QUIZ RAPTILIANO #40: LIGIA ROSSI

Quiz >  Cuestionario raptiliano para indagar en figuras de la cultura desde una óptica diferente.
Diez preguntas universales sobre el tiempo que habitamos + un puñado de interrogantes extras sobre su campo de acción.
Ilustraciones > Sebastián Sala

Ligia Rossi es ilustradora y escritora. Es una de las fundadoras de editorial Listocalisto.
Publicó los libros Las alas del señor Daniel (2018), Rosario. Itinerario ilustrado (2019) e ilustró los fanzines Geográficas (2020) y Santafesinas (2021) de la poeta Beatriz Re (editados por Listocalisto).
Lleva adelante Plano, proyecto de arte en papel y otros soportes dedicado a la ciudad de Rosario.


¿Cuál es tu humor por las mañanas?

Perfecto, radiante y lleno de energía si estoy sola. Si no tengo esa suerte, el otro tiene mala suerte.

 ¿Cuál fue tu primer trabajo? ¿Aprendiste algo valioso?

Mi primer trabajo fue en un pelotero. En 1995 era furor llevar a los pibes a esos lugares. Como todos los peloteros, era un lugar cerrado, lleno de olores, niñes amontonados, transpirados y pelotas babeadas, una escena impensable hoy en pandemia. ¿Qué aprendí? Muchísimo, eran tiempos en que había muy poco laburo y trabajar en negro era la norma. Lo primero que aprendí fue hablar por primera vez con un jefe, tenía que decirle que no me convenía que me llamen para cubrir sólo una hora de trabajo porque me salía más caro el bondi que lo que ganaba, lo que me costó muchísimo porque era chica y necesitaba mucho ese laburo. Le dí muchas vueltas, pero me animé. Y lo segundo que descubrí es que me divierten mucho los niños.

¿Quién es tu héroe/heroína? ¿Por qué?

Si vamos concretamente al mundo ñoño, es fácil: mis preferidos son Buffy y Kick-Ass. Pero en el mundo real se me complica. Creo que el heroísmo hoy en día está en todos aquellos que, en el contexto tan adverso del segundo año de pandemia, apoyan medidas que los perjudican para proteger a otros más vulnerados.

¿Qué experiencia fue fundamental para que decidieras dedicarte a escribir y dibujar?

Desde chica me preguntaban que iba a ser y respondía: “viejita y borrachita”. Pero después de esa primera aspiración (que estoy cumpliendo) siempre supe que iba a hacer algo que tenga que ver con el dibujo. Salí de la escuela y comencé Bellas Artes, turno noche. Tengo muy buenos recuerdos de esa época y siento que fue ahí que se rompió la burbuja en que vivía: descubrí un mundo inmenso y diverso, como experiencia de vida fue hermosa pero como experiencia académica muy frustrante, no terminé el segundo año que dejé y comencé Psicología. Psicología me cambió la vida, me considero psicóloga nata y es una carrera que abre, es estimulante, interesante, pero desde que comencé nunca más dibujé, literalmente no toqué más un lápiz. Cuando me quedaban dos materias para recibirme y pasaban los meses y no podía sentarme a preparar los finales y consideré que realmente había una resistencia me prometí que si me recibía tenía dos años sabáticos para explorar otros caminos y funcionó: un par de meses después estaba recibida. Además de estudiar cocina y corte y confección, comencé a dibujar unos chistes que se llamaban Zooterapia, era una tira que trataba de una terapia grupal de animales. Me divertí mucho pensándola y dibujándola, así que fui por más y me anoté en la Escuela para Animadores. Ver por primera vez cómo cobra vida algo que dibujás fue una de las sensaciones más alucinantes que viví. Me encanta animar, pero no me considero para nada buena en eso. Pero cada tanto algo chiquito y simple hago. La Escuela de Animadores me dió un andamiaje importante y desde ahí supe que volvía a reencontrarme con el dibujo y que me iba costar mucho volver a la Psicología (todavía no tramité el título).

