KUNYAZA DESDE EL LIVING

 

El quinteto liderado por Sofía Maiorana presentó “Living Acústico”, realización audiovisual que demuestra un rumbo acertado tras una etapa de cambios.

Con la pandemia de COVID-19 marcando la agenda de (casi) toda la población mundial desde hace 16 meses, transitamos nuestras vidas con el peso de la incertidumbre ante un futuro que no se deja leer más allá del día que tenemos por delante.
El disfrute y el goce para continuar son imprescindibles, especialmente cuando en algunos países de Latinoamérica todavía no asoma la luz al final del túnel.  Las preocupaciones, claro, no son estrictamente sanitarias puesto que el efecto pandémico desequilibró la economía global, inclinando (una vez más) los números hacía las corporaciones multinacionales, los países más poderosos y los peces gordos que hacen patria en su riqueza.
En medio de esa ensalada de noticias conocidas el sector musical independiente debió encontrar formas de seguir adelante, reinventándose, recalculando y, por sobre todo, manteniendo un temple que hiciera resistencia ante un panorama desalentador. Sin la posibilidad de tocar, el circuito logró una visibilidad considerable al producir novedades estrenadas desde la pantalla más popular del planeta: YouTube.
En ese plan, Kunyaza sorprendió con apenas siete minutos de música casi desnuda en una puesta minimalista titulada Living Acústico. La producción contó el registro audiovisual de Mariscal Media, grabación de sonido de Luquitas Roldán y el mastering de Longplay Records.
Las canciones que conforman el setlist son «Quiero verte» último sencillo de la banda y «ANIMAL», además de un guiño a «Telepatía», el éxito radial de Kali Uchis. Los tres temas se suceden de manera orgánica, priorizando la sencillez y los matices intimistas propios de una época que se vive ventanas adentro.
“Hacía rato que estábamos con ganas de hacer algo en un formato acústico“, explica Lautaro Canals, baterista del grupo. “Lo hablábamos cada tanto pero no encontrábamos el momento. La ficha nos cayó en una juntada en la casa de Sofi. Estábamos tocando «Quiero verte» con la criolla, así nomás para joder, y nos gustó como salió”, agrega.
Con entusiasmo, llevaron la idea ante un grupo de trabajo buscando hacerla realidad. La banda tenía algo bien claro: capturar la calidez sin aditivos invasivos.
Más allá de una cuidada puesta y un registro impecable, lo destacable del set es la evidencia que las canciones se sostienen con creces en un formato despojado, capaces de funcionar en un confortable living desenchufado como en lo que todavía permanece como la prueba definitiva de la música popular: tocarlas en un fogón.
Además, el breve set sintetiza la capacidad de Maiorana
como magneto de un grupo ajustado en cada detalle. Luego de años de trabajo dedicado y un sinfín de cambios en su formación, Kunyaza encontró un equilibrio, entendiendo su propia alquimia, ganando la suficiente confianza para adentrarse en diferentes formatos y salir airosos con autoridad. No se trata de un detalle menor:  habla de una madurez que llega en estos tiempos difíciles que demandan habilidad para adaptarse y sobreponerse a los cambios bruscos del contexto.
Si en la vieja normalidad los vivos de Kunyaza eran poderosos y con los matices justos para explorar el virtuosismo de sus integrantes (ni hablar de las obsesiones técnicas del bajista Martín Valci) el periodo de reseteo y transición hacia una nueva normalidad los encuentra en un equilibrio justo para poder sostener el estadio de crecimiento cuantitativo que transitaban antes de la pesadilla covidiana. Con capacidad técnica, canciones y astucia la banda tiene lo necesario para ir por más.

El presente saludable de la banda se debe a un proceso de decantación que sostienen desde hace cinco años. A priori puede parecer una observación lógica, sin embargo, no siempre los grupos humanos se permiten esa evolución entendiendo fortalezas, debilidades y ordenando prioridades. Kunyaza parece haber llegado a ese punto sobre finales de 2019 y los lanzamientos del 2020 lo confirmaron.
Otro acierto del ahora quinteto fue generar alianzas que ayuden a potenciar su producción. El Living Acústico es otro eslabón en la cadena de colaboraciones que la banda viene desarrollando junto a Martín Casse de Mariscal Media. Podría decirse que Kunyaza y Mariscal Media son un ejemplo de mutualismo, una interacción entre individuos de diferentes especies, en donde ambos se benefician y mejoran su aptitud biológica. En el caso del grupo musical y la productora audiovisual, al compartir una vibra en común fueron generando material sólido con músico y videos que conforman un microuniverso que maneja una continuidad estética y un concepto fluido que se devela por entregas.

En el año 2018 la banda grabó su primer disco Partes del Fuego que cuenta con la participación del maestro Claudio Cardone en arreglos y co-producción artística. Un año más tarde concretaron una gira de once conciertos en México. Al regreso fueron fortaleciendo su presencia en el circuito local con toques en diversos espacios, siempre con gran convocatoria, generando el acercamiento de más público.
Formando parte del MUG (Movimiento Unión Groove) Kunyaza experimenta en primera persona el crecimiento de ese circuito a través de las diferentes convocatorias que realizó el colectivo en los últimos tres años. Son tanto testigos como protagonistas de la movida más fuerte de Rosario.
Festivales sold out; conciertos masivos al aire; fechas en otras ciudades: Kunyaza fue puliendo la propuesta artística al mismo tiempo que afirmaba su autogestión. Desde la sustentabilidad, caminaron a paso firme a raíz de singles y shows convocantes. Con velocidad crucero y con ganas de más, el año pandémico lxs sorprendió como al resto del mundo, demandando maniobras evasivas urgentes.
Veníamos muy activos y proyectando un año hermoso” confía Canals. “Al principio fue confuso. Después nos enfocamos derecho en la creación y la producción de nuevas canciones. Cuando arrancó la pandemia habíamos lanzado el videoclip de «ANIMAL» que nos había re cebado y motivado a seguir”.
Soportando las olas pandémicas Kunyaza publicó un puñado de sencillos para contrarrestar tanto encierro: ANIMAL, Karma, Siento que corres y Quiero verte. Cada novedad fue presentando cambios en la instrumentación, demostrando que el confinamiento había sido invertido en un trabajo arduo de estudio y producción.
Teníamos un plan aproximado de los lanzamientos que queríamos hacer el resto del año. Le metimos a eso y tratamos de hacerlo de la manera posible en esta realidad”, cuenta Canals.

El verano de 2021 reencontró a Kunyaza con el público luego de un periodo de silencio obligado.  En febrero compartieron escenario con Los Cuentos de la Buena Pipa en el Anfiteatro del Centro Cultural Parque España para el ciclo Cuando el río suena.
Esa fecha, que colgó el cartel de localidades agotadas a las pocas horas de habilitados los puntos de venta, terminó con la necesidad de adrenalina. Desde entonces están enfocados en un segundo álbum que espera edición en 2021.
La energía del vivo, por supuesto, sigue siendo irreemplazable. En ese aspecto, el baterista apunta: “es tremenda la abstinencia. Hay momentos que son más fuertes que otros. Últimamente hay cierta resignación, tengo que reconocerlo. Las energías se van canalizando en otras acciones como la producción de música nueva para compartir con la gente”.

Lucas Canalda

 

Si te gusta lo que hacemos RE DA invitarnos un cafecito
para poder seguir produciendo ☕

 

comentarios