SUR DU MONDE: CANCIÓN LLÉVAME LEJOS

Con “A siete jardines del sol” su tercer esfuerzo discográfico, el quinteto rosarino vuela hacia una dinámica de canción que los fortalece y nutre de una energía renovadora

En 2015 Sur Du Monde presentó “A siete jardines del sol” (Fluorescente Discos) y un inédito capítulo comenzó para el grupo. El recibimiento del flamante trabajo fue elogioso y la primera década de vida los encontró renaciendo y redescubriendo el camino transitado. La canción, la constante que la banda acuna desde sus primeros tiempos, reveló al grupo que puede otorgar nuevas vidas y horizontes siempre y cuando se la conozca, trabaje y cincele con paciencia y esmero. Integrada por Pablo Cravzov, cantante y guitarrista,  Sebastián Martino, guitarrista, Lautaro Araudo en teclados  y con la base formada por Walter Randisi tras los parches y Manuel Mori en las cuatro cuerdas, la banda marca un quiebre en su carrera con el cálido poderío de estas siete canciones que respiran naturalidad y sencillez. Piezas como “Voyeur” y “El jardín” marcan un sendero  estético a futuro. Con calma y una adquirida experiencia dentro del estudio las cosas se simplificaron al momento de trabajar en nuevos temas y eso marcó un rumbo de sensibilidad melódica que parece flotar con calidez hacia el sol. “Alguien llama y creo que puedo/Y tal vez si me quedo/Tal vez si me esperan” canta Cravzov en la conmovedora “Laberinto” inspirada por la búsqueda de las Abuelas de Plaza de Mayo. La canción y sus equilibrios es una fórmula alquímica que el grupo busca desde sus orígenes -más precisamente, el debut, una noche del 2006 en el desaparecido Espacio Cero– y que muestra en “A siete jardines del sol” el resultado de una ardua búsqueda y el trabajo constante para crecer, formarse y superarse. “Hay algo que siempre decimos, casi como principio. Cada paso tiene que ser mejor que el anterior. O mucho mejor que el anterior, si es que se puede. Hace unos años tenía que ver con mejorar el sonido, con equiparse, con prestarle atención al audio de cada cosa” relata Pablo mientras pasa el mate a quien corresponda. Inmediatamente prosigue con su experiencia y toma aire para meterse frenético en sus palabras, “también, a medida que íbamos componiendo canciones nuevas, tenía que ver con hacer canciones de las que podamos sentirnos orgullosos siempre. Nos ha pasado, calculo que le debe pasar a muchos, de tener canciones que ya no querés tocar más o qué escuchás y decís “¿Para qué hice ésta canción?”. El tema viene por ahí, de laburar las cosas, de superarnos. Si ya hicimos un disco de determinada manera, con tanto presupuesto, o con tal producción, intentando tal cosa, vamos a tratar de dar un paso mejor laburando. Nosotros tenemos una libertad que nos permite ir buscando distintas cosas sin que nadie esté imponiendo nada”. Martino, miembro fundador junto a Cravzov, remarca sobre el grupo, “lo que siempre tuvo Sur Du Monde es un adicional, un plus de creatividad por el aire nuevo. Por ejemplo, de repente si en Rosario no hay lugares para tocar, buscamos alternativas, pensamos en localidades nuevas, pueblos chicos. Hay bandas que se frustran o terminan estancándose ante problemas similares. En momentos en que la creatividad musical no estaba buscamos otro motor que nos incentive, por ejemplo, viajar. Eso nos daba lo que nos estaba faltando en la parte musical. La explosión creativa musical no está siempre. Uno necesita otra fuente de energía para seguir hasta que vuelve la creatividad. Nosotros siempre buscamos la alternativa para nunca caer y estar siempre ahí arriba, trabajando”.

– Hay un renacer en el nuevo álbum. Difícil también decir eso cuando hay un disco previo y otro material dando vueltas. Es valiente aceptar ese renacimiento pero también es jodido darle la espalda a lo anterior.

Cravzov: me parece que este último disco, es el primero de una nueva etapa. El que no contamos es el primero, un disco demo, el primero sí lo contamos, por ahí no estamos muy identificados con lo que se plasmó ahí. También sabemos que nos dio algo que en ese momento nos sirvió. Ahora ya estamos con otra cabeza. El reciente es una nueva dirección. A siete Jardines del sol es estrictamente lo que yo más siento como un disco, siento que hay una coherencia interna. Un disco no es solamente una colección de canciones, todo tiene que integrarse.