¿Cómo fue la peor cita de tu vida?

Tuve momentos para el olvido, pero ninguna situación demasiado embarazosa, pensándolo bien hay citas en las que yo hice un desastre, sólo recordarlas me da risa, creo que yo he dejado más anécdotas a otros que otros a mí.

¿En alguna ocasión te sentiste abrumadx por las redes sociales? ¿Por qué?

Para nada, no me importan mucho. Twitter no tengo, Facebook me angustia ver lo infelices que son sus usuarios. Pero sí uso Instagram, me encanta ver el laburo de la gente.

¿Qué tipo de placer culposo disfrutás a escondidas?

La verdad es que consumo muchas cosas que no están para nada buenas pero no me dan vergüenza ni lo hago a escondidas.

¿Cuán importante es el ocio en tu vida cotidiana? ¿Es imprescindible?

Mmmmm no sé, es difícil, en mi vida el ocio se mezcla muchas veces con producir, estar dibujando escuchando música y tomando un vino para mi es el plan perfecto. Si salgo a caminar al lado del río, es prácticamente una actividad diaria. Me relajo principalmente de la postura de la computadora pero siempre estoy pensado en algo. Si al ocio lo consideramos disfrute, es fundamental y lo necesito diariamente, pero si el ocio es desconexión, me cuesta mucho. Por ejemplo, un imposible en mi vida es la meditación.

¿Cuál es tu límite con el consumo irónico?

No hago consumo irónico, para nada, sí me da mucha risa cuando Andrés (la persona con la que convivo hace casi 20 años) se ríe a carcajadas con su consumo irónico, pero es risa de la risa, mepa que no vale.

¿De qué tipo de libros está compuesta tu biblioteca? ¿Qué tipo de libros conservás?

De todo, no le hago asco a nada, desde Shakespeare a Stephenie Meyer (sí señores, Crepúsculo), Kundera, Cortázar, Ursula K. Le Guin, Isabel Allende, García Marquez, Austen, Murakami, Kawabata, George R.R. Martin, Philip K. Dick, Kafka, Ray Bradbury,  J.K. Rowling,  lo que sea, todo lo de S. King en ficción lo devoro, creo que la ciencia ficción, lo fantástico y el realismo mágico es lo que más me gusta. Después, libros ilustrados es lo que más disfruto comprar y tengo toda una biblioteca sólo para ellos, pero si tengo que elegir algo es la novela gráfica, me das a elegir y me quedo con estos libros.

¿Qué libros para niños te encantaron cuando eras chica? ¿Cuáles influyeron en tu trabajo?

Fui lectora de grande, sí había libros en mi casa y mis hermanas leían pero yo no, me gustaba que ellas me los contaran. Lo que sí recuerdo son los cuatro libros de María Elena Walsh que hoy tengo en mi poder y me encantan, ilustrados por Vilar. Pero los que leímos hasta el hartazgo fueron dos tomos, uno de los hermanos Grimm y otro de Hans Christian Andersen, con historias bastante truculentas acompañados de ilustraciones en acuarelas de Janusz Grabianski, con un trazo muy suelto y las siluetas desdibujadas. Recuerdo mirar esas ilustraciones tratando de descubrir los rasgos de una cara o cualquier otro detalle, eran dibujos muy distintos a los que estábamos acostumbradas y para mi eran manchones en los cuales se entendía a la perfección lo que estaba pasando y eso me maravillaba. Esos dos tomos tenían un contenido en historias e ilustraciones tan distintos a todo lo otro que creo que por eso lo tengo tan presente.

Una vuelta a la pregunta anterior: ¿ya crecida volviste a leer esos libros que de chica te encantaban? ¿De qué forma cambió tu percepción sobre esas obras?

María Elena Walsh tiene unas metáforas y una música que son muy actuales, creo que le haces escuchar a cualquier niñe esas canciones y las disfrutan. Y los hermanos Grimm considero que cambió mucho el consumo de los niñes en estos años, ya no se los infatiliza tanto y su lectura ya no es tan contrastante, creo que son más actuales.

