IBIZA PAREO: NUESTRO AMOR ES MÚSICA

Ibiza Pareo volvió a Rosario para hacer bailar al Club 1518 en una noche compartida con Lalalas y Aguaviva.
Reflexiones, balances y perrites frente a un 2020 que promete nueva música.

 

En la noche del viernes, Club 1518 presentó un tridente imperdible en el marco de su ciclo “La gratis del mes”. Con la música de Lalalas, Aguaviva e Ibiza Pareo y una puesta lumínica a cargo de Flavia Cisera y Mauro Barreca, el clásico espacio cultural de calle Salta se llenó (una vez más) para el disfrute de una velada donde la intensidad del movimiento fue ganando dinamismo hasta transformarse, por unas horas, en una pista de baile sin final aparente.
Lalalas abrió la fecha con su siempre evolutiva propuesta de partir sobre la estructura de sus canciones para luego indagar en lo experimental. Un rato más tarde, Aguaviva brindó una magnética actuación exhibiendo un claro dominio de su show.  Ambas bandas se encuentran en un gran momento; habiendo encontrado el punto justo para sus toques, muestran una data de lo que está por venir mientras se animan a subir la apuesta con el material conocido.
Bien pasada la medianoche, Ibiza Pareo tomó el escenario del Club ante un público que se fue apretando para estar cerca, pero que paulatinamente se fue soltando, permitiéndose hacer del espacio común, un agite colectivo.
El ritual de Ibiza Pareo comienza como un organismo bimembre que se activa mediante un abrazo estrecho antes de dar un paso adelante y tomar posición con sus instrumentos. Marina La Grasta: teclado, guitarra y voz. Ani Castoldi: octapad y spoken word novelera. Ellas dos son Ibiza Pareo: amigas y compañeras de ruta; socias creativas que se entienden al dedillo; cómplices del show de cada noche.
Desde el primer beat, todo se desata sin mediaciones. No hay preámbulos. Tampoco protocolo formal de saludar o presentarse. Estamos aquí para darnos al propósito del baile. Sin solución de continuidad las canciones arrecian, casi siempre disparadas por un ágil movimiento de Castoldi sobre el pad. “Somos agua”, “Bailemos juntas”, “En una cita”, “Tuya”, “Loba de noche”, son hits irresistibles para cada unx de lxs presentxs. Por fuera de este campo magnético más que popero que resguarda al Club esta noche, quizás sean canciones desconocidas, empero lo embriagador de cada tema no pasaría desapercibido para nadie que los escuche por primera vez. Los estribillos están pulidos con sencillez; las pistas groovean de manera genuina, lejos de la artificialidad; el spoken word novela de Castoldi es atrapante y relajado, una parodia de la intensidad de cualquier novela del viejo canal 9; La Grasta, guitarreando de manera sutil, le da ductilidad a su voz grave, permitiéndose jugar a ser una vocalista formal o dejarse llevar por el momento.
La sonoridad del dúo es una amalgama de house, beat, disco; electropop sofisticado pero simple, que sabe potenciarse con arreglos de guitarras acústicas y otras instrumentaciones más heterodoxas.
Entre las luces impactantes, por segundos relampagueando flashes, Marina parece desaparecer de su puesto, aunque simplemente está doblada sobre su guitarra o jugando con algún pedal. Con brazos arriba o extendidos, parece querer llegar más cerca (aún) del público, queriendo ser parte de la pista. Castoldi, a su lado, es hiperkinética, cantando, riendo, bailando de la cintura para abajo, sin perder un solo beat. Bobby Gillespie dijo que “your band is only as good as your drummer”, en el caso de Ibiza Pareo, Analia Ani Castoldi deja la vara allá arriba.
El reci completo es un dance floor nómade que la dupla lleva consigo adonde vayan. Ibiza Pareo perfeccionó los matices del show, sabiendo subir y bajar la velocidad. Las canciones están pobladas de historias de deseo, sexo, desamor, complicidad nocturna, libertad y enamoramientos. Es una narrativa que destacó al grupo desde un principio. Las canciones de Ibiza Pareo visibilizan el deseo siendo (haciendo) bandera y, al mismo tiempo, orgullo.  Baile, goce y cuerpo: claves dentro del universo del dúo. Las Ibiza Pareo son ellas mismas, jugando a la fantasía de la discoteca, narrando historias desde el poderío de ser una misma, acciones políticas tan irrefrenables como necesarias.
En tiempos de dispersión y adicción al móvil, no hay mayor demostración de poder que sumir a todo a un local en la entrega total al baile. Ibiza Pareo lo consigue sin apelar a fórmulas remanidas ni parafernalia innecesaria. Entre canciones casi no hay tiempo muerto ni palabras de relleno. Es una sucesión musical que permite la comunión, dejando que el movimiento sea interlocutor entre lxs cuerpxs.