– Es notable la consistencia de las canciones, supieron condensar en ellas un proceso de trabajo ordenado, se sienten equilibradas, eso es un aprendizaje en la forma de trabajar en la composición y dentro del estudio.

Cravzov: hacer música es una síntesis entre libertades y restricciones. Anteriormente decíamos “salió esta canción y vamos a darle para delante” o “esta parte dura cualquier cantidad de tiempo y bueno, vamos”. Este último disco lo hicimos con otra cabeza, pensando en no repetir y sabiendo qué elegir. Nos dijimos “a ver, este tipo de rasguido no lo vamos a hacer más”. Probablemente la coherencia tenga que ver con restringirse mucho más de lo que se libera.

Mori: al componer un disco corto los límites que nos pusimos nos llevaron a momentos tensos. Hay muchas canciones para elegir pero teníamos que elegir siete. Y hubo que ponerse de acuerdo, cerrando sobre temas que por ahí a uno le parecía que iban pero al otro no.

Cravzov: lo que pasó fue que veníamos de un tiempo en surgían muchas canciones nuevas y teníamos otras tantas que no estaban terminadas y con las que no pasaba nada. Corría el tiempo y las canciones seguían ahí, ensayamos tres meses y nos acordabamos que las habíamos dejado olvidadas. Lo que hicimos fue parar con todo, retomarlas, darles forma y ahí grabamos el disco. Eso mismo de parar fue lo que no habíamos hecho antes.

Festival South by Southwest


Desde su primera edición en 1987, cada mes de marzo el centro Austin, Texas, es tomado por asalto por propuestas artísticas que no conocen barreras idiomáticas ni estilísticas. Con cada nuevo SXSW parte de la ciudad -hay que tener cuidado dónde pisar, después de todo, sigue siendo Texas- vibra cuando cientos de artistas del universo cinematográfico, musical e interactivo dan rienda suelta a sus propuestas a través de charlas, recitales, conferencias, paneles, y toda forma posible de comunicar y mostrar lo que uno tiene para ofrecer. El centro de Austin se inunda de propuestas llegadas de todas las esquinas del mundo buscando compartir universos creativos y llevarse experiencias de aprendizaje. En 2016 fueron tres propuestas musicales de nuestro país las que se escucharon en el festival norteamericano:
Lulacruza, Sur Oculto, y Sur Du Monde. Hay una convocatoria abierta para el festival que se hace a través de la plataforma Sonicbids en la que aplicamos por primera vez en 2015 y no pasó nada” detalla el cantante sobre cómo surgió la posibilidad de formar del encuentro internacional “La segunda vez que aplicamos lo hicimos pensando que teníamos bajo el brazo el disco nuevo. No tuvimos mucha expectativa hasta que un día llegó un mail y de repente “bueno, nos vamos al festival”. Encima nosotros veníamos de armar una gira por Europa del este. Ya teníamos  veinticinco fechas confirmadas. Comenzábamos en Estambul, íbamos hasta Berlín pasando Viena, Budapest, por otras tantas ciudades. En Berlín nos tomábamos un avión hasta Barcelona donde teníamos cinco fechas. Muchas fechas pagas, muchas otras en hostels donde teníamos intercambio, nos dejaban dormir a cambio de nuestro show. Teníamos todo cerrado y lo único que estábamos esperando era que el Fondo de Cultura de la Nación nos diera los pasajes. No nos dieron los pasajes (risas) así que nos metimos la gira literalmente en el olvido (risas). Quedamos bastante frustrados, caímos en un pozo. Encima veníamos tocando un montón, hicimos treinta fechas ese año, entonces quedamos medio perdidos. Fue en ese preciso momento cuando apareció el mail del festival South by Southwest que nos sacudió y rescató”. “Inmediatamente fue el comienzo de toda una empresa. Fue una maratón para sacar las visas, de planificación, de cada uno ordenar su vida personal, de acomodar todo para poder viajar. Una vez allá valió todo la pena” recuerda Mori entre sonrisas y alivio.

– ¿Cómo se prepararon musicalmente? Es algo maravilloso, una oportunidad única y por ende hubo que prepararse en muchos sentidos, imagino.