La editorial Listocalisto experimenta un crecimiento sostenido desde su fundación hace cuatro años. Con libros ilustrados, para chicos, de fotografía, de narrativa y más lograron eso de “libros ilustrados para todxs”.
¿Cuál es el criterio detrás de cada apuesta editorial en la elección de los títulos?  

Todo libro de Listocalisto es ilustrado, es base y condición para publicar un texto, después qué es lo que se publica lo vamos viendo. Lo principal es tan simple como que nos guste a las tres. Somos tres socias con Angie Strappa y Silvina Maroni, y una vez que lo leemos y lo charlamos, lo vemos o no lo vemos, somos muy distintas, con recorridos y miradas que vienen de ámbitos diferentes. Eso nos da el beneficio de abordar los proyectos que nos llegan desde diversos ángulos. Una vez que lo decidimos publicar, si el escritor e ilustrador no son la misma persona, comienza la búsqueda del maridaje perfecto con el ilustrador. Hay veces que buscamos el mismo idioma, la misma energía y otras buscamos el contraste, una desarticulación que articule el proyecto y lo potencie.

¿De dónde vienen tus ideas y cómo las vas desarrollando?  ¿Siempre escribís e ilustrás a la par o a veces funcionan en diferido? 

Por lo general pienso y después ilustro, muy cartesiano lo mío, me cuesta mucho ilustrar por ilustrar, siempre hay un concepto o una idea que determina lo que hago. Si no hay algo que quiera comunicar o una idea detrás, la ilustración no surge.

¿Desarrollaste técnicas para lidiar con la procrastinación? ¿Qué hacés cuando te sentís atrapada?

Después de googlear el significado de procrastinación (suerte que lo tengo que escribir porque se me lengua la traba) me acordé en el mismo instante de algo que me dijo la mamá de una amiga. Pongo en contexto: viví dos años en lo de la queridísima Puchi, que ya tenía cuatro hijos y me tomó como una más. Es así que éramos muchos en la misma casa y el canasto de ropa para planchar siempre estaba lleno, un día llega del laburo y me dice “Ay Ligia, cada vez que llego y veo que estás planchando sé que tenés que estudiar”.
Por suerte ya no estudio y dibujo, que me cuesta muchísimo menos. Asombrosamente me cuesta focalizar la atención en la lectura, pero en el momento en que me siento a dibujar el mundo se mutea. Así que cuando me agarra la pachorra sé que la única solución es sentarme e intentar hacer algo

La combinación de tecnología + Internet + redes sociales revolucionó el paradigma de consumo cultural. Siendo de la generación X fuiste creciendo a la par de esos cambios, siendo testigo consciente.
¿Desarrollar libros y contenidos para las generaciones nativas digitales presenta un desafío especial? 

Como editoras de Listocalisto publicamos libros en papel, no quiere decir que en un futuro no hagamos libros digitales, pero consideramos que no es lo mismo. El objeto del libro es maravilloso, es una pieza hermosa con textura, peso, olor (¿quién no compra un libro y lo huele?) y creo que esos atributos no se pueden reemplazar por una pantalla. Cuando uno piensa, edita y publica un libro y lo considera un objeto, cuesta compararlo con lo digital, creo que son cosas distintas. Ni mejor ni peor, distintas. Si en la página de la editorial compartimos dos títulos en su versión digital porque nos parece importante democratizar un poco más la lectura. Lo digital acerca un poco más los libros a los lectores pudiendo superar de mejor manera los obstáculos económicos y de distancia.

¿Cuál crees que es el aspecto más desafiante de la escritura para chicos?

Que la flasheen, que les quede algo de esa historia, sea del texto o de la ilustración, que los deje pensando. Que puedan reversionarlo, extrapolarlo, seguir relatando, que algo de eso genere entusiasmo.

 

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