II

Desde hace un tiempo, Club 1518 instauró el ciclo “La gratis del mes” como una forma diferente de celebrar juntos público y bandas en una noche diferente. La movida propone artistas locales más alguna eventual visita de afuera que sabe ser combinada con propuestas habitués.
La gratis del mes viene estallando de manera constante, siempre agotando la capacidad del Club, potenciando la diversidad estética y generacional del circuito nocturno. Alto Guiso, Los Cuentos de la buena pipa, Moterfuker, Budajipis y Matilda son los grupos que supieron abarrotar el lugar en los últimos meses, generando largas filas en la puerta del bar desde temprano.
El ciclo significa, además, una forma de refrescarse en el cambiante y competitivo sector del Pichincha enfocado en albergar actividad cultural joven y autogestiva.
Para octubre, con tres bandas y una puesta lumínica dedicada, los preparativos técnicos empiezan por la tarde. Desde temprano, músicos, sonidistas, iluminadores y algún allegado colaborador (Ignacio Molinos acercando algunos equipos) alistan cables, micrófonos, luces e instrumentos alistando detalles para la noche.
Antes de probar sonido junto a sus colegas, las Ibiza Pareo llegan al Club luego de pasar un rato buscando un lugar para estacionar. Rodeando la manzana en reiteradas ocasiones,  pasean por calle Salta en su auto rojo a las seis de la tarde cual hit de Vilma Palma. Tentadas por la referencia ineludible, Castoldi inmediatamente toma la posta y comparte una experiencia de algunos año atrás, en una de las ocasiones en que musicalizó la Marcha del Orgullo LGBTIQ de Buenos Aires: “Pasé ‘La Pachanga’ en versión house y todo el mundo enloqueció. Necesitaba algo diferente, que hiciera estallar todo. Cuando sonó ‘Pachanga’ fue tremendo. Un éxito”.
Agua mineral y cervecita mediante, La Grasta y Castoldi se relajan luego de probar sonido. Sentadas en el frente del Club juegan con Rope, el can local, y se declaran amantes de los perros, pasión que es comprobada durante la entrevista y más tarde, cuando camino a la sesión fotográfica La Grasta se enternece con un caniche sentado en la puerta de un minimarket. 