Martino: lo pensamos mucho. Primero por una cuestión operativa. No sabíamos qué equipos íbamos a encontrar allá, ¿qué onda el backline?. ¿Nuestros instrumentos los llevamos? ¿Llevamos todo nuestro equipo o armamos algo especial? ¿Hacemos algo acústico o electroacústico? ¿Batería completa o no? No sabíamos nada al principio, se fue armando. El tema logístico fue el más importante. Uno va a un festival musical internacional no convencional. Si uno va a un festival convencional sabe que tiene un backline muy bueno. Acá es algo diferente, tenés muchos bares que forman al festival, cada bar tiene su backline, su sonido. Era todo bastante…no sé cómo llamarlo…

Mori: caótico

Martino: Sí…digamos, no sabíamos cómo organizarnos al principio. Si íbamos eléctricos, tal vez era asumir un riesgo mayor porque no sabíamos con qué contábamos, si íbamos acústicos, lo mismo. Después decidimos ir en formato electrónico pero simple: guitarras pero sin sintetizadores.

Cravzov: redujimos todas las pedaleras y de hecho viajamos sin guitarras, las compramos allá. Fue arduo el tema previo pero decidimos sonar lo más fiel al disco que nos fuera posible. El formato acústico es un formato muy amigable porque es práctico y las canciones se lucen de otra forma pero prevaleció el criterio de sonar lo más cercano al disco posible

– A propósito de formatos para tocar en vivo, en Rosario se atraviesa una problemática que afecta a los recitales: cada vez hay menos lugares para tocar, algunos exigen un formato más amable en cuanto a volumen, a veces eso impide una presentación como corresponde. Mientras cierran los espacios aptos para distintas propuestas los grupos van buscando nuevos lugares pero pareciera que se dispersan más y más. Algo que comentan muchos músicos jóvenes es que no existe una escena, coinciden en la gran movida de bandas pero eso no es algo que signifique una escena.

Randisi: Un poco de eso hay. Yo tengo casi cuarenta años y viví otras épocas de la ciudad. Hablo de bandas como Degrade, Sucesores de la bestia, El Regreso del Coelacanto, grandes festivales en el Monumento. Yo llegué a ver bandas en Amenábar, en el parque Alem todos los domingos. Se perdió un poco eso y se redujo mucho la cantidad de lugares para tocar. Hay una escena pero es una escena muy careta, eso hay que decirlo. Hay cuestiones que yo con mis años no veía antes, o quizás están más acentuadas ahora, o puede que recién las esté viendo ahora. También sé que todo eso va a cambiar o tengo la esperanza que eso cambie. Rosario siempre fue un pueblo de música interesante que ahora está estancada, aunque es muy raro decir eso. Me parece que los faros están apuntando hacia otro lado. Nosotros siempre nos planteamos hacer música para cambiar esa cuestión. Conocemos muchos músicos que están frustrados, que están enojados con ellos mismos, con su propia música. Me parece que ahí está el desafío también, en girar el faro otra vez hacia nosotros a través de la música porque otra cosa no sé hacer, yo hago música, no edificios. La escena la hacemos nosotros, hay que sincerarse con eso también.

Martino: Hay una movida, no una escena, está todo muy disperso. En términos comparativos, con el movimiento que hay en Córdoba, en Villa María hay una escena, bandas que tienen una estética musical, se re nota que tienen una misma onda. Acá hay bandas pero no hay una estética musical coincidente en varias bandas, hay muchas pero muy dispersas, no tan compacto como el caso de Villa María.

Cravzov: También sucede que hay muchos colectivos que tienen más ganas que propuestas. Si te ponés a contar capaz que podés encontrar una bocha de bandas para armar una escena, las propuestas sobran. El problema sigue siendo que no hay una conexión real entre las propuestas y la gente. No podés sobrevivir así. No puede armarse ninguna escena sin gente. Rosario podría ser una ciudad que tengo un público de la movida que sea de doscientas a quinientas personas y son de cincuenta a ochenta. Esa gente que vemos siempre que hasta son los mismos músicos.

Randisi: somos los músicos que vamos a ver presentaciones de discos.

