir, y siempre te van a abrir las puertas, ya sea desde lo estatal, lo privado o lo autogestivo.

III

En sintonía con la coyuntura, la mirada feminista intervino en el mundo del arte y la pintura. No son pocas las noticias y comentarios que salen a la luz denunciando históricas demandas de discriminación y sectarismos por parte de determinados círculos de elite. Capitalismo, básicamente. Ahora sí la voz se unió en un grito y se puede decir que en el mundo del arte las mujeres tienen poco espacio de participación y exposición. En los museos predominan mayormente obras de hombres, hay pocas curadoras o se reconoce a algunas por ser la mujer de. Ni hablar de las cotizaciones de los cuadros de hombres y mujeres. En buena hora, estos prejuicios van cayendo, y está la mirada feminista para poner un poco de claridad en este mundo tan desigual e injusto. Maite imagina un futuro venturoso gracias a un presente que promete.
“En el arte somos muchas mujeres laburando, tanto en el espacio de talleres como en la universidad. Hay muchas mujeres gestoras, galeristas. Además de muchas trabajando en museos pero es cierto que la visibilización, por lo menos hasta hace un tiempo, predominaban los hombres. Es una movida que es sumamente enriquecedora, para los años que vienen, de mujeres que están ligadas al ámbito específico del arte que están tratando de reivindicar las obras de ciertas mujeres que quedaron solapadas por figuras de hombres. Por ejemplo, hay matrimonios de artistas cuya obra fue más conocida la del hombre, lo mismo con parejas de investigadores. Esto se está revirtiendo paulatinamente y va de la mano con todo lo que está pasando a nivel nacional, obviamente. Personalmente yo no sufrí ningún tipo de discriminación por género pero sí conozco a muchas colegas que han tenido problemas en instituciones o en cargos. Creo que se vislumbra una posibilidad de cambio que está bueno. Hay que ver cómo se sigue avanzando porque no alcanza con que una mujer llegue a un cargo. Tenemos que evaluar su gestión al frente. Debería haber más mujeres, igual a los hombres, pero que también que haya una reflexión profunda sobre qué tipo de propuestas están llevando adelante“.
A nivel nacional se reunión un grupo de artistas que se llama Nosotras proponemos que es un espacio de reflexión de la práctica artista, vinculado a las mujeres. Eso fue creciendo en todo el país, incluyendo a Rosario. De ahí salió lo que se hizo para el 8M donde, durante una semana, en los museos se iluminaron solamente las obras de mujeres para dar cuenta de la diferencia que hay en las colecciones. Cómo un museo piensa el patrimonio, en qué lugar se ubican esas obras, cuántas mujeres no están o que las obras que figuran como anónimas pero que en realidad están hechas por mujeres. Lo que viene tiene que seguir por ese camino pero profundizando un poco más con la historización y de investigación de quienes son esas mujeres y por qué no están. Estuvo buena esa intervención de iluminar pero no alcanza, debería ser un punta pie inicial para comenzar a conocer un poco más a quiénes se las discriminó en toda la historia”.

IV

Durante la entrevista es constante la referencia a la radio. Su llegada se dio casualmente cuando recibió la invitación de Bernardo Mason, conductor de La Canción del País, para armar una columna semanal. Sus dudas se transformaron en certezas y hoy sus columnas forman parte de una destacada fuente de información y debates sobre el arte en Rosario y alrededores. Sabe que comanda una batalla casi en soledad contra el gran aparato comunicacional que discrimina a la difusión de muestras y exposición en museos (tarea para el lector).  Lucha contra los prejuicios que predominan en todos los ámbitos, haciendo hincapié en sus estudiantes iniciales y reclama mayor atención a lo nuestro. No esperemos viajar a Europa para visitar un museo. En Rosario tenemos de sobra y del mismo nivel. La cuota de descolonización que nos falta a todos y todas.
El espacio de la radio me encanta porque me permite conocer más a los artistas que admiré desde que era estudiante. De repente estoy con artistas cuya obra están, para mí, en lo más alto y ahora estoy mano a mano con ellos. Me sirvió para sacarme muchos prejuicios que tenía sobre algunxs actores del campo artístico rosarino. Por ejemplo: en la facultad  la mayoría atraviesa distintas etapas. Una de ellas es la de enojarse con el sistema, con las instituciones. La rebeldía pasa por estar contra toda autoridad. Casi una actitud anarquista. Pero después te das cuenta que es por desconocimiento, al menos en mí caso. Inventé en mi cabeza un montón de situaciones que después cuando conoces a las personas dije “qué boluda, cuanto tiempo perdí en enojarme por desconocer. Cuando pensás que está todo arreglado, que siempre decide el mismo jurado, te terminas encerrando en vos mismo. Te aíslas en tu cabeza. Me pasó, me aislé mucho en vano”.