Desde que Ibiza Pareo apareció en el escenario porteño hace poco más de cinco años, la vida de estas dos amigas de la vida y socias artísticas adquirió un grado de kilometraje importante, tanto dentro como fuera del país. Las millas de viajeras frecuentes se acumularon con horas de vuelo a México, Alemania y España. En Argentina, las rutas infinitas las llevaron de una parte a otra, tocando con regularidad en La Plata, Rosario, Córdoba, Villa María y Mendoza. También supieron cruzarse a países vecinos como Chile y Uruguay, siempre llevando su música y trabajando con una dinámica de banda under más allá de los vínculos que mantiene con Geiser, sello que edita sus discos.
El 2018 fue bien movido entre canciones frescas y conciertos. Al feedback caluroso que llegó con la edición de Bailemos juntas, su segundo álbum, se agregaron inmediatas por el viejo continente, girando frente a un público diverso y neófito. Para Marina y Ani, constituyó un desafío más que bienvenido sin importar lugar, horario o estación.
En España fueron parte del Festival Sónar en Barcelona y el Gay Pride Day en Madrid, justo cuando se conmemoraba el 40 aniversario desde la primera manifestación del colectivo LGTBIQ en la capital central.
“Tener la posibilidad de tocar en otro lado siempre es un flash, nosotras lo disfrutamos un montón y nos sentimos re agradecidas de tener esa posibilidad. Sónar es un festival increíble, el Gay Pride en Madrid fue re épico, compartimos escenario con los Locomía, entre otros. Además tocamos en San Sebastián y otras veces en Barcelona y Madrid”, comentaba Castoldi en agosto del 2018, cuando recién habían regresado.
Con sus participaciones en festivales masivos y ocasiones tan especiales como populares, Ibiza Pareo se granjeó un fama de ser una banda festivalera; una propuesta de nivel internacional ideal para cualquier instancia de festival o evento outdoor. Al googlear su nombre, el buscador arroja resultados de reseñas o coberturas por España o México donde se alaba su performance así como también el calor de su cancionero bailable. En Argentina esa fama se vio correspondida cuando en junio pasado Babasónicos las invitó a ser parte del Festival Discutible en el Hipódromo de Palermo. Para el público más avezado no resultó sorpresiva la convocatoria, puesto que Adrían Dárgelos ya se había declarado fan de la banda en alguna ocasión, además de haber incluido años atrás a YiLet (proyecto previo que ambas músicas compartían con Marilina Giménez) en uno de los compilados que curó para Geiser.
“Los festivales están buenos porque hay muchísima gente y se arma algo interesante con público siempre diferente”, remarca La Grasta. “Los más grandes tienen sonidos que son interesantes a nivel experiencia sonora. Disfruto del festival como del espacio cerrado. Lo chiquito tiene su sabor, especialmente teniendo al público tan pegado”, reflexiona la cantante y guitarrista. “Por sobre todo, me encanta tocar, no importa el lugar”, finaliza.
Su socia se sorprende de la fama que se armó alrededor del grupo. Lo disfruta, pero al mismo tiempo precisa que es una distancia muy grande entre ese hype y lo que sucede realmente: “Se da eso, siempre. Ibiza Pareo tiene nivel para tocar en festivales internacionales. Ay, sí, pero, por favor, invítenos a tocar. Si nos llaman, vamos”. Entre risas, observa que hay una fantasía alrededor de esa fama. Por un lado se agradece, por otro, espera que finalmente se materialice en participaciones reales.
Más allá del hype y las sensaciones que Ibiza Pareo genera en el público y cierto espectro de la prensa en otros países, es real que la dupla podría aventurarse hacia una experiencia en el extranjero. Dueñas de sus canciones y su magia popera; el equipaje del show en vivo no sería tan demandante; no es extraño imaginar a Ibiza Pareo como una banda girando por Europa, yendo de ciudad en ciudad, haciendo bailar a la gente.
Según Marina, “los lugares que conocimos tocando nos gustaron todos. No sé si nos sentimos para vivir ahí. Estaría bueno hacer la prueba. No lo decidimos por falta de tiempo, además de plata”. Por otro lado, con su voz grave, apunta un detalle fundamental:  “tenemos perros, por lo que tendríamos que re pensarlo. OK, nos vamos a Barcelona por tres meses, pero nos llevamos a los perros”.
Ani nunca se imaginó viviendo afuera de Buenos Aires. La vida en Capital Federal le gusta mucho, por eso, habría que evaluar bien cualquier oportunidad que pueda llegar a surgir. Por ahora la prioridad es la música. Hacer más música, hacer mejor música. “Quizás, cuando estemos más concentradas en otra búsqueda, surgirán otras preguntas”. Antes de concluir, vuelve sobre lo importante: “Cualquier posibilidad será siempre con los perros, por supuesto”.

III

Darle play a Ibiza Pareo, el debut homónimo editado en 2015, es entregarse a canciones extensas que inducen al estado de baile mediante un trance hipnótico. Cuando ese primer disco apareció, más que una banda conformada, Ibiza Pareo era un proyecto surgido de la espontaneidad que llegó al estudio logrando plasmarse en forma de canciones y en formato de CD.
La sonoridad se compone por la sumatoria de elementos como pianos, marimbas, flautas, guitarras y, por supuesto, las características voces de La Grasta y Castoldi.
El disco, producido en colaboración con Ismael Pinkler, abunda en reverbs y delays en temas extendidos que van desde los cuatro minutos de duración superando, como en la magnífica “Tunisia”, los ocho.
“Camino a Rosario lo escuchamos en la ruta. Nos sorprendimos”, confiesa Castoldi a propósito de  Ibiza Pareo. “La verdad que estamos muy orgullosas del primero”.
Mientras el tiempo avanza para en 2020 celebrar los cinco años de ese debut, en el presente sorprende lo bien que envejecieron esas canciones. Líneas como “Quiero aprender a mirarte sin mi mente” parecen preanunciar una época de deconstrucción en las percepciones y de relecturas del deseo. En lo estético, los cuarenta minutos de duración aproximada, rezuman groove e influjos de psicodelia dorada.
Agua mineral en mano, la cantante y guitarrista, admite que “quizás son canciones muy colgadas, pero tiene cosas muy espontáneas, super frescas”.
Revisitado durante el viaje a Rosario, el disco todavía está fresco en sus autoras. Durante las cuatro horas de ruta le prestaron particular atención, especialmente porque actualmente se encuentran en vistas de producir otro trabajo de cara al 2020.
“Estuvimos escuchando con atención el tema del sonido”, puntualiza Ani. “Además, nos pusimos a analizar las diferencias de sonido entre ambos discos”. Revelando una veta de cuasi obsesión por el sonido, buscando siempre evolucionar para mejor, comparte que en el tiempo previo a grabar nuevo material se abocan específicamente al audio: la cantidad de agudos del disco; trabajo detallado sobre la reverb; el plano de la voz de cada una y más. 

