GATO MONCHOLO: SUCIO Y DESPROLIJO

Fechas patrias, clásicos del cine, Dios y el presidente, personajes de la televisión, Papá Noel, Pinocho y hasta un supermercadista chino…el universo del Gato Moncholo es variopinto, bizarro y bardero, pero por sobre todas las cosas es una historieta muy argenta: la realidad enquilombada del país pasa por el ojo cínico de su dibujante y, a decir verdad, no zafa ni el más bueno.

Tira, llamémosle tira…me corrige Pein, creador de este felino ilustrado que ya tiene cincuenta mil likes en Facebook, espacio elegido para su publicación, -muy a pesar de sus fans- sólo de manera semanal. Y no es casualidad que apenas abrimos la página hay un post anunciando su presencia en la ya archi conocida feria de comics Crack Bang Boom. Sin embargo eso no sería lo más importante, ya que el post está 267 veces compartido y tiene más de 60 comentarios. Moncholo mismo es todo un boom.

Vamos a hacer como hicimos antes (de prender el grabador)…una charla. Pein prefiere no revelar su identidad, estuvo treinta minutos explicándome que no quiere siquiera que aparezca su cara en las fotos. “Ya me pasó que me hicieron una entrevista para un medio local y me re escracharon”, se queja y me advierte. Estamos en Bon Scott, el bar refugio en Pichincha que nos calma el frío con cerveza, de donde Pein es habitué. “En general escribo los sábados, en un comienzo fue todos los días, después cada tres días, después dos veces por semana, después por suerte la gente acompañó, desde hace ya dos años publico una vez a la semana. Me encantaría poder vivir de dibujante, el gato Moncholo en este momento trabaja de administrativo”. El mango no alcanza y el ajuste pega, pero no hay mal que por bien no venga, porque el bienestar es enemigo de la creatividad, de la crisis se sale con un poco de búsqueda artística. “La idea surgió cuando estaba desempleado, estuve como un año y medio desempleado. Yo venía de un laburo, estaba de novio…dejé el trabajo que me explotaba, dejé a mi novia…mi vida era gris, fue ahí que volví a dibujar”. Leyendo un par de tiras del Gato Moncholo se percibe esa línea de fuga de la realidad, camuflada con humor, cinismo y mucha lucidez. “Toda la vida dibujé mal, como hasta el día de hoy, toda la vida fui un dibujante malo, ya desde la secundaria, cuando éramos un grupo de amigos que nos dibujábamos entre todos, era un mundo bizarro el que dibujábamos. Empecé escribiendo principalmente para una radio, un programa online, que se llamaba… (pausa y piensa) no me acuerdo…yo tenía un segmento en ese programa, en el que siempre había una temática…Hacé que regás las plantas que viene la policía, así se llamaba el programa. Un día se hablaba de los monos, otro de la caca, otro sobre la ducha, y yo escribía una poesía sobre eso”.

Pero la inspiración estaba a full y los laburos convencionales parecen no cuadrar con Pein. “Además, el bar Bon Scott lo fundé yo con un amigo, yo dejé mi laburo en una imprenta, mi amigo de la toda la vida dejó su laburo en Deloitte, y nos pusimos el Bon Scott, en 2010. Pasó un tiempo, pasó la Municipalidad, el bar se vendió con mis amigos, dejé el bar y volví a mi laburo y me puse de novio.” Pero la historia era repetida y Pein ya vislumbraba un corte en su energía creadora. “El laburo era de mierda, vivía en un mundo gris con falta de imaginación, con falta de todo. En esos tiempos es que reflota la mierda y empecé a hacer historietas sobre cada cosa que me comentaban, empezando por boludeces, personajes de la tele por ejemplo”. Como una escupida punk sale la primera tira del Gato Moncholo, con la furia de un renegado harto de escuchar boludeces a su alrededor.

“El gato se me ocurrió un día que mi hermana comparte una tira de Gaturro. Vi que era una porquería absoluta e hice una parodia sobre esa viñeta, que se trataba de un gato que ponía la mesa y que terminaba en que no pasaba nada de nada, como nunca pasa nada en las tiras de Nik. Después seguí con una parodia a Liniers, de una tira en la que alguien se iba así volando enamorado feliz…y en las que siempre terminan todos volando. Me salió como un odio contra los humoristas establecidos de la sociedad, que son horribles o por lo menos a mí no me gustan. Hice una parodia y la gente se empezó a prender. Con tres, cuatro tiras me hice una página en Facebook, tenía diez, veinte seguidores. Después compartieron, después vinieron las parodias a los personajes de la tele. Yo estaba desempleado, al pedo, no tenía un mango pero estaba al pedo. Y ahora somos 50 mil”.

