LAS PIÑAS: SURFIN BIRDS PLATENSES

Las Piñas pasó por Rosario para destilar mucha electricidad en el marco del Festival Rompe Crea

 

El Festival Rompe Crea es el puntapié inicial a una serie de encuentros mensuales que el sello Rompe propone para lo que resta de 2016. La propuesta del sello rosarino es un emprendimiento artístico que exuda diversidad proponiendo distintos lazos que atraviesan lo musical y toman dirección de performático. A través de una dinámica de dos escenarios se busca una experiencia donde lo sonoro nunca cese, acunando música, danza, arrojo audiovisual y un inefable maestro de ceremonias. Esta primera aproximación toma lugar en el Galpón de la Música y recibe un line up para disfrutar de una amplia paleta musical:  ColoniIkoColokio, Las Piñas, Marisco Cantor, AguaViva, Cepillo,  Franco Conocchiari, Joel Hongo Ocre, Musha Soul, entre otros. Las Píñas, dúo platense, llega por primera vez a Rosario aterrizando a metros del Paraná, situación ideal para estas muchachas amantes de la vida al sol. Integrado por Sofía Cardich, cantante y guitarrista, y Antonela Périgo en batería y coros. Aaron Marshall (sí, es su nombre real, su DNI no miente) es el bajista invitado que le suma potencia al grupo en directo. Antes de su debut rosarino conversamos con las recién llegadas y recorremos parte de reciente camino.

Los tres trabajos que pueden escucharse en su esquina de bandcamp El Perro Beach EP (2015), Espanto Caribe (2016) y Crucero Caribe (colgado en junio) son fugaces y magnéticos. Atrapan e inmediatamente piden otro play. Las criaturas de Las Piñas son rafagas que flotan cómodas sobre el surf rock, lo que hace especiales a estas canciones es el minimalismo de las letras que al combinarse con altas dosis de reverb eleva la apuesta hacia un trance hipnótico y psicodélico que invita a sacudirse tarareando melodías sencillas y pegadizas como bubblegum pop. Será por eso que atraparon la atención del sello texano  Yippee Ki Yay Records que editó sus trabajos el año pasado e invitó al dúo a girar por el país del norte. Cardich canta (¿o murmura?) y el reverb forma una nube que desafía lenguajes para transformarse en otro instrumento musical, bien universal y contagioso para cualquier humano interesado en las melodías. “No jugamos tanto con las voces, lo queremos hacer lo más lineal posible. Bandas como Las Robertas nos influenciaron en ese estilo de ser más espacial. Cuando grabamos el disco siempre le dijimos al ingeniero metele mucha reverb. En los temas que están saliendo ahora estamos intentando jugar más con coros, para que sean atmósferas más grandes” especifica la dueña de la voz en cuestión. La mujer tras los parches agrega “Si bien para nosotros la letra es importante, no nos importa que tenga mucha reverb y que no se entienda lo que cante Sofía. De hecho, cada persona piensa cosas diferentes de las letras, cada uno entiende lo que quiere”.

– Ese tratamiento de las voces puede ser tener un grado de atracción en el gran feed back que tienen de afuera

Sofía: intentamos que la voz sea un instrumento más. Un colchón en todos los temas.
Anto: Las letras las escribimos pero realmente son muy banales.
Sofía: no hay un mensaje que escuchar.
Anto: En Estados Unidos nos pasó eso. La gente no entendía nada pero nosotras estábamos cantando y podían encontrarse con la música de todas formas.

– La espontaneidad, que sean medias desfachatadas, las aparta de lo que puede ser la típica conducta del indie, medio apático y pretendiendo ser cool.

Anto: es lo que intentamos, si bien somos hijas del indie, nacidas y criadas escuchando música indie, intentamos separarnos un poco de eso para intentar hacer otra cosa. Si lo conseguiremos o no, no sé porque estamos muy nutridas por eso. Empezando porque tratamos de no darle tanto pelota a las letras o el sonido de nuestra guitarra que no es igual a todo lo que está sonando. Lo que hoy tratamos de buscar sonoramente queremos que se diferencie. Es un proceso igual.
Sofía: Es que el indie es muy grande. Yo no me identifico con el indie platense. Él Mató está increíble pero no sonamos así. Somos un poco más garageras.
Anto: somos una banda del indie, igual.

– ¿Cómo surgió la oportunidad de ser editadas en Estados Unidos?

Sofía: En febrero subimos nuestro EP “El perro beach” a bandcamp y en marzo ya nos estaba hablando un chico de Texas, Ryan, que nos quería editar en su sello. Nosotras le dijimos “naaahhh” porque hacía un mes que estábamos tocando. Nos respondió “OK, piénsenlo”. Seguimos hablando con él y en agosto le dijimos que si todavía lo quería editar, perfecto. Así que editamos un cassette con dos temas en cada lado y salió. Ahí comenzamos con el contacto de ellos que nos hicieron movida y prensa allá.
Anto: sí, sobre todo en Texas, hogar del sello. Cuando fuimos a tocar hubo un montón de gente que nos fue a ver a nosotras. Fue muy loco porque estaban esperándonos.
Sofía: el último día tocamos en San Antonio (TX), en el Hangover Fest de Burger Records, junto a bandas increíbles. Había tres escenarios y estaba lleno de gente. Increíble. Eso fue trabajo del sello. Nos movió todo el año, nos ayudó a hacer la gira a través de una productora conocida.