En Bailemos juntas el pop del dúo sabe combinarse con elementos de house, beat y disco. El disco se escucha poderoso y definido debido, en gran parte, a que Ibiza Pareo ya es un grupo conformado bajo una identidad propia, algo más que una aventura nacida desde la espontaneidad. La experiencia ganada luego de años de tocar en vivo y desarrollar shows tan pensados como espontáneos, transfirió al trabajo en estudio un sentido más orgánico y preciso, donde cada canción suma a un todo logrando un equilibrio ideal.
En su segundo esfuerzo, el dúo fue a fondo tanto en lo técnico como en lo estético, obteniendo un sonido más profundo en los bombos y en los bajo, mientras que desplegaba nuevos matices bailables. Bailemos juntas alcanza una armonía justa entre pop, disco y beat. Un paso adelante confirmando la evolución de un proyecto impulsado con partes iguales de compromiso, diversión y energía.
La apuesta es siempre ir por más, disfrutando el camino, dando rienda suelta a la curiosidad, alimentando el sentido de la renovación, enfatizando la virtud de ser siempre ellas mismas. El primer filtro siempre es su oído; hay que cumplir, por supuesto, con ellas mismas. “Hacemos música que primero nos guste a nosotras”, apunta Ani, remarcando el deseo de hacer una música que cumpla sus expectativas.
Entre toques, trabajo, sesiones de DJ, demos, festivales, grabaciones caseras y mucho tiempo dedicado a escucharse a sí mismas (en su auto rojo, pisteando como campeonas) la construcción de nuevas canciones se asoma a la distancia. A diferencia de las experiencias previas, Ibiza Pareo ya tiene un título decidido para lo que será su tercer disco. Aquí y ahora no tiene fecha de lanzamiento, tampoco número de pistas confirmado. Sin embargo, la dupla Castoldi/La Grasta sabe que el contexto histórico que atraviesa la República Argentina tiene un grado de influencia importante en el material que está por venir. La lucha feminista embebe al presente en todas sus formas. Ibiza Pareo no es la excepción.
“No es que lo estamos planeando”, comenta Ani.  “No nos dijimos de hacer un disco más político o comprometido porque para nosotras es igual de político hablar de ir a una marcha como de vivir tu sexualidad plenamente. Para mí, es lo mismo. Nos pasa que cuando empezamos a revistar los demos que teníamos y las cosas que habíamos anotado, las letras que estuvimos haciendo cada una, de repente nos encontramos con que está presente o más explícito estas nuevas experiencias”.
“Nos vimos inmersas, todo el tiempo, en gente que está super activa, que está militando, generando encuentros importantes, es bastante inspirador de ver y de participar”, agrega la percusionista. “Mucha gente está haciendo cosas mucho más importantes de lo que genera cada uno. Eso te parte la cabeza. Nosotras notamos que todo eso se nos está colando. Nos atraviesa todo porque afortunadamente está cambiando la realidad”.
Permeables a su entorno y a lo nutritivo del ahora, Ibiza Pareo siempre se dejó guiar por el presente. Desde el inicio del proyecto la decisión fue jugarse por lo que sentían, priorizando su propia predilección por cierta estética o sonoridad. Hoy las amigas y socias creativas son permeables a un periodo donde los cambios, los interrogantes y las perspectivas de un futuro próximo se traccionan de manera colectiva.
Siempre nos pasó que nos guiamos por nuestro presente. Tanto cuando hicimos el disco debut como el año pasado con Bailemos juntas expresamos nuestro presente”, señala La Grasta. “El tercer disco está atravesado por el presente tan importante que estamos viviendo, con todos los cambios de paradigma que vivimos”, adelanta entusiasmada por lo que está por venir. “El primer disco salió porque queríamos escuchar cierto tipo de música. Simplemente fuimos y la hicimos. El segundo fue más arriba, pensando mucho en la experiencia del vivo; en divertirnos en cada concierto, siempre pensando en el show. El nuevo es sobre el momento que estamos viviendo. Hay cambios e interrogantes que nos atraviesan”. 