La actitud punk y las redes sociales fueron como las hadas mágicas de esta fábula tragicómica que no es más que el quilombo de la vida real de su creador y de los que lo rodean. Y esa actitud punk viene representada en un dibujo sin virtuosismo, con mucho mensaje pero sin técnica, porque lo que importa es caricaturizar lo que pasa en la actualidad.

“Todo está en las redes sociales, les doy todo el mérito: divulgación, libertad, forma gratis de llegar al público y que cualquiera reciba gratis e instantáneamente lo que yo hago”.

Yo venía haciendo fanzines para los que hay que poner plata sumado que lo terminábamos regalando porque nadie lo compraba. Las redes sociales llegan en el momento justo”. Además el Gato Moncholo está hecho en Paint el más popular y básico de los programas de diseño. Y aunque Moncholo quiera parecer básico y popular, sabemos que no lo es. “El paint te muestra el tembleque del pulso, si un día te levantas mal, después de una resaca, el pulso no te responde como un día común y todo sale distinto. Gracias a eso es que tiene mucho más éxito que una tira que tiene una tipografía pre-armada. Esto es casi como escribir a mano. Y es parte de un mensaje, porque el gato mal o bien dibujado, sigue siendo un gato. Lo que importa es el mensaje, lo que da el humor es el mensaje. El humor no necesita de virtuosismo.”

El medio es el mensaje. “Siempre dibujé, soy diseñador gráfico, he hecho muestra de fotomontajes, de Photoshop, pero la idea de este dibujo es que parezca que lo puede hacer cualquiera. El paint es un programa que lo tiene todo el mundo en su máquina, un programa que vos dibujas, se ve tu línea, se ve tu pulso, se ve tu forma de dibujar, se ve todo, es muy croto, muy limitado. Pero es eso lo que lo hace expresivo a pesar de todo, mucho más que el photoshop, que permite retocar, mejorar, poner un filtro. Pero la sensación del paint no te la puede dar nunca, que es la sensación de la línea simple y la importancia en el mensaje y un montón de cosas que exceden el mundo decorado del photosop”.

La tira bien podría aparecer en la contratapa de un diario, porque cada tema que toca Pein es fruto de esa realidad mediatizada que nos hacen creer. “El gato Moncholo siempre fue una parte de lo que pasa hoy en la actualidad. Si hay algún tema relevante en la sociedad trato de darle una vuelta de humor, de ironía, de revertir la hipocresía; porque son todos hipócritas y nadie lo dice. Todos piensan distinto de lo que dicen y hacen. Estoy en contra de la hipocresía y eso es el humor. Creo que los que siguen mi tira en parte se identifican con esa idea de cuando se piensa una cosa y se dice otra. Si vos dibujas lo que se piensa realmente, ahí empiezan a los likes.”

Los ejemplos llueven: la pobreza, la delincuencia, los políticos corruptos, la religión. En la tira Pein pone toda su furia crítica y el remate jamás será light, el cinismo es el toque final del mal trago que queda después de leerla. Le nombro personajes públicos, desde los más desagradables hasta los que sufren la bipolaridad del amor-odio del pueblo argentino, esa tortilla que un día te ama y otro día te quiere tirar del balcón. Le menciono algunos personajes argentinos que deberían pasar por la tira y Pein me da su reflexión. “Todos saben que el padre Grassi debería estar alejado de todo niño, pero nadie hace una viñeta con un padre Grassi y niños jugando alrededor. Eso es lo provocador, lo chocante, es algo que nadie haría. Claro que quiero provocar, si vos no provocas, nunca vas a hacer algo divertido. El humor gráfico es intentar provocar o sacar lo que todos piensan y nadie dice. Ahí está la cuestión, nadie lo dice públicamente, por vergüenza, por querer mantener la imagen, que se yo. A mí me chupa un huevo. Yo lo publico. Ahora todos hablan de Messi. El mejor jugador del mundo que va y patea un penal como el orto. En ese momento todos lo putearon. El tipo dice que no juega más y ahora están todos reivindicándolo. Si vos hacés una tira la cual involucre el momento que putean a Messi, esa es una tira interesante. Ponemos a Messi, un perro, un gato y todos puteándolo. Nadie lo va a decir, porque nadie quiere que se vaya de la selección….me tiraste un buen ejemplo.”