– En tus columnas se nota mucho la predisposición de los artistas para abrirse genuinamente. ¿Crees que en los medios tradicionales faltan más espacios para los artistas? ¿Qué sucede en ese terreno mediático?

En el espacio de Perry tengo una libertad absoluta de trabajar a mi manera. En ese espacio, y en la radio en general, intentamos dar la posibilidad de que todos puedan hablar. A veces se hace difícil porque tenés momentos en el año que hay muchísima actividad entonces no nos da el espacio para dar cuenta de todo.  Ahí tratamos de difundir lo más que se pueda: desde una muestra del Macro o Castagnino, alguien que tiene su muestra en OSDE, un investigador o curador rosarino hasta un artista que recién arranca. Esto no se da en ningún en otro medio porque se difunde lo que vende o lo que viene de afuera. El ejemplo más claro es lo que pasa con Marta Minujín que sale en todos los medios, la va a ver un montón de gente al punto de saturación de público. Después a esa gente no la vas a ver nunca viendo muestra de cualquier tipo. Es un fenómeno extraño y que a veces nos hace un poco de ruido.

– ¿Y qué pensás de ese fenómeno?

Con todo respeto por Marta, por supuesto. A mi me genera algo particular, que tiene que ver con el espectáculo, el marketing y un montón de cosas. Si bien están conectadas con el arte, no son necesarias para un artista. Hay una cuestión genuina en la producción de alguien, por  un lado, y la sinceridad con tu trabajo que va por otro lado. Mucha gente está acostumbrada a lo espectacular. Pero hay muchísima gente haciendo cosas que son muy interesantes y que merecen la pena conocerse. A eso apuntamos cuando hacemos radio.

 – Como sucede en todos los ámbitos de la vida, imagino que hay muchos prejuicios en el mundo del arte. ¿Cómo se hace para deconstruirlos?

En mi caso me ayudó estar de los dos lados, en la docencia y en la producción.  En la facultad, mientras cursaba estaba en un equipo de cátedra aprendí mucho estando en la mesa chica de los docentes. Luego, ya produciendo, salí de facultad viendo otra realidad. Por último, la radio me implica estar en un permanente contacto con las instituciones. Desde las muestras que vemos en los museos, los espacios privados o los autogestivos. En Rosario hay mucha movida que te permite tener a mano muchas posibilidades de acercarse. Para el que quiere arte clásico, el contemporáneo, los más under o lo más top. Entonces hay un abanico de posibilidades para quien quiera pueda acercarse a ver. Desde el taller, intento manejarme con esa premisa: a los que empiezan les aclaro que estaría bueno desmantelar todo tipo de prejuicio o si no te gusta algo, preguntar por qué. Después te fijás qué hacés con esa información nueva adquirida.  Por otro lado, la radio  me parece un espacio fundamental de difusión porque muchas veces una se llena de preguntas sobre quién es tal o cual personaje, entonces me habilita a tener un espacio no solo de difusión de lo que se produce en Rosario, sino casi de docencia porque le damos la posibilidad al artista de contar qué hace y  al oyente de escucharlo, si lo desea, y sacar sus propias conclusiones.

– ¿Cómo se sostiene esa batalla?

Corriéndote de la queja y el reclamo, creo que si das vuelta eso, el aporte que podes hacer es otro. Eso  intentamos hacer desde el programa y la radio en sí. Ir desde lo autogestionado, lo particular, a un artista que ya tiene una carrera consolidada. En lo personal, lo que más me interesa es trabajar con artistas rosarinos, tanto en el taller como en la radio. También está la cuestión que mucha gente viaja a Europa y visita sus museos pero no conocen los de Rosario, siendo que tenemos museos hermosos. Vayamos a conocer lo nuestro primero. Lo bueno del taller es que hacemos eso: conocemos nuestros museos, sea el Castagnino, el Estévez, el ECU (Espacio Cultural Universitario). Entonces damos la clase ahí. Así y todo es difícil. Hay muy  pocos espacios que permiten conocer profundamente a los artistas, por eso siempre agradezco mucho a los que acercan a la radio para dar notas. Nunca nadie se negó. Sean docentes, curadores, artistas o gestores. Eso da cuenta de que hay una necesidad de poder/querer transmitir y comunicar lo que se está haciendo.

– Ahí entra la autogestión como espacio de contención para los que quejan afuera de los medios masivos o para armar sus propias movidas, imagino.