– ¿Cuál era el público que los iba a ver?

Sofía: Mucho público latino, muchos mexicanos, re buena onda. Capaz que arrancaban hablado en inglés pero luego se relajaban y me decían “Ey, yo soy mexicano”.
Anto: lo que pasó allá fue que mucha gente de habla hispana nos iba a ver porque sabían que éramos de Argentina y que cantábamos en español. También en varios puntos era mixto el asunto.
Sofía: Lo que sorprendía era que veníamos de un país como Argentina. No era que veníamos de México, veníamos de Argentina y era alto viaje. Mucha gente argentina y uruguaya nos fue a ver. Se acercaron cuando se enteraron que éramos de acá.  Lo loco siempre es ver a los norteamericanos que sin entender sobre la banda se re copaban.

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En los últimos tiempos la ciudad de las diagonales se vio sacudida por el cierre de varios espacios dedicados a recitales y otras expresiones artísticas. El caso que más relevancia adquirió a nivel nacional fue el del clásico bar Pura Vida, con más de dieciséis años de trayectoria y algunos más de antes, bajo el nombre de Flamingo. Ante las clausuras e idas y vueltas legales, la comunidad platense respondió con sucesivas marchas y un grito generalizado que tomó fuerzas en los incontables artistas que pasaron alguna vez por el espacio. Finalmente, hace pocos días, la noticia fue que finalmente Pura Vida seguiría trabajando y albergando pequeñas historias que están contándose en el presente. “Estos últimos tiempos han sido muy turbulentos por las cosas que son de público conocimiento, muchos lugares cerraron, fueron clausurados, cada vez hay menos lugares para tocar pero, justamente por eso, se están armando muchas más movidas. Una contracultura medio rara que se está dando hoy por hoy debido a la situación” comenta la baterista sobre la actualidad de su ciudad. Sofía agrega, “La Plata siempre fue así, muchos lugares abriendo y cerrando. Es un caso especial el de Pura Vida que está abierto desde hace tanto tiempo. Está buenísimo que exista. Seguramente mientras más lugares cierren más movida todavía más under va a haber. Eso en la ciudad estuvo: tocar en casas, en sótanos, estaría buenísimo que vuelva eso también”. A la conversación se suma Marshall, que también tiene experiencia en el circuito: Es un momento muy difícil porque se está dando a cambio de gestión que afecta tanto al país como a La Plata. Ahora se logró que se retenga la clausura de Pura Vida, lo que están buscando desde la intendencia es encontrar un lugar nuevo, lo quieren quitar de la zona. El tema es que si logran cerrar Pura Vida van a ir por todos los demás espacios que funcionan a base de otra cosa, estamos hablando de casas y centros culturales. Entonces si un bar de las cualidades Pura Vida cierra sus puertas no sé qué le espera a los demás. Es un momento muy difícil, por ahora se está sosteniendo la situación de cierre. “Lo que es la movida artística, musical, de La Plata no va a morir nunca porque la ciudad es todo esto que comentamos, la movida under, pero sí es un momento difícil al que la gente salió a hacerle frente a todo y consiguió muchos cosas, por ejemplo, que Pura Vida no cierre. O como no podíamos tocar en lugares abrieron las puertas de casas o se abrieron nuevos centro culturales para poder tocar. Es así, siempre será así” concluye Périgo.

Tiburones hambrientos, caribes espantosos, anhelo de pizza, Hula hula, Batman, corazones destrozados: el minimalismo de sus letras no es impedimento para que Las Piñas tengan un amplio imaginario propio. Ese mundo se alimenta de sus canciones y de todo lo que crecer a partir de ellas: recitales, disfraces, videos, gráficas. El dúo sabe comunicar y construir su universo con cada paso importante que dan. El video de “Panteras” podría ser un corto experimental de la factoría de Roger Corman, una escena borrada de su gloriosa Rock ‘n’ Roll High School, con Riff Randell corriendo por ahí pensando en su amados Ramones. En el clip, las chicas aparecen uniformadas como porristas de Las Piñas University y comienzan a tocar en el gimnasio de la respectiva institución hasta que dos equipos de basquet comienzan a disputar un partido con la banda en medio de la cancha y lentamente la testosterona da paso al bullying. No pasará mucho tiempo hasta que la propia banda haga justicia proto-gore sobre los jugadores. El imperdible video fue editado por la misma Périgo. “Es muy loco porque el uniforme de Piñas University que lucimos en el video es un disfraz que hicimos para tocar en Paraguay en una fiesta de Halloween y éramos porristas asesinas de nuestra propia universidad. Y nos decidimos usarlo de nuevo porque está buenísimo el traje y salió este video y pudimos mecharlo con eso” detalla sonriente Cardich y su socia comenta, “le damos pelota a eso. Hay algo buscado estéticamente. Trabajamos mucho en eso”.