Cravzov: Cuando Coki (Debernardi) presentó el disco en el (Teatro) Príncipe de Asturias había cientos de personas, estaba al palo. Esos cuatrocientos tipos y flacas que estaban ahí, de cara, los conocía a todos. De los recitales, de los bares, yo los conocía de verlos. Muchos eran gente grande que ya no van a recitales. No hay un lazo entre las propuestas y la gente. Sería muy saludable que exista un grupo de gente más grandes que pueda apostar, como pasa en La Plata o Córdoba o en otras ciudades donde por ahí uno cree que hay una escena. Igual desde afuera uno lo ve de otra manera, capaz que preguntás y te dicen “Naah, acá es todo una mierda”, desde afuera uno lo ve con cierto romanticismo. En La Plata va gente que va a ver bandas, es lo que hace el fin de semana.  Entonces si vos tenés doscientos tipos que te pagan la entrada todos los fines de semana, eso significa más publicidad, más producción, más desarrollo, más movida, más discos, más todo.

Mori: una circulación constante.

– Paradójicamente hay cada vez más bandas en la ciudad.

Cravzov: siendo una banda con ya cierto tiempo uno empieza a identificar cuáles son los grupos de público que tenemos. Gente que hace dos años iba a todos los recitales y que ahora ya no va más. No importa si sacaste un disco nuevo, no van más porque capaz que ya pasó su etapa de Sur Du Monde o capaz que van a otros recitales, o ya no van más a ver bandas. No podés depender de ochenta o noventa tipos.

– Pero ¿cómo construís un público que acompañe a través de los años? Tenés que conectar con el de 39 y 17 años. Si no terminás tocando para un público transitorio, ochenta personas que se renuevan cada dos años.

Cravzov: Sí,cada dos años. La alternativa es tocar afuera. ¿Por qué durante tanto tiempo fue Buenos  Aires el único lugar de donde salían las bandas? Porque ellos no piensan en lo que estamos comentando nosotros, ellos piensan en lo nacional.

– Sur Du Monde siempre tuvo claro eso. Nunca fueron de pensar “Rosario y luego Buenos Aires”, siempre tuvieron un kilometraje federal. Tocan seguido en Capital Federal y también por varias provincias, en ciudades grandes y en pequeñas localidades. Asimismo fueron parte de festivales del norte y supieron cruzar a países limítrofes.

Cravzov: Una necesidad de tocar constantemente. Muchas veces hicimos fechas que no nos sirvieron para nada, acá en Rosario, en Buenos Aires o en otros lados. Bajo esta premisa de tratar de mejorar siempre, nos dijimos las fechas tienen que garpar por algún lado. Capaz que vas a tocar a un pueblito y te va a ver gente grande o muy chiquita, gente que no podés capitalizar como público, pero esa fecha tiene un cachet y eso sirve para producir o financiar una fecha en la que vayamos a riesgo o para atrás. Un poco hacer una síntesis, un equilibro. También uno desde el prejuicio uno dice “No, ahí no voy a tocar” y por ahí terminamos yendo a lugares nunca imaginados y estuvo buenísimo.

Martino: En Formosa hicimos shows que estuvieron muy buenos. Conocimos mucho y tuvimos re buena onda. Vendimos muchos discos.  Tiene que ver también con que la mitad de la banda no es de Rosario. Pablo es del norte y por ahí se contacta gente de allá. Yo soy de Bigand y conozco muchos bares de pueblos. Eso nos ayudó a poder materializar esa idea de salir a tocar. ¿Vamos a salir a tocar afuera de la ciudad?, bueno, lo hacemos con las herramientas que tenemos y podemos desarrollar.

Cravzov: Básicamente es la pregunta que nos hicimos muchas veces: ¿Cuántas veces podés tocar en Rosario? ¿Vamos a tocar dos veces por año? Me muero de angustia. Nos gusta tocar en vivo, nos moviliza, nos refresca la mente, la pulsión de hacer cosas. Si tenés que tocar solamente en Rosario es tocar dos o tres veces por año y la verdad que nunca nos pareció esa la respuesta.

Txt: Lucas Canalda
Ph: Renzo Leonard

Sur Du Monde forma parte de Fluorescente Discos, sello nacido hace poco en la ciudad de Rosario y que conjuga versatilidad musical en artistas jóvenes. Sobre el sello Cravzov comenta “surgió con la intención de hacer visible los proyectos cercanos con una fuerza de conjunto. Veíamos que las puertas se abrían en muchos casos para colectivos y no para proyectos individuales. Fue una idea que empezó a tomar fuerza a fines de 2013 y en 2014 ya estábamos en marcha. Ganamos Espacio Santafesino y editamos el disco de Sur Du Monde, Muñecas Rusas y de Prima Limón. Este año estamos yendo a las ferias que nos invitan con el puesto de discos y tenemos planeado hacer un festival para fin de año, probablemente en espacio 75”.

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