Cuando me vinculé con distintos espacios, gestores y artistas me di cuenta que, al ser tan pocos en Rosario, podés trabajar en conjunto. Eso es algo muy positivo porque cuando pensás que los que están en otro plano o nivel y pensás que nunca vas a estar en ese lugar, en realidad lo que tenés que hacer es acercarte a los tuyos y preguntarnos qué podemos hacer. Eso está pasando mucho ahora. Sobre todo en esta coyuntura adversa. Te tenes que juntar sí o sí. Lo colectivo da mucha fuerza. Lo autogestivo implica una militancia de lo que uno quiere hacer: tenés que poner mucho amor y energía. Con el tiempo vas a ver los resultados pero si uno realmente lo quiere hacer es cuestión de meterle. Por lo menos eso me pasó con el Taller. Arranque sin tener idea de nada y nunca pensé que iba a continuar con este espacio que nunca para de crecer. Hay mucha gente que tiene ganas de compartir, aunar todos los esfuerzos para que entre todos y todas salga algo copado.

 – En los últimos años se observó una participación activa del Estado a la hora de encarar eventos, ferias o muestras. El estado se hizo presente.

Sí. Creo que hay muchos proyectos que no se podrían dar sin el apoyo estatal, muchos. Y lo interesante, es que en los últimos años muchos proyectos, que vienen de Provincia o de Municipalidad, abrieron las puertas a espacios como el Taller. En la semana del Arte nos convocaron, hace ya varios años, eso es una posibilidad para mucha gente de ser parte de la semana del arte.  Sí considero también que es importante mantener lo autogestivo de los proyectos para no depender tanto del Estado. Entiendo que se necesita del apoyo estatal, podría haber más, pero en los últimos años  hubo un impulso mayor. En lo personal, siempre me maneje por mi cuenta, sea por lo del Taller o la radio. Mi producción nunca contó con apoyos  de ese tipo pero sí es importante esto que te decía, saber conectarse, estar vinculado para potenciar la escena. Ser inquietos. Desconozco cómo se manejan el tema de presupuestos y demás pero porque nunca estuve ahí adentro. Siempre se puede estar mejor en la relación entre lo privado y lo estatal, como pasa en todos los ámbitos de la vida.  Con el rol del estado pasan dos cosas. Tiene varios programas de sustento y de apoyo a los artistas pero siempre falta un poco más. Hay apoyo pero podría ser mayor porque hay muchísimos artistas haciendo por lo tanto lo que estaría bueno es que se los pueda incluir en esos programas. Va para todas las actividades, sean músicos, escritores, etc. Creo que esta bueno lo que hace el Estado pero siempre es perfectible, siempre.

– ¿Y qué pasa en Rosario con eso?

En Rosario hay montones de espacios que te permiten visualizar tus primeros trabajos. En lo personal, cuando arranqué a exponer o salir a la calle, había un montón de lugares y circuitos como las ferias de ilustración: hay un montón de mujeres y hombres trabajando allí. Pero también tenés artistas que deciden no circular por espacios “oficiales” sino por los denominados alternativos. Entonces tenés un montón de lugares, siempre. Y quienes lo sostienen son los artistas. Hay muchos lugares porque hay muchísima gente haciendo, bancando esos sitios. Y acá entra la cuestión de quién nos banca económicamente.  Porque tenemos un montón de gastos en logística, producción y preparación, pero después hay un vacío enorme, no es redituable. Creo que cuando uno recién comienza tendría que estar más ocupado en producir y después ver cómo hacés circular esa obra. Todo es cuesta arriba porque terminás bancándote sola y te ayudan un montón de amigos pero después nadie compra tu obra.  La escena se está sosteniendo por los artistas y tenemos que empezar a pensar al artista como un trabajador más de la cultura. Sacarlo de ese lugar romántico y reconocerlo como tal.

– En un marco de total generalidad: ¿Qué rol crees que le cabe al arte en las coyunturas sociales?

No creo que el arte o una obra sea el reflejo de lo que está pasando. O que necesiten contar algo. No es un medio. Sí hay una función social muy importante del arte. Los artistas tenemos una responsabilidad porque estamos trabajando en un determinado momento histórico, en una ciudad específica y podemos dar cuenta de un montón de cosas. Pero no necesitamos ser literales. Sí tenemos el rol de poder de transformar muchas cosas desde nuestro lugar.  Después está en cada uno. En lo personal, yo tuve momentos de mucha angustia y una poesía me alegró el momento. O una muestra me potencia y me genera algo hermoso. Creo que el arte es un espacio de contención y de creación. No se si le podemos cambiar la vida  a las personas, pero que puede ayudar en algún momento, seguro que sí. Y no tiene que ver con la belleza ni nada sino que puede tirar unas puntas para pensar la realidad desde otro lugar.

 

TXT – JOSE LUIS MORELLI 
Ph -RENZO LEONARD 

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