–  Ustedes también construyen mucho desde las redes, saben aprovecharlas

Anto: es una de las claves del presente que estamos teniendo, más allá de la música. Hoy por hoy se le da mucha importancia a las redes sociales. Bien empezamos la banda fue lo que nos recomendaron: ahora twitter, ahora instagram, ahora tumbler, háganse una cuenta en todos y agiten por todos lados. Hicimos caso a ese consejo y funcionó, hay un público para cada red social.
Sofía: Cada país tiene su red y pertenencia. Se puede tener más alcance para expandir la música. Hay tantas bandas, obviamente es imposible conocer a todas, pero bueno, cuanto más alcance podés tener con esas cosas más te puede servir.

– ¿Se puede dar fe de que la repercusión de twitter o instagram corta entradas? ¿Va más gente a los recis? ¿Se puede medir eso?

Sofía: bueno, te tendríamos que hacer una encuesta (risas), pero lo que nos pasó en EEUU fue que mucha gente que conocimos en los recitales nos decía “yo las sigo en instagram” o “las conocí por twitter”.
Anto: Cuando tocamos en el festival South By Southwest fue porque nos conocieron por twitter. Nos invitaron a tocar en el SXSW, en un show zarpado de una revista de mujeres llamada She Shreds y ahí tocamos junto a Thee Ohh Sees. Todo pasó porque nos escucharon por twitter. Nos conoció, nos escribió y nos invitó a tocar. Es raro lo de las redes sociales, un asistiré a un evento no significa que esa persona vaya a ir a verte, es un parámetro ficticio pero no tanto a la vez. Las redes nos dieron posibilidades en muchas cosas, por ejemplo bandcamp, por eso tenemos un sello que nos edita en Texas, nos escucharon por internet. En un mundo en el que cambia todo tan rápido hay que estar activo, no quedarse con lo anterior.

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La gira por Estados Unidos no solamente agrega experiencia, chapa, contactos y mil anécdotas maravillosas al grupo. El tour provee otro elemento de extremo atractivo y riqueza postal creativo universo del grupo. Así como las highways sos pieza intrínsecas de muchas de canciones, las mugshots se han convertido en inobjetable presencia en la iconografía de muchos artistas. Las Piñas se suman al honor de tener foto detenidas sosteniendo cartelito identificatorio. Meses antes que Moria Casán vistiera el naranja, hubo una argentina que se calzó el mono de ingreso que lucen las famosas internas de Litchfield y de todo el sistema penitenciario norteamericano. “Uno de los últimos días de la gira, estábamos llegando tarde a tocar a St. Augustine, Florida”, relata la joven que le primereó el naranja a la diva nacional, “a nos estábamos yendo, esto fue un jueves y el lunes nos íbamos. Estaba manejando yo, justo atravesando el estado de Georgia y aceleré más de lo debido. Estaba yendo a unas 80 millas por hora y el límite era de 70”.
Anto: Íbamos escuchando música al palo, emocionadas como en una película, solo nos faltaba sacar los brazos por la ventana y cantar al aire.
Sofía: No había nada atrás y de golpe aparece un policía  Le digo a Anto “Jodemé que me está siguiendo”. De repente el policía nos estaba siguiendo, había salido de la nada, entre los autos. Hice una maniobra para correrme y dejarlo pasar pero efectivamente nos estaba siguiendo. Paro, le muestro los papeles y cuando los mira me dice “Bueno, me vas a tener que seguir a la oficina del Sheriff”. Yo pensé “Uhh, la puta, se llevó mis papeles, lo voy a tener que seguir”. Lo seguimos por un camino que no terminaba más.
Anto: no era la oficina del Sheriff, era la cárcel local.
Sofía: Me hizo bajar del auto y entrar por detrás del lugar. “Deja todo acá, no podés llevar nada, solo la plata” me dijo. Cuando entro viene una tipa, una policía, re mal a ponerme contra la pared, me tocó y revisó toda. Me dijo “ahora contra la pared y ponete esto” y me da el mameluco naranja. Yo me quedé tipo “ahh, me estás jodiendo. Pago la multa y ya fue, no es necesario todo esto”.  Me sacaron fotos, me tomaron las huellas digitales. Todo esto porque si no pagabas la multa por exceso de velocidad te tenías quedar en la cárcel. Pregunté cuánto y era bocha de plata que no tenía.
Anto: pasó una hora y yo estaba afuera en el auto sin saber nada de lo que ocurría adentro.
Sofía: Me metieron en el cuarto con el teléfono para ver qué hacía.

– El clásico “tiene derecho a una llamada”

Sofía: Sí, estaba ahí al final para hablarle a ella que estaba en el auto pero al final no. Pagué y me fui en un estado en el que estaba por ponerme a llorar o a reír. Todavía estamos esperando que salga la foto en la cárcel.

Txt: Lucas Canalda
Ph: Renzo Leonard

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