IV

Otro aspecto coyuntural en la Argentina del 2019 del que pocos pueden desentenderse es la profunda crisis socioeconómica. Entre corridas cambiarias e inflación salvaje, la resquebrajada industria musical mide cada paso con precisión, intentando evitar movimientos en falsos que resulten perjudiciales para las arcas (lo realmente importante para los empresarios). Más abajo de esa cadena, donde el matiz humano toma color y late con el pulso de las calles, lxs artistas buscan seguir adelante con su pasión, ingeniando nuevas formas o revitalizando viejas fórmulas para seguir tocando, girando, editando, grabando y compartiendo su material.
Ibiza Pareo afronta la realidad propia de una banda que está corrida del espectro de la masividad de acuerdo a los cánones que proponen los medios ortodoxos centralistas. Cada recital es laburado con anticipación, buscando optimizar cada oportunidad para darle lo mejor a un espectador que hoy tiene la heladera tapada de boletas vencidas.
Entre fechas propias o integrando festivales independientes; moviéndose a Mendoza, Rosario, La Plata o Córdoba, Ibiza Pareo mantiene una actividad regular en sus toques, logrando constancia en su relación con el público mientras que va integrándose en oídos curiosos que se acercan a su música. Mantenerse en candelero trabajando con su música es un logro considerable que estas dos amigas no dan por sentado. Conscientes del esfuerzo del trabajo realizado por años, en la actualidad se consideran afortunadas de mantener una agenda de compromisos activa mientras que todo alrededor se achica o se congela.
“Fechas tenemos un montón”, comparte Ani. “Sí nos pasa que el contexto influye en lo cotidiano. Ambas tenemos que trabajar más allá de Ibiza Pareo. Tocamos mucho y quizás una se puede ilusionar con vivir de la música en algún momento. Sin embargo, tenemos otros trabajos para bancarnos el día a día, que cada vez es más duro”.
Ambas recalcan que aún considerando la saludable actividad en vivo, el trabajo autogestivo del grupo encuentra dificultades para crecer en lo estructural además de lo técnico. Marina considera que no es fácil mejorar en ese sentido por lo que siempre están cuidando cada detalle, procurando no reducir ni el sonido ni el equipamiento que lograron armar luego de años de trabajo.
“Tampoco podemos encerrarnos a pensar solo en eso. Por suerte tenemos fechas. Más allá de las corrientes que nos toque navegar, procuramos prestarle atención a las ideas, que son gratis. Después buscamos darle el mejor contexto posible a esas ideas”, reflexiona la guitarrista.
Castoldi esboza una reflexión que encuentra un equilibrio positivo ante tanta malaria. Es consciente que la problemática, a veces, trasciende a lo económico y tiene basamento en lo estructural de un país conservador que no termina de darle vuelta a la página de la historia. En ese sentido, su reflexión final exhibe un dejo generacional sobre el consumo cultural de dos países (o más) que la mayor parte del tiempo no parecen coincidir, existiendo casi de manera paralela en un mismo timeline: “más allá de la crisis, nosotras sabemos que somos artistas under. No hay nada de malo en eso. El mainstream de hoy en día a nosotras no nos cautiva. No me parece tan raro que nosotras no seamos parte del mainstream. No creo que sea para sufrir ni nada. Venir con el auto, tocar en Rosario, poder tocar en un lugar así, compartir fecha con bandas como Lalalas y Aguaviva es un montón. Es alto éxito. Ocupamos un lugar que nos encanta”. 

 

 

Lucas Canalda – Texto
Renzo Leonard – Fotografía
Ed – Agostina Avaro

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