Y aunque parezca que después de leer el diario o ver televisión las ideas del gato Moncholo corren como agua de rio, Pein cuenta el momento de la producción, que parece espontáneo como su trazo, pero no lo es. Nada es al azar.

“A veces estoy todo un día, parece una pavada tres viñetas, o una sola, pero es un parto inmundo, doloroso, en el que tardo, que no sale impulsivamente como parece ser el dibujo. Puedo estar horas, días, para hacer un solo cuadro. Parece impulsivo, rápido, escupido, un vómito, y no lo es. Está bien pensado, releído muchas veces, lo retoco muchas veces, sobre todo los ojos, la boca, soy muy puto con mi tira. Es que si no me transmite lo que yo quiero decir no lo público. Los ojos es algo a lo que le doy mucha importancia, también la forma de la boca. En un primer momento era en blanco y negro, después decidí agregarle color. Además me cuesta mucho el texto. Todo lleva tiempo, porque soy un mal dibujante, me cuesta dibujar los movimientos y los gestos, que no sé cómo hacer, me la rebusco en el momento”.

Y no hay publicación online que no sufra a los comentaristas. Pein dice que se copa leyendo los comentarios, que el comentario del público le complementa la tira, y reconoce que hay comentarios que tienen más repercusión casi que la tira misma. Por el momento no piensa (y nunca pensó) en el futuro del gato. Aclara que siempre se fue transformando, y que no sabe lo que vendrá. Los primeros gatos eran muchos más sencillos y vomitivos, recuerda, ahora tiene un trasfondo mucho más elaborado, que intenta no ser tan directo ni ser tan subjetivo. Pein quiere que llegue a todo el mundo, pero a la vez que no sea obvio en su comprensión, ni tan subjetivo para unos pocos. Y vuelve a enumerar sus temas elegidos: “nunca  pienso dos días antes, cuando me pongo a dibujar, por lo general sábados, me pongo de cero, de la nada, leo un poco los diarios, entro a twitter, veo qué pasa qué no pasa, de qué se habla. Siempre hay fechas interesantes para parodiar, como Navidad, el día de los novios, de los enamorados, para mí son fechas muy graciosas. Otras veces juego con películas clásicas, con remakes, cuentos clásicos, adaptándolos a lo que pasa en la sociedad. El tarifazo, por ejemplo, lo he reflejado tanto en el macrismo como en el kirchnerismo…la gente piensa que soy k y nunca lo fui, y mucho menos macrista. Siempre estuve en contra, de cualquier gobierno. Me criticaron con la inflación en la era k. Me chupa dos pelotas cada gobierno, no voy a defender un gobierno jamás, ni este ni el anterior ni el que vendrá”.

Y es inevitable la parte autobiográfica de la tira. Le pregunto si el Gato Moncholo es su alter ego. “El gato está del lado del pobre diablo. Yo soy un pobre diablo. Laburamos, nos levantamos 6 de la mañana todos los días para ir a laburar. Moncholo está más político ahora. Yo no tengo tele, todo lo que sé es por lo que comenta la gente del laburo o de vez en cuando que leo las noticias online y me entero lo que pasa con Mirtha Legrand, con Moria o Tinelli, que es un ser detestable en mi mundo”…Pero parece ser el mundo de muchos, le digo. “Uno saca su mierda con cada cosa que aborrece. Es todo una gran crítica. Me pasa a mí y a mis amigos, cada personaje que toco nos afecta desde algún punto. El gato Moncholo es mi forma de cambiar algo, que los que me lean entiendan que algo pasa, que hay gente nefasta, que vivimos en una sociedad corrupta. Nadie se clavaria un cuchillo en la garganta, entiendo que cada uno hace lo que puede, a veces algo diferente de lo que hace o piensa. Estamos rodeados de gente que parece que es buena y sincera y no lo es…muestro lo más cínico de las personas, de eso estoy hablando”.

TXT: MARÍA NOEL DO

PH: CORTESÍA DE MONCHOLO

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